El complicado equilibrio de Asencio

Así que fue un martes de sensaciones encontradas para Raúl, que es como se dirige a él su entrenador. Le tocaba liderar la lastimada defensa del Madrid en el campo donde más ha sufrido el equipo blanco en los últimos años, y tenía que hacerlo sabiendo que seguía en el foco de un mediático proceso judicial en el que tanto él como el Madrid están firmemente convencidos de su inocencia. Los otros tres acusados (Juan Rodríguez Lima, Andrés García Alemán y Ferrán Ruiz Martí) tuvieron que abandonar el club el pasado verano. No así Asencio. De hecho, el Madrid dijo que no a una oferta del Nottingham de 40 millones de euros y ya negocia con él una extensión de su contrato, que termina en el verano de 2026.

El canario cumple hoy 22 años y lo hace como la gran irrupción de la cantera que el madridismo llevaba esperando desde hace años. Un deseo convertido en cariño, como quedó demostrado desde el día de su debut ante Osasuna, el 9 de noviembre. Pasión que va a más con partidazos como el del derbi del pasado sábado o el del Etihad: «Ya no sorprende la madurez que muestra. Tiene mucho carácter», comentó Ancelotti tras el encuentro.

El italiano ha encasillado a Asencio en ese ramillete de defensas 'pesimistas' que tanto le gustan y que tanto le han dado en esta su segunda etapa como entrenador blanco, como fue el caso de Nacho. No es sencillo que un jugador de La Fábrica acabe asentándose en el primer equipo. Y es prácticamente imposible si antes no ha hecho la mili fuera. La boyante situación económica del club le permite fichar a los mejores jugadores del mundo, sea en el puesto que sea, pero la dramática plaga de lesiones en la zona defensiva le han abierto una puerta que él ha derribado con una mentalidad de acero: «Tiene mucha personalidad, muchas ganas de aprender y progresar, y de soñar a lo grande», indican en el club.

Su partido en Mánchester fue brillante, con dos acciones de valor gol, ambas con 1-0. La primera, a De Bruyne, en un tackling dentro del área que recordó al mejor Sergio Ramos. Evitó una ocasión clarísima en una entrada que corría el riesgo de cometer penalti, pero estuvo más rápido y más inteligente que el belga. La segunda fue a Haaland, al bloquear con su rodilla izquierda un disparo que ya iba para la red de Courtois. Un Haaland con el que se las tuvo en los minutos finales. Asencio hizo la de Rudiger, encimándole con la cabeza en ambos costados de su cuerpo, llevándola incluso debajo de su axila. Erling le respondió agarrándole y Asencio se lo quitó de encima con un manotazo. Territorio marcado, por si no se había dado cuenta el noruego.

Asencio no fue regateado ni una sola vez en el Etihad, ganó los cuatro duelos que disputó, recibió dos faltas y tuvo un 94 % de acierto en el pase (46 buenos de 49 intentos). Estadísticas sobresalientes a las que sumar ese intangible de ímpetu y jerarquía que dio confianza y estabilidad a la inédita línea de cuatro con la que jugó el Madrid: «No solo nunca habían jugado juntos, sino que nunca habían entrenado juntos», desveló Ancelotti tras el 2-3.

Por delante, lo mejor de la temporada, con los títulos más importantes en juego y su figura agrandándose partido a partido. Lo seguirá haciendo alejado del ruido judicial, como le ha aconsejado el club, con el cariño de la planta noble y del vestuario, y con el lícito sueño de ser llamado por la selección. Así es el complicado equilibrio del 'pesimista' Asencio.