El mensaje que esconden las primeras palabras de Ana Obregón tras tener una hija por gestación subrogada
El papel de psicólogos y psiquiatras es fundamental para tratar el duelo no resuelto
El resquicio legal que permitirá a Ana Obregón traer a España a su hija nacida por gestación subrogada
La teoría que cobra más fuerza sobre el padre del bebé de Ana Obregón

«Llegó una luz llena de amor a mi oscuridad. Ya nunca volveré a estar sola. He vuelto a vivir». Estas han sido las únicas declaraciones que ha hecho de momento Ana Obregón tras darse a conocer que se ha convertido en 'madre' de una niña nacida por gestación subrogada a los 68 años.
«Esa frase dice tanto de cómo está, de cómo se encuentra... Pero no todo vale», comenta a ABC Lara Ferreiro, psicóloga. Para la experta, la bióloga ha llevado a cabo su deseo de ser madre «desde el duelo no resuelto».
Para entenderlo, conviene recordar que la también actriz perdió a su único hijo, Álex Lequio, en mayo de 2020, con solo 27 años y a consecuencia de un cáncer. Un año después, murió su madre y en 2022 falleció su padre.
Para Ferreiro, en situaciones así, los trabajos de los psiquiatras y psicólogos son fundamentales. «Nunca se supera la muerte de un hijo», explica. De hecho, quienes pasan por ello, aseguran «estar muertos en vida y se mantienen vivos porque no hay más alternativa. Pero es un proceso tan doloroso que su día a día se traduce en una anestesia emocional constante».
Para Ferreiro, adentrarse en la maternidad como medio de sustitución de los traumas vividos, es un error. «Al principio, se idealiza la idea y se vive con una euforia maravillosa pero irremediablemente vas a estar comparando a ese bebé con el hijo difunto. Es inevitable», advierte. «De hecho -añade- los padres y madres que sufren una muerte perinatal o pierden a su bebé al poco de nacer y luego tienen otro, les comparan constantemente e incluso les llegan a poner el mismo nombre. Sin ser conscientes, se les traumatiza».
La psicóloga, a su vez, señala otro aspecto importante: «Es fundamental no tener el ciclo vital alterado, es decir, saber que ahora me toca ser madre o ser abuela. No se puede desarrollar un rol que no te corresponde pero aún más importante es asumir qué rol ya se me ha acabado».
Por otro lado, está la pequeña Ana. «Esa bebé se quedará huérfana pronto y tendrá que aprender a vivir con una presión mediática, crecerá bajo la sobra de su hermano, se la comparará constantemente y todo ello podría ocasionarle numerosos problemas de identidad», explica Ferreiro.
Ana Obregón, además, ha llevado con absoluta discreción el asunto y, a excepción de Alessandro Lequio, padre se su hijo, y de sus hermanas Celia y Amalia, nadie de la familia ni de su entorno conocía los planes de la actriz.
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«Hay que evaluar muchísimo las consecuencias y no hay que anteponer las necesidades de un adulto a las de los niños», recuerda la experta, porque «los hijos no son tiritas».
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