Real Madrid
Bellingham, un británico con adicción por el gol
El centrocampista, en su primer curso de blanco, no ha tenido piedad en el área rival
Ancelotti, más 'Carletto' que nunca

Muy claro debía de tener Florentino Pérez el fichaje de Jude Bellingham, pues no es habitual que un club de la talla del Real Madrid desembolse 100 millones de euros por un jugador de la liga alemana, de solo 19 años y con ... escaso recorrido en la élite. Pero 11 meses después, no hay nadie en la entidad, desde el presidente hasta el más escéptico de los aficionados, que no considere la incorporación del británico un acierto sin precedentes.
Llegó al Santiago Bernabéu como prodigio técnico, jugador moderno tan capaz de dejar atrás a varios rivales como de acumular esfuerzos defensivos. Pero Bellingham, ahora de 20 primaveras, ha sido el goleador por antonomasia del Real Madrid en la conquista de su Liga número 36.
Ancelotti, ese gran gestor de vestuario, retocó con astucia el esquema blanco en verano. Con Benzema en Arabia Saudí, no había un delantero al uso que acompañase a Vinicius y fue el de Stourbridge el encargado de atacar el área rival desde la mediapunta. El resultado fue inmejorable.
Bellingham sumó cinco goles en los primeros cuatro partidos del campeonato, ante Athletic Club (1), Almería (2), Celta (1) y Getafe (1), todo victorias para los blancos. Y su relación con la portería rival se prolongó otras 11 jornadas, consiguiendo 14 tantos en las primeras 15. Nadie había iniciado una Liga con semejantes registros, ni siquiera Cristiano Ronaldo o Alfredo di Stéfano, pues ambos dejaron en 13 sus mejores marcas.
Es cierto que, con el paso de los meses, el efecto Bellingham se fue apagando de cara a la portería rival e incluso llegó a sufrir en su demarcación, obligado a jugar de espaldas y contra defensas más cerradas temerosas de las capacidades del internacional inglés.
De hecho, a falta de cuatro jornadas para el final del torneo, el centrocampista ha perdido la primera posición por el Pichichi. Es el ucraniano del Girona Artem Dovbyk el líder de la lista con 20 tantos, seguido del propio Bellingham (18), Alexander Sorloth (17, Villarreal) y Robert Lewandowski (17, Barcelona). Pero si sus tantos dieron un tremendo empujón en el inicio del campeonato, volvió a ser una genialidad suya la que amarró el título de manera definitiva.
El pasado 21 de abril, tras un partido lleno de alternativas contra el Barcelona y con un 2-2 coloreando el electrónico del Bernabéu, ocurrió la magia. En el minuto 91, Brahim condujo por el carril central con mucha decisión y abrió el balón a la banda derecha hacia Lucas Vázquez. El gallego centró al corazón del área azulgrana, su paisano Joselu no llegó al remate y, cuando parecía que el esférico no quería saber nada de la jugada, apareció Bellingham en el segundo palo para batir a Ter Stegen con un zurdazo excepcional, potente a más no poder. Punto, set y Liga.
Adaptación perfecta
Contrastada su calidad futbolística, sorprende también la grata integración que ha tenido tanto en el club como en la ciudad de Madrid. Porque hablamos de un futbolista del Reino Unido, una raza que ha tenido serios problemas históricamente para adaptarse al deporte rey fuera de sus fronteras. Pero el Real Madrid es anómalo en todos sus sentidos e incluso puede presumir de tener varias leyendas de las islas.
Steve McManaman tuvo un gran desempeño en la conquista de la octava Champions League, con gol incluido en la final ante el Valencia. Y qué decir de Gareth Bale, galés de pura cepa, un jugador que parecía que no tendría futuro fuera de la Premier League por su explosivo juego, demoledor con espacios para sus diabluras, pero que acabó convertido en un líder indiscutible, protagonista de momentos memorables y que se marchó del club blanco con 106 tantos en 258, además como futbolista británico más laureado de la historia. Pero Bellingham ha superado a sus predecesores, al menos en su primer año.
Es habitual verle durante los partidos levantar los brazos mientras hace enloquecer a la grada impregnado de la actitud madridista, un mantra en el que rendirse nunca es una opción. Pero no solo en el estadio se siente cómodo.
También se le ha visto, acompañado de su madre y de sus amigos, pasear por la icónica Gran Vía mientras cientos de aficionados se arremolinaban y buscaban una foto con el astro. Incluso durante un duelo contra el Getafe, cuando un jugador rival intentó golpearle antes del lanzamiento de un córner, Bellingham lo esquivó y se permitió el lujo de emular el recorte de un torero.
Sin embargo, una de las anécdotas más curiosas de Bellingham sobre su afinidad por España llegó el pasado septiembre, durante el primer parón de selecciones de la temporada. En un duelo con Inglaterra, tras una ocasión en la que rozó el gol, se le vio claramente cómo gritaba «¡Vamos!» en castellano a sus compañeros, acción que le valió las mofas de Jack Grealish y Kyle Walker, ambos del Manchester City. «Pero cuánto lleva en España, ¿dos meses?», se rieron sus amigos sin malicia.
Se esperan grandes cosas del futbolista en los años venideros, pero es innegable que esta ha sido la Liga de Bellingham, protagonista de principio a fin del campeonato y con un carisma y conexión con la grada que lo han elevado, en tiempo récord, a la categoría de ídolo ante la siempre exigente grada del Bernabéu.
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