«Con un adolescente es importante elegir las batallas que queremos librar»
La psicóloga Mariana Capurro explica cómo hacer para no perder con tu hijo la conexión que tenías hasta ese momento
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Un día cualquiera, a tu niño de 11 años parece que le da alergia compartir dos segundos más de los necesarios contigo. Lo peor, es que no sabes ni cómo has llegado hasta ahí. Llevas tiempo sintiendo que la sombra de la adolescencia acecha, ... como si se tratara de un callejón sin salida, al que inevitablemente vamos a llegar. Hasta que, inevitablemente, llega. Y una buena mañana, solo gruñe y la desesperación te saca de tus casillas. ¿Cómo hacer para no perder la conexión que teníamos hasta ese momento?
Lo primero, apunta la psicóloga Mariana Capurro, autora de la página de Instagram 'Permiso para Educar', sería cambiar el enfoque. «Llegamos a la adolescencia de nuestros hijos acostumbrados a otra mirada. A esa mirada que anteriormente nos idolatraba, nos necesitaba cerca todo el tiempo, y sobre todo nos buscaba constantemente para tomar decisiones. Debemos asumir que en la adolescencia, nuestros hijos nos siguen necesitando, pero muchas veces, manifiestan lo contrario, y nosotros como adultos maduros emocionalmente somos quienes debemos saber cómo actuar».
Es primordial, prosigue Capurro, «tener en cuenta es que nos siguen necesitando, pero ahora de otra manera. Es fundamental entender que en esta etapa, necesitan una mayor autonomía, y no es nada personal contra nosotros, sino que es parte de una desarrollo normal, y como tal se debe respetar«.
La otra gran clave, advierte esta experta, sería seguir trabajando la comunicación y ante todo «ser capaces de mantener diálogos que no vayan constantemente cargados de juicios de valor. Es evidente que en algunas ocasiones no vamos a estar de acuerdo en determinadas cuestiones con ellos, y no necesariamente tenemos que intentar siempre hacerles cambiar de opinión para llevarlos a nuestro terreno, sino que por el contrario, es importante que sientan que respetamos las diferentes opiniones que tienen, como algo valido también. Juzgar sus opiniones e ideas, como ideas sin fundamento o «inmaduras» no hará más que alejarnos de nuestros hijos, y conseguir que dejen de tenernos en cuenta cuando necesiten confiarnos algo. Esto no quiere decir que debemos aceptar todo lo que nos digan, por supuesto que hay limites que deben seguir estando, se trata de recibir sus opiniones, entendiendo que tienen tanto valor como las nuestras«.
En este sentido, uno de los principales errores en los que solemos caer, advierte esta psicóloga, es el querer transmitirles ideas y conocimientos, como si lo hiciéramos a otro adulto, dándoles nuestra opinión argumentada en un largo sermón, que poco les sirve para aprender algo. A juicio de Capurro, «tenemos que ser habilidosos en el diálogo, encontrar el momento oportuno, compartir con ellos nuestras emociones, o vivencias similares que ahora estén ellos experimentando y que antes hayamos vivido nosotros».
Es importante, prosigue, «encontrar la oportunidad del diálogo para sacar temas más difíciles como podrían ser sobre sexo o drogas en situaciones cotidianas que puedan darse. Por ejemplo, cuando estamos viendo una película, o siendo testigos de alguna situación en la calle. No es bueno esperar a que vengan ellos a hablarnos de temas difíciles, siempre tenemos que ir un paso por delante, porque si nosotros no les brindamos la información que necesitan saber, posiblemente vayan a buscarla a internet o entre sus amigos. Así que por muy difícil que sea la comunicación con ellos, es necesario tener la capacidad de abordar determinados temas para asegurarnos de que tienen la información correcta«.
Cambio de prioridades
Debemos tener muy presente también, añade esta experta, que sus prioridades son otras, y seguramente no son las que nosotros necesitamos que sean. «En esta etapa, por ejemplo, necesitan estar con su grupo de iguales, y compartir mucho con sus amigos, y para nosotros quizás sea más importante que se centren en los estudios y en el orden de su habitación. Eso también está bien, debemos guiarles y acompañarlos para que puedan asumir sus obligaciones, pero siempre teniendo en cuenta de que probablemente no será 100% como nosotros esperamos o necesitamos que sea«.
En este sentido, continua la autora de 'Permiso para Educar', «sería recomendable reflexionar sobre la importancia de llegar a unas normas consensuadas entre ambas partes y establecidas de manera que respeten las dos partes interesadas, y entender que no nos ayudará entrar constantemente en conflictos y reproches, pidiéndoles reiteradamente que hagan las cosas cuando y como queremos nosotros que sean, porque no servirá absolutamente de nada, de alguna manera es importante elegir las batallas que queremos librar, porque sino solo conseguiremos perjudicar el vínculo«.
Dentro de la idea de respetar sus gustos, también está la de respetar a sus amigos. «No todos sus amigos serán de nuestro agrado, pero debemos confiar en los valores que hemos transmitido desde la infancia, y si bien sabemos que están en una etapa en la que el grupo de iguales ejerce mucha influencia, tenemos que respetarles al menos, el tipo de amigos que elijen para compartir su tiempo. Lógicamente dentro de ciertos limites, si estamos hablando de compañías que claramente pueden ejercer una mala influencia sobre ellos, debemos transmitirle nuestra idea, y dejar bien claros los limites que consideramos que les protegen«, advierte.
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Pero si hay algo realmente crucial en esta nueva faceta de la vida familiar, concluye esta psicóloga, «es la de encontrar momentos del día para demostrarles nuestro cariño y nuestra presencia. Nunca debemos olvidar decirles cuánto les queremos, y tenemos que asegurarnos de que sepan que seguimos siendo ese lugar seguro al cual siempre pueden volver aunque ya no sean niños pequeñitos que caben en nuestro regazo«.
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