Pedro Sánchez pone el aparato del Estado al servicio de la 'operación Montero'
El presidente aprovecha los resortes del Gobierno para impulsar a su candidata. Recuperar Andalucía es la próxima cumbre que tendrá que escalar una ministra que nació para mandar. Es lo que lleva haciendo desde que terminó Medicina
El extraño caso de la doctora Montero y futura líder del PSOE: apoya como ministra lo que negó como consejera

María Jesús Montero (Sevilla, 1966) nació para mandar. Lo tuvo claro desde el principio y se aplicó a ello con toda su energía. Su biografía es la trayectoria ascendente de una alpinista nata de la política, capaz de subir peldaños de dos en ... dos. Pedro Sánchez le ha encomendado la difícil misión de recuperar la Junta de Andalucía, buque insignia de los socialistas durante casi 37 años de poder ininterrumpido.
Con la número dos del Gobierno como candidata a la Presidencia autonómica, el sanchismo saca a desfilar toda la artillería pesada para tratar de descabalgar a Juanma Moreno, que gobierna con mayoría absoluta desde las elecciones de junio de 2022. Para coronar su particular Tourmalet en apenas un año –lo que resta hasta los comicios previstos en 2026–, la nueva secretaria general del PSOE andaluz va a exprimir al máximo el trampolín, los recursos y los focos que le aportan su puesto de ministra de Hacienda, de dueña y señora de la caja del Estado.
Criada en Triana, epicentro del cante y baile en Sevilla, cuesta encontrar a una mujer que acumule tanto poder y competencias como Montero ahora mismo. Aquella estudiante desenvuelta de padres profesores, que se fue de casa con 20 años para vivir en una comunidad cristiana con gente «de izquierdas y un poco jipis», había decidido antes de terminar la carrera de Medicina que su destino no estaba en una consulta, sino dirigiendo hospitales.
Consejera con tres presidentes andaluces
Tenía 36 años cuando 'Marisu', como se la conoce en su entorno familiar, ocupó por primera vez un despacho oficial como viceconsejera andaluza de Salud. El entonces consejero Francisco Vallejo, que estuvo año y medio en la cárcel por el 'caso ERE', la fichó el 17 de septiembre de 2002, en la etapa de Manuel Chaves. Dos años después, relevó a su jefe al frente de esta consejería.
Es la única política que ha conservado su puesto con tres expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz, de quienes se declara heredera. Incluso ha sobrevivido al tsunami del escándalo de los ERE aun habiendo formado parte de los gobiernos que concedieron las ayudas irregulares.
Chaves la descubrió, Griñán la convenció para que se sacara el carné del PSOE y Susana Díaz la mandó a la Consejería de Hacienda en 2013. Como responsable andaluza, Montero reclamaba a machamartillo al ministro Cristóbal Montoro que reformara un modelo de financiación autonómica «injusto» y «perjudicial» para su tierra, un sistema que sigue funcionando tal y como ella se lo encontró después de casi siete años al frente de Hacienda. Acabar con este «agravio» infligido por el PP a Andalucía era su afán diario cuando en junio de 2018 la llamó Pedro Sánchez para que se incorporara a su primer Gobierno tras prosperar la moción de censura contra Mariano Rajoy.



Escalando puestos Montero ha llegado a convertirse en la número dos del PSOE (vicesecretaria general), la número dos del Gobierno de Sánchez y la encargada de cuadrar las cuentas del Estado aunque tenga que ajustarlas con calzador para atender las exigencias de sus socios independentistas. Votos a cambio de dinero y competencias. Ése es el trato.
La 'compra' de la Alcaldía de Jaén
Como ministra de Hacienda, utiliza la llave de la caja con un desparpajo y manga ancha que lo mismo le ha servido para comprar una Alcaldía al PSOE, la de Jaén capital, arrebatada al PP con la promesa de una reestructuración de la deuda que facilitó la ruptura del anterior regidor con sus socios, como para condonar préstamos a Cataluña que pasarán a pagar todos los españoles. Al igual que los 18.790 millones de euros que propone 'perdonar' a Andalucía.
Montero ha logrado entenderse con el partido de Carles Puigdemont, que se encuentra en sus antípodas ideológicas, para delegar a la Generalitat las competencias estatales en inmigración y transigir con las condiciones que impone en el reparto de los menores no acompañados entre las distintas comunidades autónomas, incluida la suya, Andalucía, que aspirar a gobernar. Y todo ello nadando con desenvoltura por encima de las contradicciones, como el hecho de que sea la futura candidata del PSOE a la Presidencia autonómica quien «está sentada en la caja» y se dedica a «repartir» dinero entre todos los territorios, como le reprochó su «paisano» y expresidente del Gobierno Felipe González.
Ella es capaz de defender una cosa y la contraria con la misma rapidez con que Sánchez cambia de opinión. Importa más el relato que los hechos y la hemeroteca. El expresidente de la Junta andaluza José Rodríguez de la Borbolla (PSOE) asegura que los políticos actuales, entre los que incluye a Montero, «son unos cuentistas que creen que van a convencer a la gente con cuentos como 'El flautista de Hamelin', en lugar de llevar a cabo proyectos e ideas».
El gran anuncio del derribo del Algarrobico
En batallas por el relato la ministra sevillana tiene un máster. Semanas después de hacerse con el mando de la federación socialista, aprovechó el escaparate del Consejo de Ministros para avanzar que el Gobierno iba a iniciar la expropiación de parte de los terrenos donde se asienta el hotel del Algarrobico como paso previo para demoler este símbolo de la cultura del 'ladrillazo' erigido en el parque natural de Cabo de Gata (Almería). El anuncio no dejaba de ser un brindis al sol, puesto que la mayor parte del suelo no es del Estado sino de la Junta de Andalucía, que tiene su propio plan para derribar esta mole de hormigón al pie de la playa de Carboneras. Juanma Moreno apuesta por ir paso a paso, anulando en primer lugar la licencia de obras concedida a la promotora del hotel.
A finales de enero, con Montero proclamada como líder del PSOE andaluz, el ministro Óscar Puente cambiaba el paso y anunciaba la licitación de cinco tramos de un nuevo AVE para conectar Sevilla y Huelva en apenas 25 minutos. Un año antes, el titular de Transportes había desdeñado el proyecto porque, según aseguró, «no compensaba» hacer una inversión «brutal» para ganar «diez minutos». No hay fecha concreta para su puesta en marcha.
«Aquello en lo que cree lo defiende con una convicción absoluta», dicen en su entorno. Persuadió a su exmarido comunista para casarse por la Iglesia sin creer en ella
Los hechos muestran que desde que ella manda en su tierra, el Gobierno se está volcando para que la candidata del PSOE coja impulso en su ascenso hasta el Palacio de San Telmo de Sevilla, la sede de la Presidencia autonómica. Montero ha llamado a golpe de cornetín a los dirigentes provinciales para que remen todos en la misma dirección. Para aunar a todas las familias socialistas bajo su persona ha terminado con el destierro al que su antecesor en el puesto, Juan Espadas, había sometido a la senadora Susana Díaz y a sus afines, incorporándolos al comité director.
«El PSOE de Andalucía, que es la columna vertebral del PSOE de España, cuando se emplea a fondo y se lo cree, es imbatible». Se lo dijo Montero a Jordi Évole en una reciente entrevista en La Sexta.
Ella, a pesar de su pluriempleo en el Gobierno, ha multiplicado su presencia en Andalucía enfundada en su traje de candidata. El pasado 17 de marzo cuadró su agenda con la de Sánchez y Moreno para entregar las llaves de viviendas públicas de alquiler asequible a 218 familias de Sevilla en una promoción construida por la empresa municipal de la vivienda y en la que el Estado había aportado apenas 200.000 euros. El grueso de la financiación provenía de fondos europeos.
Como negociadora, Montero no tiene rival que la iguale ni charco que eluda pisar si es para dar la cara por su jefe de filas, Pedro Sánchez. «Aquello en lo que cree lo defiende con una convicción absoluta», destaca de ella un miembro de su equipo. Su capacidad de persuasión está fuera de toda duda hasta en su casa. Logró convencer a su exmarido militante del Partido Comunista, Rafael Ibáñez Reche, para casarse con ella por el rito cristiano en un colegio concertado de Triana. Fruto de ese matrimonio nacieron dos hijas y una amistad que conservan después de su separación.
Como vicepresidenta ejerce con eficacia la función de pararrayos del líder, del que se declara su mayor fan por su «valentía». El senador de Granada Vicente Azpitarte la llamó «groupie» del presidente, por lo que fue catalogado inmediatamente de «machista». Clichés aparte, María Jesús Montero forma parte del círculo más estrecho de Sánchez.
La sucesora potencial del líder
Los ojos de los españoles se posaron en la número dos como sucesora natural cuando en abril de 2024 el presidente amagó con dimitir por la investigación judicial que cercaba a su esposa, Begoña Gómez. Ella trató de quitarle la idea de la cabeza organizando en la sede de Ferraz una concentración de militantes donde acaparó los focos y vítores. El acto terminó con Montero levantando los brazos de manera exaltada mientras gritaba: «Presidente, quédate; Pedro, quédate».
La ministra ha demostrado que no hay distancia ideológica que la aparte de su camino ni cuesta empinada que no se disponga a remontar si su jefe se lo pide. Su próxima cumbre está en la Presidencia andaluza. «Desalojar a un Moreno Bonilla instalado en una mayoría absoluta es muy complicado, pero al menos con ella salimos a competir, que no es poco», declara a ABC un histórico dirigente del PSOE andaluz.
Que recupere el poder perdido para los socialistas es algo que está por ver, pero de momento ha hecho creer a los suyos que puede ganar. Y ya saben lo importante que es el relato para una política que ha sabido crearlo mejor que nadie.
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