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La edad de oro de las startups españolas de ciberseguridad

La creciente necesidad de protección digital ha generado un enorme nicho para firmas innovadoras centradas en muchos casos en las pymes y con vocación global

Las empresas empiezan a toar conciencia de la necesidad de reforzar su ciberseguridad como algo que no es solo asunto de las grandes companías
Belén Rodrigo

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A medida que crece el uso de los datos en la red también aumentan los peligros. Según el Informe de Ciberpreparación de Hiscox 2022, más del 40% pymes han sufrido un ciberataque en el último año en España y el gasto medio en ciberseguridad ha aumentado un 60%. En el mundo empresarial crece también la conciencia de la necesidad de estar preparados para evitar esos ciberataques y poco a poco está dejando de ser un asunto del que se ocupan solo las compañías grandes. «Ahora mismo estamos en un mundo en el cual tenemos muchas tendencias socioeconómicas y de tecnología de la información.

A todos nos gusta tener nuestros datos seguros, encriptados. Queremos seguridad y control en todos los datos que tenemos, y privacidad», señala Santiago Simón, responsable de emprendimiento en ciberseguridad del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe). En este contexto es normal que el sector esté atrayendo a los emprendedores porque además de la necesidad que hay en el mercado, «muchos fondos están invirtiendo en el sector», añade.

El informe «Análisis y Diagnóstico del Talento en Ciberseguridad en España» elaborado por el Incibe y Ontsi muestra que el ecosistema de ciberseguridad refleja una gran experiencia y profesionalización, además de un alto compromiso en lograr que España se posicione como un país líder en esta materia. Pero para conseguirlo, hace falta «identificar, atraer, desarrollar, y retener el talento en los diversos campos de la ciberseguridad», indica el documento.

«La cifra de profesionales que buscaban empleo en ciberseguridad en 2021 ascendía a 39.072 y la previsión es que se incrementen hasta los 42.283 en 2024. El número de profesionales necesarios en ciberseguridad se elevaba a 63.191 empleos, mientras que en 2024 superará los 83.000», resalta Simón haciendo referencia a las conclusiones del informe.

Desde Incibe notan que gracias al movimiento emprendedor es este campo «la ciberseguridad está llegando a más empresas, es algo imparable», reconoce el responsable. «Hay en el mercado mucha necesidad y eso se ve día a día en todos los aspectos de las empresas que tienen que garantizar la seguridad de sus procedimientos y contar con un plan de recuperación», añade.

Las dificultades de emprender en ese sector, como en cualquier otro, pasan por sobrevivir, mantenerse en el mercado. Pero en este caso, además, «hay que ver si las empresas ven los servicios tan necesarios como para querer pagar por ellos. Deben saber que es una parte más dentro del sistema que tiene un coste. Y para eso hace falta que haya un ciclo de maduración, advierte Santiago Simón.

A través de programa Incibe Emprende se ha lanzado una nueva convocatoria dotada de 30 millones de euros para promover el emprendimiento en ciberseguridad. «Este año queremos que llegue a más empresas porque queremos que haya un crecimiento en todo el país en ciberseguridad», explica Simón. Es decir, las candidatas pueden no dedicarse exclusivamente a este campo, pero si tener un componente de ciberseguridad. «La idea es captar entidades para desarrollar programas que generen tejido empresarial que puedan llegar a la ciberseguridad, lo queremos normalizar en las empresas», añade.

Este interés de los emprendedores también se refleja en la formación una vez que han aumentado el número de másteres en Ciberseguridad que ofrecen distintas escuelas y centros de formación. En la UMP comenzaron en 2006, como título propio y ya llevan cinco ediciones como título oficial. «Tenemos 30 plazas y recibimos 200 solicitudes», afirma su director, Víctor Villagrá.

Hace uno años las empresas «trataron de reciclar a algunos de sus trabajadores en materia de ciberseguridad, se hicieron cursos a medida, pero llegó un momento en que ese perfil no se correspondía a las necesidades del mercado», resalta el profesor. La formación está orientada a alumnos jóvenes, recién licenciados, a quienes se les exige un grado de Ingeniería en Tecnologías porque tiene su complejidad.

Del alumnado destaca «sus ganas de emprender, tenemos una asignatura de emprendimiento, pero en este momento la demanda del mercado es tan alta que creo que no tienen tiempo para plantearse una idea propia. En el minuto dos ya están trabajando con un buen sueldo», comenta Villagrá. A su entender, hay mucho campo para que surjan nuevas sartups, en áreas como «biotecnología o el vehículo conectado. Se está desarrollando y serán necesarias soluciones adaptadas», matiza.

Alimentando nuevos unicornios

Devo arrancó su actividad en 2011 en España, fundada por Pedro Castillo, ofreciendo una plataforma de analítica de datos con el objetivo de reinventar la forma en que las empresas utilizan sus datos, especialmente los de seguridad para generar valor con los mismos. Se tratar de aprovechar esos datos para protegerse al mismo tiempo que realizan su transición hacia la nube. En 2017 trasladó su sede social a EE.UU y diez años después de su creación alcanzaron la valoración de 1.000 millones de dólares, convirtiéndose en unicornio. Gran parte de sus equipos técnicos y de ingeniería están en Madrid y siguen construyendo soluciones que les permite tener una mejor oferta que la competencia. Devo planea salir a Bolsa en el Nasdaq en un plazo de entre dos y tres años, convirtiéndose en la primera start up española de ciberseguridad en dar ese salto.

Punto de partida

Entre las startups de ciberseguridad consolidadas en el mercado se encuentra IriusRisk lcreada en 2014 (inicialmente se llamaba Continuum Security) por Stephen de Vries y Cristina Bentué. Por su experiencia profesional, Vries se dio cuenta que muchos de los problemas de las empresas se podían evitar si se hubiese tenido en cuenta la seguridad desde un primer momento. «Había un gap entre equipos de seguridad y de desarrollo, faltaba comunicación», explica Raquel Ollés, gerente de Operaciones de IriusRisk. Por ello desarrollaron un software para ayudar a que los desarrolladores realicen aplicaciones seguras desde un primer momento.

Una herramienta que incluso da consejos sore cuáles son los riesgos que se van a encontrar, en materia de ciberseguridad, y como los van a poder evitar. En un inicio crearon un sistema de patrones de riesgo que ganó un premio de Incibe y les dio bastante visibilidad, confirmando que su idea era buena. Con el paso del tiempo ya tienen un equipo de 150 personas y filiales en Reino Unido y EE.UU. Están en fase de contratación de personal para estar presentes en Australia y Nueva Zelanda.

El software de IriusRisk automatiza todo el proceso de diseño y desarrollo de todo tipo de aplicaciones. «Embebe los requisitos de seguridad en el trabajo de los desarrolladores», resume Ollés. Cuando la empresa define lo que quiere hacer y cómo lo tiene que hacer, «salen los requisitos en cuanto a seguridad. Trabaja de forma proactiva. El 50% de las vulnerabilidades están ocasionadas en la fase de diseño, tal y como señala Gary McGraw, presidente de nuestro Consejo Asesor Técnico y uno de los grandes especialistas en la materia», añade. Las empresas adquieren la licencia anual del software y el precio depende del número de aplicaciones que desarrollan cada año. «Estamos en la punta de la pirámide.

Toni Castro se lanzó el año pasado a un nuevo proyecto emprendedor, Cluwall, a través del cual proporciona soluciones de ciberseguridad, protección de datos e inteligencia de seguridad basadas en las tecnologías más avanzadas de Big Data e Inteligencia Artificial. «El objetivo era montar una empresa que pueda ofrecer servicios de alta calidad de ciberseguridad a todas las compañías. Son servicios muy caros y quiero que llegue a todos», afirma Castro, CEO y fundador de Cluwall.

Para conseguir este acceso más democrático «ofrecemos soluciones enfocadas para ellos. No necesitamos estructura, ahorramos mucho en costes, pagamos tecnología y las personas», resalta el responsable. Asegura que este año «todo es ciberseguridad. La gente tiene más tecnología y se invierte ahora más. Nosotros ya trabajamos en ello desde 2000 y ahora estamos apostando en la ciberseguridad en el metaverso, por ejemplo. Es un mercado que a día de hoy tiene mucho recorrido», añade.

Entre sus clientes hay muchas pymes pero también empresas del Ibex-35 donde trabajan con la IA para predecir ciberataques. EL objetivo este año es alcanzar una facturación de 4 millones de euros y van a abrir una sede en México. Están ultimando el desarrollo de una solución innovadora para detectar amenazas de seguridad en tiempo real en entornos Web3 y Metaverso mediante la aplicación de técnicas de inteligencia sobre una infraestructura de nube distribuida. También van a sacar un producto gratuito para que cualquier persona que firme un Smart contract «pueda saber si es seguro».

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