Mateo Franco: «Ver 'Los ilusos', de Jonás Trueba, me hizo volver a Madrid desde Nueva York»
COLONOS
Su serie que anda en montaje, sobre las peripecias de un actor, solo podría haber tenido lugar en la capital
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Mateo Franco (La Coruña, 17 de julio 1993) es el triunfo de la constancia. Un joven que lleva andado mucho en lo que algunos conocen como el tejido cultural madrileño. Actor de formación, gallego militante y amante de la ciudad, ha conseguido realizarse ... en Madrid. Y lo ha hecho organizando tertulias poéticas, participando en lo posible en la oferta de intelectual de la ciudad, que es inmensa. Quizá por eso, y por el cambio en su vida que supuso ver la película 'Los ilusos', de Jonás Trueba, decidió dejar las torres de Nueva York y venirse a esta metrópoli sin costa, ardiente y soleada casi siempre. Corría el año 2015.
Desde aquellas veladas poéticas en el María Pandora bajo el título 'Mientras dure la botella' con su hermano Manuel y el poeta Luis Miguel Madrid, a la serie que en breve estrenará en una plataforma, 'Gastón, un actor de mierda', se aprecia su vocación por la ciudad.
Sobre su serie a estrenar puntualiza que sólo se podía haber rodado en Madrid. Es una serie muy madrileña donde la comedia, la autobiografía, el anverso de la ciudad para el aspirante a la gloria, quedan fielmente reflejadas. Casi, quizá, como la esencia de la villa misma.
—Ha elegido concienzudamente la cuesta de Moyano como lugar para la entrevista. Queremos saber la razón de este enclave tan literario.
—La cuesta de Moyano tiene un valor tremendo, no solo por el valor histórico de la ciudad. Es un lugar donde te puedes perder sin tiempo. Encuentras joyas de otra época, desde libros descatalogados a unas cartas de Buñuel a Paco Rabal que jamás pensé que existirían. Cómo es posible que esto esté aquí y no en otro sitio. Además he colaborado con la Asociación Soy de la Cuesta en muchas ocasiones con lecturas de Pardo Bazán, haciendo de Stefan Zweig. Este es un lugar que hay que reivindicar siempre y tiene que gozar de más apoyo institucional. Los libreros mantienen una tradición importantísima. Para Madrid y para España.
—Trabaja mucho por la cultura en la ciudad. Y ciertamente sorprende, siendo usted tan joven.
—Sí. Es que la ciudad está muy viva a nivel cultural. Solo hay que ver la cantidad de teatro que hay, que es una maravilla. Y los actos de todo tipo. La ciudad responde, hay muchísima oferta, quizá tanta que te puedes perder. Yo creo que todos contribuimos a que esto esté en marcha. Realmente Madrid es un lugar de encuentro de artistas, de creadores. Tengo amigos de otras partes de España que vienen a Madrid a ver cultura, a consumir cultura. Eso es fantástico. Madrid es una ciudad repleta de cultura.
—Recuerdo unas veladas poéticas que organizaba.
—Era un evento que se paralizó, y que quiero retomar, que se llamaba 'Mientras dure la botella', que llevaba con mi hermano Manuel Prieto. Fue algo que salió de los actos poéticos que hacíamos en el María Pandora. Con Luis Miguel Madrid, dueño y poeta del café. Con Sigfrid Monleón. Fue una época muy bonita en un lugar de referencia.
—¿Madrid le permite ser renacentista?
—Sí, porque en el ambiente en el que me muevo, los amigos llevan a eso. Todos ellos aportan, y valoran que no seas sólo un actor que espera que le llamen para trabajar.
—Ha pasado a producir. En Madrid.
—La productora se llama Malapata, y hemos hecho una serie de televisión después de que la idea de 'Gastón, un actor de mierda', viviera en sketches de Youtube y en Instagram en los que participaron Fran Perea, Ignacio Montes. Hemos logrado grabar con los parámetros técnicos que exigen las plataformas, y esperamos estrenarla a final de año.
—Tengo que vigilar mi jurisdicción. ¿La serie es madrileña?
—Es una serie absolutamente madrileña. Sobre el mundo de los actores. Los últimos días de un actor antes de cumplir los treinta. Se ha prometido que si no consigue trabajo en esos días se va de Madrid y vuelve a la casa de Galicia con su madre. Un poco autobiográfico todo. Él sobrevive con monólogos en un bar de Lavapiés; se rodó por todo Madrid, en el Doré, en el Corral de Comedias de Alcalá... Cada capítulo es una aventura. Sólo podía haber pasado en Madrid. Diez capítulos de 15-20 minutos, unos con la dirección de Achero Mañas, Sigfrid Monleón... Estaba Jaime Chávarri en el proyecto. Mucha gente que nos apoyó.
—Una obra creativa que le evoque fielmente la ciudad.
—'Música nocturna de las calles de Madrid', del maestro Boccherini. Fíjate que nombro una obra musical. Pero si tuviese que citar una película, te diría que 'Los ilusos', de Jonás Trueba, que me hizo volver a Madrid desde Nueva York. Esa película me cambió la vida. Cuando la vi, me dije, «yo quiero vivir en Madrid».
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—¿De qué tiene que estar hecho el actor que vive en Madrid?
—De paciencia y de amor por todo lo que ofrece el teatro y la ciudad.
—¿La galleguidad se difumina en Madrid?
—Todo se difumina. La galleguidad, por su parte, es difícil de diluir en Madrid. Es que se nos nota mucho. Tengo muchos amigos andaluces que llegan a Madrid y se les quita el acento en tres días.
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