Fútbol sala
La sonrisa que aterroriza a los rivales e ilusiona a la liga
El Jimbee Cartagena no logró avanzar en el playoff pero ha dejado la explosión definitiva de Lucao, un jugón que destroza caderas sin perder su llamativa mueca de felicidad en el rostro
Palma Futsal, un inesperado inquilino en el exclusivo Olimpo del fútbol sala español

Una brillante segunda mitad de temporada no bastó para evitar que el Jimbee Cartagena cayese en el primer cruce del playoff liguero. Tercero en la fase regular y en un gran momento de forma y juego ante las fechas decisivas del torneo, los de Duda no pudieron con un competitivo Movistar Inter que les arrebató el billete a semifinales. Una decepción que no resta mérito al desempeño global de los cartageneros, que incluso rozaron su primer título en la final de la Copa del Rey, y que tampoco esconde la irrupción definitiva en el Olimpo de la liga de Lucao Vinicius de Santana Brito.
Natural de Sao Paulo, el ala que juega bajo el alias de Lucao acumula ya tres años en España. En todos llamó la atención y marcó goles pero nunca como en el último, en el que además de hacer 21 tantos en 25 partidos se erigió en líder del equipo. Dos cosas llaman la atención del brasileño cuando uno lo ve en directo sobre el parqué. La primera es su capacidad para retar una y otra vez a su par. La segunda, su forma de entender el fútbol sala. Porque independientemente de la tensión del partido, nunca pierde la sonrisa.
«Soy un jugador que disfruta del fútbol sala», asegura al preguntarle por la felicidad que transmite en la pista y su forma de jugar. «Intento hacerlo como yo querría que lo hiciese un jugador al que estoy viendo. Quiero disfrutar de un partido como si yo fuera un aficionado más. A mí me encanta cuando los jugadores encaran siempre, intentan jugadas diferentes… y creo que ahora con la confianza que tengo puedo hacer lo que me gusta, claro que con responsabilidad. Con la experiencia he logrado la mezcla justa de responsabilidad y riesgo».
Esa forma de encarar los partidos ha convertido a Lucao en uno de los grandes atractivos de la liga española, temido y admirado a partes iguales por las aficiones rivales, sensación muy similar a la que en su época generaba el mago portugués Ricardinho. «Después de los partidos desde las aficiones de toda España vienen a hablarme, y lo entiendo porque sé que lo que estoy haciendo ahora es muy atractivo para el aficionado. Puede que mires las estadísticas y no sea el mejor ni de cerca, pero a la gente le gusta verme jugar y a mí me encanta. Es un honor y un placer grandísimo».
La dificultad de «entrar en el flow»
Sin embargo, esa cara feliz que luce tanto en los pabellones como fuera, aunque le salga natural no es sencilla de conseguir cuando la competición exige. «Hay que acostumbrarse porque en la pista hay mucha tensión. En un partido muchas veces es difícil entrar en el 'flow' porque al final hay mucha información y tienes que estar pensando casi siempre. Pero se consigue a fuerza de costumbre, poco a poco, con el trabajo del día a día. Ayuda tener un entrenador como Duda. Y al final la sonrisa sale, además también es cómo llevo yo un poco la vida».
Como no podía ser de otra manera, nombra Lucao al compatriota que le dirige desde el banquillo. La llegada del técnico brasileño a Cartagena, tras casi veinte años en Murcia, supuso un salto de exigencia y también de calidad. Con él al timón Jimbee no deja de crecer. «Salieron jugadores de mucho nombre, como Solano, Andresito, Marinovic… pero los más jóvenes hemos ido adquiriendo más minutos y más protagonismo, ganando más experiencia y creo que estamos creciendo de los niños que éramos a hombres con mucha más responsabilidad».
Pese a su juventud, Lucao nunca ha carecido de experiencia, pues llegó a Cartagena tras ganar títulos en Croacia y ser nombrado mejor jugador en 2019. «Desde el sub20 estoy peleando por títulos siempre. Salí a Croacia y también gané dos ligas y un subcampeonato y estoy acostumbrado, pero la liga española es la más fuerte y la más difícil de ganar, y todavía más siendo un club que está en crecimiento. Por eso cuando decía que éramos niños que estamos creciendo a hombres me refiero a la liga española. Pero ya es mi tercera temporada aquí y ya no me considero un niño, ya me siento muy experimentado».
Pero, ¿cuál ha sido el factor fundamental, la chispa que prendió la mecha de la explosión definitiva? Lucao lo tiene muy claro: «Cada temporada he ido mejorando en muchos aspectos. Van creciendo los números de goles, cierto, pero creo que lo que más ha mejorado es la confianza, el estar seguro de lo que estoy haciendo y no tener miedo al fallo. Tener además la confianza de todo el entorno, jugadores y cuerpo técnico, y de la afición, me deja muy tranquilo para poder hacer mi juego, que al final es el de arriesgar. Yo tengo que hacer el uno para uno y ese estilo de juego necesita de mucha confianza, no solo mía sino también de todo el equipo, que me digan 'Lucao, puedes ir que si la pierdes no pasa nada'. Hoy tengo eso y puedo disfrutar del fútbol sala como a mí me gusta».
Llegar a este punto tampoco fue tarea sencilla: «Tengo la confianza del míster pero la tuve que conquistar. En la primera y segunda temporadas tuve más fallos y más cosas que al final te bloquean un poco. Él podía confiar pero yo no sentía que confiara porque había fallado. Pero hoy siento que la tiene cien por cien en mí y eso ayuda muchísimo».
Otro factor importante que ha impulsado a Lucao a despuntar como estrella en España es su situación personal, aclimatado ya al país y la ciudad donde vive. «Cuando salí de Brasil fui a Croacia y fue una diferencia brutal, muy difícil. Pero cuando vine a España me encontré con algo mucho más cercano a la cultura brasileña. Gente más caliente, los latinos, con una sangre muy parecida, y para mi fue mucho más fácil. Aquí estoy muy a gusto y Cartagena es una ciudad que es pequeña y muy cómoda pero grande también porque tiene de todo. Se vive muy bien».
Objeto de deseo para los grandes
Estas palabras seguramente tranquilicen a muchos aficionados de Jimbee, que llevan tiempo temiendo por el adiós del brasileño. No parece que vaya a hacer las maletas este verano más que para irse de vacaciones, pero el próximo la historia será bien diferente, con los grandes de la liga siguiendo sus pasos con atención. «Tengo una temporada más de contrato y cuando llegue enero tengo que decidir algo, pero ahora mismo estoy muy enfocado en Cartagena y bueno, salga o no, lo que está en mi cabeza ahora es en que quiero ganar algo con esta camiseta antes de salir».
Para lograr tocar metal con los colores cartageneros al equipo aún le queda dar un último paso. Este curso se escapó la Copa del Rey en la final contra el Barça y el primer título cada vez se ve más cerca, pero quedan cosas por pulir: «Puede ser que nos falte que cuando de verdad necesitemos ganar, como en Copa de España o playoff, ganemos. Tenemos que aprender a lidiar con esa presión y tener más confianza en esos momentos clave. Hay calidad y un equipo para eso, pero quizás nos falte esa parte mental importante que seguramente con el tiempo iremos consiguiendo».
La prematura eliminación liguera ante Movistar Inter, un equipo que quedó por debajo en la fase regular, fue una decepción: «Sabíamos que para ganarles teníamos que sufrir muchísimo, pero teníamos en nuestra cabeza que podíamos hacerlo». Ahora, ya de vacaciones, no queda otra que ver el desenlace de la liga por televisión. Finalmente serán Jaén Paraíso Interior y el Barcelona quienes disputen la final, pero para el brasileño los cuatro semifinalistas aseguraban el espectáculo.
«El Barcelona es muy fuerte individualmente, hemos visto que son los mejores jugadores del mundo; Palma tiene un equipazo que es campeón de Europa; Jaén creo que es el que mejor sabe competir de los cuatro porque sabe llevar los partidos siempre; e Inter, que juega muy bien al fútbol sala y tiene un sistema de juego muy bonito de ver. Es muy bonito verlos aunque me gustaría estar yo ahí. Pero bueno, no estando, hay que disfrutar de la liga que es una liga muy bonita de ver», reconoce.
La entrevista acaba, como no podía ser de otra forma, con otra enorme sonrisa. El motivo, plasmar en palabras el mayor sueño de Lucao tras toda una vida jugando al fútbol sala: «Ser campeón mundial... sería el top al que podría llegar».
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