El legado de Tombuctú, herido pero no muerto
La Unesco empieza a valorar los daños en el patrimonio de la mítica ciudad malí, que son menos de los que se temían

La comunidad internacional empieza a comprobar con alivio que los daños sufridos por la ciudad de Tombuctú durante el asedio y ocupación durante casi un año por parte de grupos yihadistas y terroristas han sido menores de lo que se temía.
En un primer balance, se estima que se han perdido aproximadamente el 1 por ciento -entre 2.000 y 3.000- de los 300.000 manuscritos y que habrá que reconstruir 11 tumbas y mausoleos, lo que costaría entre cuatro y cinco millones de euros, según la Oragización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Esta agencia espera poder enviar a la mítica localidad un equipo para detallar más esos daños y poder concretar un plan de acción en cuanto las condiciones de seguridad lo hagan posible. Mientras tanto, la Unesco ha organizado una reunión para el próximo 18 de febrero en París en la que se quiere empezar a evaluar daños y sentar las bases de la recuperación de lo perdido.
Hace pocos días que una misión militar franco-malí tomó la ciudad y obligo a escapar a los grupos armados que la han controlado y han llevado a cabo los saqueos y ataques así como tremendos daños a la población local, entre ellos lapidaciones y mutilaciones públicas. Pero la liberación de la villa no impide que esos radicales sigan lanzando amenazas en forma incluso de ataques suicidas, como ya ocurrió en la ciudad de Gao el viernes.
La preocupación por la suerte del riquísimo patrimonio era tal que la directora general de la Unesco, la búlgara Irina Bokova, visitó Tombuctú el sábado de la semana pasada junto al presidente francés, François Hollande, formando parte del primer grupo de auotoridades que se desplazaba hasta la ciudad.
Bokova aplaudió el hecho de que varias familias hayan logrado esconder e incluso sacar miles de manuscritos de la ciudad para evitar que fueran destruidos. La mayoría de los que se han perdido fueron quemados por los rebeldes en la sede del Instituto Ahmed Baba, un erudito que vivió entre los soglos XVI y XVII, antes de huir ante la proximidad de las tropas francesas y malíes.
Efectivamente, desde finales de agosto de 2012 un puñado de responsables de las 32 bibliotecas familiares de la ciudad sacaron en cajas de seguridad, de manera discreta y a bordo de vehículos todoterreno el 80 por ciento de los manuscritos, como cuenta en el diario «Le Monde» Jean-Michel Djian.
Reconciliación nacional
Encuanto a la reconstrucción de las tumbas, la directora general ha dicho que «será importante porque son parte de la identidad de la población. No creo que Malí pueda dirigirse hacia la reconciliación nacional sin la recuperación de este patrimonio», informa France Presse. Los yihadistas las destruyeron porque no permiten, como manda la tradición local, que se rinda culto a santones y sabios locales para nohacer sombra a Alá.
Tombuctú es Patrimonio de la Humanidad desde 1988 y desde los primeros momentos del conflicto, a principios de 2012, la Unesco expresó su temor tanto por la arquitectura como por los archivos que atesora la ciudad desde la Edad Media.
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