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Batas blancas contra el crimen organizado

Los Mossos incorporan tecnología de análisis balístico para frenar la implantación de narcotraficantes en Cataluña; líder en producción de marihuana para su posterior distribución por Europa

La mafia marsellesa cruza la frontera con una doble ejecución en Tarragona

Un agente de Balística manipula el microscopio electrónico que permite analizar la composición de proyectiles y explosivos EP
Elena Burés

Elena Burés

Barcelona

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Una ejecución en una zona turística, poco antes de las once de la noche, y con un arma de guerra. Integrantes de la mafia marsellesa tardaron apenas 90 segundos en vaciar el cargador de un fusil AK-47 contra dos integrantes de un clan rival. Ocurrió en Salou (Tarragona), en mayo de 2023, donde agentes de la Policía Científica localizaron 35 cartuchos percutidos. Su labor fue fundamental para resolver el doble asesinato; uno de los trece que se perpetraron en Cataluña con arma de fuego durante el año pasado. Todos, menos dos, vinculados al crimen organizado y al narcotráfico. La cifra puede parecer menor si se compara, por ejemplo, con los 63 que registró Marsella durante el mismo periodo. Pero, como alerta el comisario de los Mossos Ramón Chacón, los narcoasaltos –casi un centenar en los últimos doce meses– están a la orden del día y catapultan el mercado de armas de fuego en la comunidad, que es líder en producción de marihuana para su posterior exportación por territorio europeo (Francia y Alemania, entre otros), donde llega a triplicar su valor.

Que Cataluña sea el gran vivero de esta droga comporta la implantación de organizaciones criminales y, con éstas, proliferan los robos a plantaciones para sustraer la hierba. En muchas ocasiones, con heridos de bala, advierte el mando, que constata la gran cifra oculta al respecto, ya que los delincuentes no denuncian los asaltos que sufren, por razones obvias.

El objetivo de los Mossos es evitar la implantación de organizaciones transnacionales en el territorio. Hace unos meses, abortaron los tentáculos financieros de la 'Mocro mafia' holandesa, que había comenzado a desplegar un entramado para blanquear las ganancias de su actividad ilícita. «También el crimen organizado sueco intentó penetrar en Cataluña hace unos años. Conseguimos frenarlo con muchos recursos, tras algunos homicidios y narcoasaltos», apunta el comisario.

Para cazar a quienes los perpetran, determinar la distancia desde la que se ha disparado y conocer la trayectoria, composición y trazabilidad del proyectil resulta clave, pero no siempre era posible. Ahora el Cuerpo catalán podrá hacerlo con nueva tecnología de análisis balístico y trazas. Entre otros, con equipos que permiten relacionar a los delincuentes con asaltos perpetrados en días y lugares diferentes – como en el caso de Salou, operación que se saldó con 13 detenidos, el pasado enero–. También para localizar impactos de proyectiles sin plomo –los denominados 'nontox', que empieza a incorporar la Policía, aunque todavía pocos criminales–, o resolver un asesinato a través de un minucioso estudio, con un escáner 3D de alta resolución, de las pisadas localizadas en la escena del crimen o de las muescas en el objeto empleado para perpetrarlo; como ocurrió cuando encontraron un microfragmento metálico en el cráneo de un herido. Pertenecía a una navaja que los investigadores incautaron a un sospechoso, al que se pudo imputar la tentativa de homicidio, recuerda Xavier Garrido, jefe de Balística de los Mossos. Con las técnicas habituales –el microscopio– no se podría haber vinculado con el arma blanca.

Imagen principal - Arriba, un proyectil atraviesa -en la pantalla- un bloque de gelatina, para corroborar que las lesiones de una víctima se produjeron con el arma de un sospechoso. Abajo, análisis de un cráneo para determinar el origen de un impacto. A la derecha, análisis de las trazas de un proyectil.
Imagen secundaria 1 - Arriba, un proyectil atraviesa -en la pantalla- un bloque de gelatina, para corroborar que las lesiones de una víctima se produjeron con el arma de un sospechoso. Abajo, análisis de un cráneo para determinar el origen de un impacto. A la derecha, análisis de las trazas de un proyectil.
Imagen secundaria 2 - Arriba, un proyectil atraviesa -en la pantalla- un bloque de gelatina, para corroborar que las lesiones de una víctima se produjeron con el arma de un sospechoso. Abajo, análisis de un cráneo para determinar el origen de un impacto. A la derecha, análisis de las trazas de un proyectil.
TECNOLOGÍA CONTRA EL NARCO Arriba, un proyectil atraviesa -en la pantalla- un bloque de gelatina, para corroborar que las lesiones de una víctima se produjeron con el arma de un sospechoso. Abajo, análisis de un cráneo para determinar el origen de un impacto. A la derecha, análisis de las trazas de un proyectil. ABC

Con el iForenLIBS, un equipo de análisis químico, la Científica puede ahora determinar la ubicación exacta del tirador al detectar los elementos vinculados a los gases de los residuos del disparo. Eso fue lo que permitió descartar un supuesto «accidente», explica Jordi, de la Unidad de Balística, y descubrir que un individuo había disparado contra otro a escasa distancia, casi a quemarropa, logrando imputarle una muerte criminal. El mismo equipo también identifica restos de metales en huesos y ropa , y –algo que hasta ahora no era posible– en prendas manchadas de sangre. Entre los casos en curso, explica su colega Aleix, el de una persona con un impacto en la cabeza. Deben averiguar si el orificio que presenta lo causó una flecha o una bala. Hasta ahí puede leer, porque la investigación sigue abierta, explica el agente mientras muestra los restos óseos en la pantalla de su ordenador.

Patrones de lesiones

A escasos metros, en el cuartel general de los Mossos en Sabadell, ataviados también con batas blancas, otros dos agentes encargados de testar las armas en el laboratorio. Ahora cuentan con una cámara de alta velocidad, que captura un millón de imágenes por segundo –cuando una convencional realiza entre 30 y 60–. Simulan con gelatina partes del cuerpo, empleando también huesos, que introducen en ésta, para poder demostrar que las lesiones que presenta una víctima obedecen a un disparo efectuado con el arma del sospechoso. Es decir: una prueba científica para presentar ante el tribunal que lo juzgará. Una labor no exenta de riesgos, como muestran los impactos en el techo del habitáculo. Dos de ellos, tras reventar la aguja de un arma reglamentaria. Algo que puede suceder, apunta el policía afectado, «una de cada 40.000 veces». Por suerte, salió ileso. Sólo durante el año pasado, realizaron 500 informes forenses de armas. «De algunas de las las incautadas, al estar modificadas, nunca sabes lo que puedes esperar», desliza el mosso.

El objetivo de la tecnología incorporada es evitar que Cataluña se convierta en destino preferente para el crimen organizado. «La marihuana es el vector de entrada de las armas de fuego. Para vigilar las plantaciones se ha creado una demanda y con ello un mercado», advierte Chacón. Poder analizarlas al detalle, y elaborar una base de datos de los proyectiles –ahora en construcción–, se lo pondrá más difícil a los delincuentes.

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