Bangladés se sume en el caos tras la huida de la primera ministra

Horas después de hacer efectiva su dimisión, Hasina aterrizaba en un aeropuerto militar indio cerca de Nueva Delhi, según han informado medios locales, indicios que concuerdan con el itinerario de un avión militar bangladesí en los registros de desplazamientos aéreos que constan en plataformas digitales. La mandataria concluye así quince años consecutivos al frente del país, veinte en total.

Su caída en desgracia, del poder al repudio, acrecienta los paralelismos de su vida con la de su padre, Sheikh Mujibur Rahman. El líder de la independencia de Bangladés y fundador del Estado fue asesinado junto a la mayoría de su familia durante un levantamiento militar en 1975. Hasina evitó la misma suerte por estar de vacaciones en Europa y se refugió, entonces como hoy, en India. En 1981 heredó el movimiento político de su padre y regresó del exilio para consolidar la democratización tras la dictadura militar de Hossain Mohammad Ershad, concluida en 1991.

El mandato de Hasina, sin embargo, ha estado marcado por una progresiva represión generalizada, con recortes a la libertad de expresión y el encarcelamiento de opositores políticos. El pasado mes de enero, de hecho, Hasina revalidó el liderazgo con una clara victoria electoral en unos comicios boicoteados por la oposición.

Bangladés queda de momento en manos del jefe del Ejército, el general Waker Uz Zaman, quien ha anunciado la dimisión de Hasina por medio de una intervención televisiva dirigida a la nación. El militar, que accedió al cargo hace apenas dos meses, ha mantenido conversaciones con todas las formaciones políticas, menos el partido de Gobierno, y pronto hará lo propio con el presidente Mohammed Shahabuddin para formalizar un Gobierno interino, según ha declarado.

Durante su mensaje ante las cámaras, Zaman ha realizado un llamado por la paz, asegurando que habrá justicia para todos. «El país está atravesando un periodo revolucionario», ha señalado. «Os prometo que impartiremos justicia contra todos los asesinatos e injusticias. [...] Por favor, no volváis al camino de la violencia, retornad a medios no violentos y pacíficos».

Sus palabas han venido a calma la incógnita respeto al futuro inmediato. «Os pedimos que tengáis fe en el Ejército del país. Asumo responsabilidad plena y os aseguro que no seréis decepcionados. [...] Os pido que seáis un poco pacientes, dadnos algo de tiempo y juntos seremos capaces de resolver todos los problemas».

Las protestas comenzaron el mes pasado, a causa de un proyecto de ley que pretendía reservar empleos del sector público para veteranos de la guerra de independencia, interpretado como la oficialización de una red clientelar al servicio de los aliados del partido de Gobierno.

La situación se calmó cuando hace dos semanas el Tribunal Supremo eliminó la mayoría de las cuotas. Las protestas, no obstante, se incrementaron de nuevo exigiendo una disculpa oficial por la violencia contra los manifestantes, la liberación de los detenidos, la reactivación de Internet y la reapertura de los campus universitarios. Desde el comienzo de las protestas unas 250 personas han fallecido, mientras que los heridos se cuentan por miles

Nuevos choques producidos este domingo, una de las jornadas más mortales hasta la fecha con casi un centenar de fallecidos, han provocado la convocatoria de una marcha masiva hacia Daca, desafiando el toque de queda. Tras el anuncio de la dimisión de Hasina parte de la población ha iniciado el saqueo del palacio gubernamental y otras zonas de la capital bangladesí.