El Siglo de Oro en la pantalla
CINE DE VERANO EN SESIÓN DOBLE
Cervantes ha sido adaptado en más de un centenar de ocasiones, pero ninguna supera al 'Quijote' de Rafael Gil de 1947

Queda tanto por aprender. Por ejemplo, de la sociedad británica, la de antes del Brexit, claro. De cómo han convertido su historia, y su literatura, en una industria cultural. Sin remilgos, con sus luces y sus sombras, ya fuera un tipo siniestro como Enrique VIII; un dictador, Cromwell; un visionario, Tomás Moro; múltiples versiones de Shakespeare, Dickens, incluso acercarse al siglo XX, con Churchill o la Reina Isabel II. Saben contar su historia, y la cuentan en la pantalla grande o en la pequeña con las series. Y, además, consiguen pingües ganancias. Vayamos, en este final de agosto, a dos ejemplos en el caso español. Bien relevantes y con cerca de sesenta años de diferencia, que, por cierto, no es poca.
El 'Quijote' es, probablemente, el libro que más versiones cinematográficas ha conocido desde los comienzos del «oficio del siglo XX» (Cabrera Infante). En múltiples idiomas, a lo largo de épocas, estilos, tendencias y modas. Desde la extraordinaria versión de Pabst hasta hoy mismo. Son un centón de adaptaciones, algunas infames, otras sugerentes, y pocas destacadas. Valga recordar la que para uno es la mejor de todas. Rodada en España el año de 1947, coincidiendo con los cuatrocientos años del nacimiento del escritor. Fue dirigida por Rafael Gil, interpretada por Rafael Rivelles (Don Quijote), Juan Calvo (Sancho), Juan Espantaleón (cura), donde también aparecían Fernando Rey, Manolo Morán, y una jovencísima Sara Montiel.
La cinta tenía una duración de poco más de dos horas. De la banda sonora se encargó Ernesto Halffter; Manuel Comba (bisnieto del pintor Rosales) del vestuario y la ambientación; Alfredo Fraile de la iluminación, y los decorados quedaron a cargo del gran Enrique Alarcón. Su versión del 'Quijote', como bien señaló José Luis Castro de Paz, profundo conocedor de la Historia del Cine Español, es «la más coherente versión cinematográfica de la obra de Cervantes que en la historia del cine ha sido», cercano a las páginas de Cervantes, con los personajes ajustados a los perfiles descritos en la obra.
Tiempo apasionante
Cerca de sesenta años después, Agustín Díaz Yanes dirige 'Alatriste' (2006), basada en el ciclo, excepcional, de novelas de Arturo Pérez-Reverte, con un protagonista que se mueve en medio del Siglo de Oro español: Diego Alatriste. Esta vez, al estilo inglés, con las luces y sombras de un tiempo apasionante. Valga recordar la maldición china: «Ojalá vivas tiempos interesantes», y ese comienzo del siglo XVII español, coincidente con la publicación de la primera parte del 'Quijote', vaya si lo fue. Pasado el tiempo, la película de Díaz Yanes hoy es una recreación excelente de un tiempo complejo, apasionante, vertiginoso. El hoy Despacho Oval de la Casa Blanca norteamericana entonces estaba en El Escorial, la Corte de los Austrias, Felipe III, tiempo, dicen de decadencia. Menuda decadencia la de España, con Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Calderón, Velázquez, Tomás Luis de Victoria, Juan de Herrera, Benito Arias Montano, y así hasta la eternidad, por no hablar de la geografía.
MÁS INFORMACIÓN
La grandeza literaria e histórica de Pérez-Reverte fue reunir todos estos elementos en la creación de unos personajes, unas tramas, unas motivaciones, unos hechos que, como en el caso de Alonso Quijano, conseguía una muy difícil conjunción entre aventura y melancolía. He ahí, la clave del personaje; he ahí, la clave de un tiempo convulso; he ahí, la clave del éxito de las novelas, formidables llenas de intriga, sensibilidad, pasión y misterio. Díaz Yanes hizo un trabajo bien meritorio, pues en el tiempo requerido para un filme mostraba todos los perfiles y situaciones del gran Alatriste, por cierto, protagonizado por un espléndido Viggo Mortensen como el resto del reparto, destaco, como siempre, a Eduard Fernández, pero todos cumplen, de manera ejemplar.
Es hora de contar la Historia, cuando vienen tiempos en los que la soberbia de la ignorancia campa a sus anchas. Contarlo, también a través de la ficción, como en estos dos filmes. El cine es emoción, y lo demás es silencio.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete