Alberto Urdiales: «El público que viniera a Madrid a ver unos Juegos se enamoraría de la ciudad»
Confiesa que la capital, en 38 años, ha llegado a convertirse en una de las mejores ciudades del mundo
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Alberto Urdiales es un madrileño de Santander, un santanderino de Madrid, que en estas calores hace lo que puede para calmar la sed de mar. Exinternacional con España de balonmano, recibe en la sede de la Federación una tarde en que el cercano ... Templo de Debod queda cegado por un sol matador.
Ha probado las mieles del balonmano desde ese remoto año de 1986, cuando inició su aventura en la capital, triunfante, en la sección que tenía el Atlético de Madrid y que hoy genera lágrimas nostálgicas.
Aporta una fotografía que resume el deporte madrileño; en la cancha del polideportivo Magariños. Hoy piensa, por qué no, unas Olimpiadas matritenses. Ahora, su voz está vinculada cuando en televisión hay balonmano de altos quilates.
—Por un momento vamos a salirnos del negociado de esta sección. Vamos a recordar los Juegos Olímpicos de Barcelona, en los que estuvo.
—Fueron muy especiales. El seguimiento era absoluto. Había una sensación de orgullo nacional.
—Dicen que fuera también notaron ese brillo.
Es que los Juegos de Barcelona fueron la gran apertura de España para el mundo, donde mostramos nuestra unidad, y el mundo se llevó la mejor visión de nuestro país.
—Volvamos a este Madrid ardiente que nos acoge. Llega usted hace años, en 1986.
—En un primer momento fueron complicados, dejar tu casa, una familia de cinco hermanos. Emprendí una aventura con el equipo que era el mejor de España junto al Barcelona. Lo recuerdo con mucha incertidumbre. Vivía en el colegio mayor Nuestra Señora de África, ahí al lado del puente de los Franceses. Pero el grupo me apoyó, me aceptaron maravillosamente bien en lo humano y deportivo.
—En relación a su respuesta, permítame preguntarle el qué le ha aportado la ciudad en lo personal.
—La sensación de que no somos nadie. La sensación de que todo el mundo que está en Madrid es madrileño, con independencia de sexo, de pertenencia. Si estás en Madrid eres de Madrid. Da igual tu historia, si te comportas como debes, eres madrileño de pleno. Yo que he viajado por muchos países te digo que esa sensación de ser tan bien acogido en Madrid no la he sentido en ningún sitio.
—Rodeado aquí de medallas en la sede de la Real Federación Española de Balonmano, se me ocurre pensar en las Olimpiadas madrileñas. A pesar de que la calle esté a punto de licuarse.
—Bueno, hay opciones (ríe). Se podría correr la maratón temprano o a las nueve de la noche. Lo que sí te digo es que habría un apoyo total de los madrileños, la gente se volcaría. Por eso que te explicaba, hay pocas ciudades que reciban al de fuera con tanto cariño, con tanto mimo. Y el hecho de que puedas entablar una conversación en cualquier momento y en cualquier lugar; eso es maravilloso.
—¿Una villa olímpica en Madrid sería una locura por nuestra forma de ser?
—No, la gente viene más a competir, pero el público que viniera a ver los Juegos se enamoraría de Madrid.
—¿La cultura deportiva de Madrid existe o es más bien un tema de mercadotecnia?
—Siempre ha estado muy ligada al deporte, por la cantidad de equipos. También por ser la capital. Aunque en mi disciplina estamos un poco cojos, no tenemos ningún equipo en la máxima categoría desde que desapareciera el Atlético de Madrid en la última etapa. Y creo que desde la Comunidad como desde el Ayuntamiento de Madrid se ha apostado siempre por el deporte. Ha habido grandísimos deportistas, y es una de la grandes señas de la región y de la ciudad.
—¿Cuánto extraña el mar?
—Mucho. Lo que pasa que mi mujer y mis hijos viven en Cantabria, y muchos fines de semana voy para allá. Y lo primero que hago es bajar la ventanilla y oler a mar. Siempre vuelvo al mar. El que ha conocido y vivido y amado el mar no se puede alejar nunca de él.
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—Del mar al paso del tiempo. Desde el año 1986 hasta ahora, ¿qué cambios ha visto?
—La M-30 cuando yo llegué era el extrarradio. Yo que iba en moto en aquella época, y que sigo yendo en moto, ahora creo que la gente es más cívica. Se ha aprendido a convivir con motos, bicicletas. Madrid se ha hecho una capital enorme, multicultural. Y cuando se dice que es la capital es que es la capital para todo. Madrid, en lugar de cerrarse, se ha vuelto una ciudad más abierta, más cosmopolita. Y eso es lo mejor que ha tenido Madrid. Tenemos la mejor línea de metro. Yo creo que Madrid es una de las mejores ciudades del mundo.
—Le siguen pidiendo autógrafos.
—Yo creo que por la tele, donde comento el balonmano. Pero mi generación fue la que rompió los moldes. Fuimos la primera generación que ganó una medalla, en Atlanta 96. Situamos el balonmano en la élite del mundo. Tengo la suerte de llevar 17 años en TVE, y por eso me reconocen. Pertenecí a una generación con grandes estrellas que han sido leyendas: David Barrufet, Enric Masip, Rafael Guijosa...
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