Las startups españolas recuperan la efervescencia al calor de los algoritmos
La inteligencia artificial, convertida ya en el eje central del emprendimiento innovador, abre una nueva era en la que el reto será desarrollar e identificar los proyectos realmente diferenciales
El año en el que la revolución de la IA se instalará en el corazón de las empresas

La inteligencia artificial ha sido la gran protagonista transversal del South Summit, uno de los eventos de referencia del emprendimiento innovador, que se ha celebrado esta semana en Madrid. Por los espacios del colorido edificio de La Nave han desfilado numerosos proyectos que tienen esta ... tecnología en el 'core' de su negocio y tanto en los debates programados como en las charlas espontáneas para hacer 'networking', empresarios, inversores y startuperos han intercambiado reflexiones acerca de las posibilidades que abre. Es, sin duda, una de las revoluciones en marcha y aunque sus límites están aún por descubrir, lo que ya se ha demostrado es que hay apetito por financiar estas propuestas llamadas a cambiar el paso de la economía.
En un escenario adverso, en el que factores macro como los elevados tipos de interés o los conflictos geopolíticos han provocado una reducción en el volumen de inversión mundial, este campo ha resistido el envite, posicionándose como revitalizador del ecosistema. La confianza en su potencial ha motivado la creación de firmas especializadas, al tiempo que ha animado a los inversores a sacar la chequera en busca de oportunidades. De hecho, los fondos de capital riesgo han aumentado su inversión en IA generativa en un 425% desde 2020 hasta 2023, de acuerdo a estimaciones de Pitchbook.
Si en primera instancia fueron los gigantes tecnológicos los que lideraron la pugna por dominar este suculento mercado, las compañías emergentes de base innovadora no han tardado en subirse al tren. Con propuestas diseñadas a la medida para verticales específicos, proliferan las startups que hacen de esta tecnología su seña de identidad, como ha quedado patente en la última edición del South Summit. La apuesta por la inteligencia artificial llega en un momento de dificultad en el acceso a financiación, ya que el año pasado cayó un 38% el volumen de inversión mundial, según recoge un reciente informe elaborado por la consultora PwC.
En el caso de España, las startups captaron 2.331 millones de euros, un 33% menos interanual. Sin embargo, el número de empresas subió un 3%, hasta totalizar las 12.354, mientras que el valor del ecosistema emprendedor (resultado de sumar las valoraciones de todas las startups) repuntó casi un 5%, hasta los 98.200 millones de euros. Una resiliencia a la que la pujanza de la inteligencia artificial ha contribuido de forma notable, con inversores dispuestos a destinar dinero a las compañías relacionadas directamente con esta tecnología.
En el presente curso, destacan operaciones como los 23 millones de euros logrados por la valenciana Sesame, que ofrece un software de gestión de recursos humanos apoyado en el uso de IA, o los 19 millones levantados por la madrileña Luzia, que desarrolla un asistente personal inteligente accesible a través de su app, WhatsApp y Telegram.
Alberto Tornero, socio responsable del área de empresas de alto crecimiento de PwC, explica que las startups sustentadas en inteligencia artificial han seducido a diversos actores, tanto a los fondos que invierten en tecnología como a los 'family offices' y al capital de riesgo corporativo, debido a que solucionan necesidades concretas dentro de los sectores. En este sentido, comenta que, por ejemplo, las grandes corporaciones están siguiendo de cerca qué hacen las startups de su ámbito de actividad para descubrir propuestas que puedan aplicar en sus procesos.
«Las empresas emergentes, por su flexibilidad, son capaces de poner rápido en el mercado soluciones de negocio concretas, lo cual permite que el 'gap' de adopción se acorte», dice. Cree que Europa y España han realizado un esfuerzo, a todos los niveles, para no llegar tarde a la ola de la IA, entendiendo que es necesario compaginar el cumplimiento de los principios ético-regulatorios europeos con el desarrollo de la industria.
Elena González Blanco, responsable del equipo de especialistas en Inteligencia Artificial y Datos para Nativos Digitales en Microsoft EMEA y mentora de Endeavor, piensa que en los últimos años el posicionamiento de las startups europeas y españolas en el desarrollo de soluciones en basadas en esta tecnología ha mejorado mucho, «aunque aún va más lento que en Estados Unidos, ya que los niveles de inversión y escalabilidad son más complejos».
Advierte también de que en el Viejo Continente hay diferencias entre los países. «Francia es un ejemplo de cómo los ecosistemas de emprendimiento, en los que interviene tanto la estrategia política como la inversión, las universidades y el fomento de esa cultura emprendedora, están dando grandes frutos. Una muestra de ello es Mistral, la primera startup europea que ha desarrollado LLMs a un nivel en el que puede competir internacionalmente y que ya es considerada un unicornio», dice. Precisamente con esta firma han trabajado desde el equipo de Digital Natives y sus modelos están también disponibles a través de la plataforma de Azure.
La fórmula para fortalecer nuestro ecosistema pasa, a su juicio, por estrechar la colaboración entre sectores, así como por un cambio de mentalidad: «Gobierno, financiación, universidades e instituciones deberían ir más de la mano. También es esencial el aspecto cultural. En España tenemos una cultura bastante conservadora en lo que respecta a la toma de riesgos y muy prudente en cuanto a las cantidades de inversión. Para desarrollar proyectos de tecnología y de IA hay que estar dispuestos a invertir, a fallar y a reinventarse, porque el mercado se está moviendo muy rápido y hay mucha competencia».
El comportamiento de los inversores es un reflejo del fervor desatado en torno a los algoritmos. «Ha sido una de las áreas donde más se está invirtiendo después del periodo de contracción. Sin embargo, también es cierto que han surgido muchísimas startups y empresas muy apalancadas en soluciones específicas que, en un porcentaje bastante elevado, van a desaparecer o pivotar en su estrategia en los próximos meses», augura la experta, que expone que los fondos están siendo cautelosos a la hora de realizar inversiones en este terreno, y si bien las apuestas son muy fuertes en cuanto a cuantía, cada vez los inversores cuentan con más expertos técnicos presentes en las 'due diligence' previas a las operaciones. Desde Microsoft apoyan a startups en etapas tempranas con programas como el Foundershub, donde además de proporcionarles créditos para que tengan acceso y conozcan su tecnología, les orientan para sus próximos pasos.
Largo recorrido
Las previsiones de crecimiento en torno a este nicho han empujado a los fondos a tomar posiciones. Robert Tomas Johnston, socio de Athos Capital, inversores en proyectos digitales en fases iniciales, asegura que hay muchísimo interés por esta categoría. «Tenemos la expectativa de que su impacto sea comparable al del 'smartphone' o el 'cloud computing' y esto crea una ventana de oportunidad en numerosos sectores», justifica como una de las razones por las que el dinero está fluyendo a las startups de inteligencia artificial. En su opinión, es complicado saber cuánto tiempo se mantendrá el crecimiento tan desbordado que ha experimentado la inversión en este nicho, pero sí augura que en un horizonte temporal significativo el interés continúe muy alto.
Marta Nogueras, directora general de Lanzadera, la aceleradora perteneciente a Marina de Empresas e impulsada por Juan Roig, coincide en que la financiación seguirá en ascenso en los próximos años e irán surgiendo más fondos especializados en analizar startups con 'core' en inteligencia artificial. «Vemos una tendencia hacia la inversión en firmas de IA aplicada a sectores específicos como salud y, por otro lado, hacia áreas de interés como la sostenibilidad», señala.
Eso sí, aclara que aunque la inteligencia artificial esté acaparando todas las miradas, hay que analizar en profundidad a las empresas a la hora de financiarlas. «Es importante el equipo fundador, su conocimiento tecnológico y saber explicar qué les hace diferentes y por qué serán difíciles de imitar. Si no entendemos esto rápido –advierte–, la IA en la startup dejará de ser el gancho que despierte interés de inversores». Si se le hace un buen uso y genera valor real, «aquellas startups que desarrollen IA van a tener un alto impacto», afirma Nogueras, que recalca que lo fundamental es que resuelvan una necesidad existente en el mercado. «En Marina de Empresas ponemos mucho foco en que la startup tenga clientes, y durante el programa de aceleración de Lanzadera generen y traccionen con métricas de negocio. Luego es cuando entra la inversión que permitirá que puedan crecer de forma más acelerada. Este es para nosotros el orden secuencial adecuado», subraya.
En pro de la agilidad
En Marina de Empresas, apunta Nogueras, observan que cada vez llegan más emprendedores innovadores en la IA o que la utilizan como herramienta de programación en su desarrollo tecnológico. «Las startups son cada vez más conscientes del potencial de esta tecnología para revolucionar sus modelos de negocio. Al final, la ventaja competitiva que tienen respecto a grandes empresas es la velocidad a la hora de ejecutar y la IA es un gran aliado para ellas, aunque no es la única fuerza impulsora, pues la clave reside en el uso efectivo de los datos», manifiesta. Por su parte, desde Athos Capital aseveran que esta tecnología impulsará en buena medida el emprendimiento innovador, al disminuir el coste de crear un nuevo negocio o, dicho de otra forma, al reducir las barreras de entrada.
Un ejemplo es Luzia, que echó a rodar en abril de 2023 y ya ha conseguido 30 millones en tres rondas, gracias a inversores como A*, Khosla Ventures, Pau Gasol o Monashees y Endeavour Catalyst, que lideraron la última inyección de capital cerrada hace menos de un mes. «Nuestra propuesta de valor es llevar el poder de la inteligencia artificial a todo el mundo, independientemente del conocimiento tecnológico, capacidad económica o social, a través de una interfaz accesible, sencilla y personalizada que permita a los usuarios beneficiarse de la IA en sus tareas diarias», cuenta Álvaro Martínez Higes, CEO de la compañía.



Con una base de usuarios global superior a los 42 millones (con una participación de mercado relevante en Brasil, México, Colombia, Argentina y España, entre muchos otros), la solución de la startup hace las veces de compañera de estudios o de guía de viajes, «gracias a una amplia gama de funciones de IA como chat, generación de imágenes, transcripción de voz, traducciones, reconocimiento de imágenes y mucho más», detalla su consejero delegado, que indica que las posibilidades de uso son ilimitadas y una de sus mayores motivaciones es ver cómo los usuarios descubren nuevas cada día. «Aunque observamos un crecimiento significativo en todas las áreas, nuestra contribución es particularmente notable en educación y estudio», detalla.
Martínez Higes percibe que el emprendimiento en España atraviesa un momento muy dinámico y prometedor. «El interés en la inteligencia artificial está en auge y está transformando el mundo empresarial. La IA generativa es una tecnología horizontal como en su momento fue la introducción de los ordenadores, pero con mucho más potencial, y que abre nuevos casos de uso y optimizaciones que hace apenas un año eran inalcanzables», reflexiona. La velocidad con la que la tecnología evoluciona y la agresividad del sector requieren, en su opinión, que las empresas sean altamente adaptables y flexibles.
El informe Megatrends 2024, presentado por la Fundación Innovación Bankinter, se mueve en esta línea, al sostener que la inteligencia artificial revolucionará todo tipo de sectores económicos e industrias, en parte a través de modelos verticales realizados a la medida de cada una. «La inteligencia artificial vertical permitirá acelerar la innovación en múltiples campos porque se basa en conocimiento y experiencia específicos de cada sector», reza el documento.
Bien lo saben en Doctomatic, que pone a disposición de los profesionales de la salud una plataforma de prevención y gestión remota de enfermedades crónicas que, mediante inteligencia artificial, lee la pantalla de cualquier dispositivo médico (tensiómetro, báscula, glucómetro, pulsioxímetro y termómetro), sin importar la marca, modelo o fabricante, para transformar esas imágenes en datos. «El usuario toma una fotografía a través de la aplicación de su proveedor sanitario y automáticamente se envía a su historial electrónico», precisa Carmen Ríos, CEO de la empresa. En el supuesto de que el paciente esté fuera de los parámetros establecidos, el médico recibe una alerta para que así pueda anticiparse a un empeoramiento de la patología.



La firma, que fue seleccionada por Google for Startups para su programa 'Growth Academy: AI for Health', tiene presencia en España, México, Brasil, Colombia y Ecuador. Trabaja con aseguradoras, hospitales, proveedores de telemedicina, servicios de salud y centros geriátricos. En abril de 2022 cerró una ronda 'seed' de 415.000 euros y ahora se encuentra en trámites para completar la segunda. «Estamos en un momento de mercado complejo, pero nuestra ventaja es que tenemos un producto de impacto y cada vez hay más inversores que se preocupan por ello. La tecnología aplicada a áreas como salud o sostenibilidad lo tiene mejor», expone. Lo cierto es que el frenético ritmo de avance de la IA ha ayudado a que se sitúe como parte integral de la atención médica moderna.
Para Alejandro Castellano, CEO de Maite.ai, un copiloto de inteligencia artificial orientado al sector legal, las startups que explotan esta tecnología están de dulce: «A pesar de que en los últimos veinticuatro meses ha habido bastante sequía inversora, las iniciativas que se han llevado el dinero han sido las basadas en inteligencia artificial. La startup la creamos en enero y, sin mover absolutamente nada, venían los inversores a nosotros porque de manera proactiva buscan este tipo de proyectos». El emprendedor no duda en afirmar que estamos ante una ola tecnológica imparable, similar a la aparición de internet.

Su propuesta es una herramienta de mejora de la productividad que libera de tareas monótonas a los profesionales del derecho y que responde a las cuestiones que le plantean en lenguaje natural. Este asistente de texto se desmarca de otros en que no busca la información en internet, sino que lleva precargada toda la legislación española y se nutre de la misma. «Damos a los clientes la opción de que añadan su propia documentación, así como de conectarlo con herramientas del despacho como el CRM», remarca Castellano, que estima en un 20-30% el ahorro de tiempo global de quienes lo emplean. Maite.ai revalidó su solvencia en mayo al aprobar el test de acceso a juez con una puntuación de 86 sobre 100.
Con soluciones innovadoras, enfocadas a diversos sectores, las startups españolas se han lanzado en tromba a la IA y han conquistado a los siempre exigentes inversores.
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