La Colmena, una red de venta de alimentos sin intermediarios que nutre a 30 barrios de Madrid
Estos grupos de consumo funcionan bajo la premisa del comercio justo y las compras de proximidad. Suman ya 40 mil usuarios y 600 productores asociados
Siete tiendas de alimentación distintas en Chamberí

Directo de los productores, agricultores, hortelanos, ganaderos y artesanos de la región a los vecinos. Cada semana, en cada barrio, lo que den la tierra, los animales y las manos. Así son las ventas de La Colmena, una red de grupos de consumo que llegó a España desde Francia y que aquí ya congrega a más de 40 mil usuarios, la mayoría de ellos en Madrid, donde funcionan más de treinta mercados.
Sus usuarios buscan comprar alimentos de otra manera, aunando cercanía con calidad, generalmente por una cuestión de valores y preocupación por la nutrición y la sostenibilidad. Temas que en 2014, cuando la plataforma se lanzó en el país (fue creada tres años antes por los franceses Guilhem Chéron y Marc-David Choukroun, que la bautizaron 'La Ruche Qui Dit Oui!', o «¡la colmena que dice sí!») eran incipientes, pero que la pandemia y el cambio climático han hecho subir escalones en la agenda individual y global.
A día de hoy, cada semana se celebran 43 eventos de este tipo en otras tantas localizaciones distribuidas por barrios, 31 de ellos madrileños, con Boadilla, Hortaleza y Guindalera como los de mayor actividad. Las restantes 'colmenas' están en Barcelona, Valencia y Valladolid, aunque la red no deja de crecer y sumar tanto productores como consumidores registrados.
Qué se vende
Todos los productos que se venden y se compran en cada colmena son de la región donde se produce la venta. Es decir, no recorren más de 69 kilómetros de media. Los responsables de la plataforma se ocupan de seleccionar tanto a los proveedores -que son quienes fijan los precios- como a los gestores de cada grupo barrial, que reciben una comisión sobre las ventas para pagar su trabajo de coordinación y organización, pues son sedes autónomas.
En La Colmena se vende, principalmente, fruta y verdura. El tercer producto estrella es la carne, pero también es habitual ver oferta de otros como huevos, quesos, enbutidos, miel artesanal, hierbas y especias o pasteles y dulces.
En Madrid hay desde lo que producen huertas familiares como El Huertecito, que funciona desde 1977 en San Martín de la Vega, aunque también tiene minifundios en Ciempozuelos, Morata y Aranjuez, hasta la explotación ganadera de Alicia Tabernero, quien con su marido tiene 450 cabezas de ganado en Santa María de la Alameda, el último pueblo de la Comunidad de Madrid por el noroeste, donde las cuida con mimo, de forma personal y garantizando una alimentación con cereales seleccionados por la pareja.
O los apicultores ecológicos de Amor y Miel, que recogen lo que elaboran sus abejas en el Parque Natural de la Sierra de Guadarrama, pero también en el zamorano Parque Natural de los Arribes del Duero y la Sierra de Ayllón, en Segovia, bajo parámetros totalmente orgánicos y naturales.
También comercializa sus productos en La Colmena la panificadora artesanal Hornera, de Latina y que usa harinas y semillas ecológicas, masa madre natural y largas fermentaciones, o huevos camperos y otros ingredientes naturales en su repostería.

Cómo funcionan
Gran parte de la labor diaria de Noelia Alcarranza Ohl, responsable en España de La Colmena, está en la selección de los proveedores -hay ya 600 participantes- y la relación directa que se establece con ellos. «A mi vuelta tras haber vivido y trabajado en Estados Unidos, en la Cámara de Comercio y justamente en contacto con productores y exportadores, quise buscar proyectos igualmente relacionados con los sectores productivos pero con un impacto más social y humano. Descubrí La Colmena en redes y justo había una vacante», relata la joven.
El catálogo de proveedores y sus productos en oferta se pone a disposición de los usuarios registrados -la inscripción no tiene coste, hay que apuntarse al grupo, o 'colmena', del barrio de residencia o trabajo- en la web de La Colmena.
Las ventas online duran cinco días, y dos días más tarde se celebra el evento físico para ir a recoger lo adquirido o comprar más allí mismo. El precio que se paga por cada producto o alimento se distribuye en un 77 por ciento para el productor o elaborador, un 10 por ciento para el responsable de la colmena y un 13 por ciento para la empresa.
En estos puestos de responsables de cada grupo de consumo barrial hay en su mayoría mujeres, tanto autónomas como emprendedoras, que buscan una actividad paralela o complementaria, al igual que propietarios de negocios que ceden su espacio para celebrar estos mercados de alimentación como forma de diversificar su negocio.
«Son personas con perfiles muy diversos, pero todas ellas se sienten muy vinculadas a la filosofía y los valores del proyecto y a apoyar una manera alternativa de consumir«, asegura Alcarranza.
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