Los socios de Sánchez aprietan para arrancar rebajas de impuestos a las bicis, las peluquerías o el circo en los Presupuestos
Clamor general para exigir al Gobierno más medidas fiscales que ayuden a ciudadanos y empresas a sortear el impacto de la inflación
Amplio respaldo a izquierda y derecha para reducir de forma transitoria el IVA de los alimentos para abaratar la cesta de la compra
El Gobierno limita su rebaja fiscal a los salarios inferiores a 21.000 euros y deja a la clase media sin paraguas frente al IPC

Bajar impuestos sigue estando de moda. Al menos eso se desprende de la orientación de las decenas de propuestas fiscales que han presentado los grupos parlamentarios en el trámite de enmiendas al proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2023. A izquierda y derecha ... del arco parlamentario lo que predominan son las propuestas para que el Gobierno reduzca los impuestos a determinados colectivos o a determinados productos con la esperanza de que esto sirva para amortiguar el impacto de la inflación sobre los agentes económicos.
Incluso los socios parlamentarios de referencia del Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, tradicionalmente inclinados a respaldar la línea oficial de subidas de impuestos, han priorizado en el actual contexto las medidas de alivio fiscal sobre las orientadas a recaudar. Y el IVA asoma de nuevo como el campo de juego predilecto para estas rebajas fiscales, para alarma de Bruselas que lleva años exigiendo a España poner coto a la proliferación de tipos reducidos y superreducidos, a la que atribuye esa brecha de ingresos con el resto de la UE a la que tanto apela el Gobierno.
Gimnasios, pañales, bicis...
La lista de peticiones es extensísima y de lo más diversa. Hacienda tiene encima de la mesa propuestas de sus socios parlamentarios para, por ejemplo, ampliar el radio de acción del tipo superreducido de IVA del 4% reconocido en el proyecto presupuestario a los productos de higiene femenina a las copas menstruales o los pañales, pero también para aplicarlo a las entradas a museos o de espectáculos culturales como el teatro, el circo o los conciertos de música.
También para aplicar un IVA reducido del 10% a la bicicletas, como estrategia para fomentar este medio de transporte sostenible; a los gimnasios y centros deportivos, a los parques de atracciones, a los servicios funerarios o a los servicios veterinarios. E incluso para dejar exentos de IVA determinados servicios prestados por artistas y promotores culturales, uno de los segmentos que más se ha preocupado en cuidar el Gobierno.
Abaratar la cesta de la compra
Además de plantear guiños a los colectivos más próximos, de las enmiendas de los grupos parlamentarios se desprende una inclinación más acusada que la mostrada hasta ahora por el Gobierno por utilizar los impuestos, y en concreto la rebaja de los mismos, para aliviar la presión generada por la inflación.
Partidos tan alejados ideológicamente como ERC, PP, Bloque Nacionalista Galego o PDeCAT han coincidido en plantear la aplicación transitoria del IVA superreducido del 4% a determinados alimentos para bajar su coste y aliviar el fuerte encarecimiento de los alimentos en la actual crisis inflacionista. El PP, uno de los partidos que más ha insistido en esta solución fiscal, propone extender de manera temporal el tipo del 4% que a día de hoy se reserva al pan, la leche, las frutas y verduras o los huevos a otros alimentos como las carnes, los pescados, el aceite, el agua o la pasta. El PDeCAT aboga por extenderlo con carácter general a alimentos frescos y congelados al menos hasta el 31 de marzo de 2023. El BNG propone aplicar un tipo reducido a los productos de la pesca y la agricultura no solo para atenuar el encarecimiento de la cesta de la compra sino también como medida de apoyo al sector agrícola y pesquero, mientras que ERC aboga por implantar un tipo del 10% para los alimentos sin gluten.
No es la única cuestión que ha suscitado un consenso de amplio radio. Las enmiendas de grupos de izquierda y derecha confluyen en propuestas como aplicar un tipo superreducido del 4% a todos los servicios de teleasistencia, ayudas a domicilio y atención a dependiente en general con independencia de que sean prestados en centros públicos o concertados o no; o en reconocer el tipo del 10% a los servicios veterinarios o a las peluquerías (ahora en el 21%), una demanda que ya suscitó en su día un apoyo parlamentario suficiente para su aprobación, pero que el Gobierno esquivó con una maniobra parlamentaria.
El umbral de los ricos
¿Dónde situar el umbral de a quién se considera rico o pobre desde el punto de vista fiscal? El Gobierno ha hecho su apuesta. Considera que el umbral de renta que califica a un contribuyente como vulnerable está situado en los 22.000 euros y por eso su rebaja de IRPF se concentra en las rentas inferiores a ese límite; y que cuando uno declara un patrimonio superior a los tres millones de euros debe exigírsele una mayor aportación al bienestar, y por eso de ahí parte su gravamen de solidaridad para grandes fortunas.
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Las enmiendas trasladan visiones muy diferentes sobre el asunto. El PP considera por ejemplo que la rebaja de IRPF debería ampliarse a los tres primeros tramos del impuesto y, por tanto, alcanzar a las rentas de hasta 40.000 euros, para las que propone una deflactación general del impuesto. Ciudadanos y Más Madrid coinciden en que se debería reconocer deducciones reembolsables a las familias en problemas con menores a cargo. Mientras, el BNG y Más Madrid abogan por que se rebaje el umbral del gravamen de solidaridad a los patrimonios superiores a un millón de euros.
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