Los 10 mejores discos nacionales de 2022, según ABC
Entre los álbumes seleccionados este año por nuestros críticos y melómanos encontramos obras de noise-punk, pop siniestro o flamenco industrial combinando Motomamis globales, indies veteranos y artistas intimistas y/o de culto

Como es tradición, los críticos y melómanos de ABC han elegido sus diez discos favoritos nacionales de 2022. En este ranking, ordenado desde el número diez al álbum ganador (más abajo llega hasta el puesto 50), hay noise-punk, pop siniestro, flamenco industrial, bakalao ... y de todo.
Se debe comentar también que hubo un debate con Rosalía, con situarla en el listado internacional Pharrell Williams o Noah Goldstein mediante. ¿Rosa-liar qué haces aquí? Finalmente imperó el DNI.
Y no os olvidéis tampoco de echar un vistazo a los que quedaron fuera del 'top ten' que igual merecen la pena tanto o más, gajes de la democracia...
(En la elaboración del listado se ha contado con los votos de Fernando Rojo, David Morán, Javier Villuendas, Fernando Pérez, María Alcaraz, Jesús Lillo, Israel Viana, Nacho Serrano, Álvaro Alonso, Andrés Castaño y Arcadio Falcón).
10

Betacam - 'La noche interior'
Intromúsica
Por Fernando Pérez.
Betacam desactiva el modo pausa. Miembro de Rusos Blancos y Templeton y colaborador en proyectos y giras de artistas como Tulsa, Cosmen Adelaida, La Bien Querida y Kokoscha, el torrelaveguense Javier Carrasco se ha convertido en una especie de 'hombre orquesta y para todo' del pop independiente español. Pero tras años de lento y guadianesco recorrido, su proyecto personal va dejando poco a poco de ser una fascinante imagen semicongelada y difuminada para alcanzar al fin algo parecido a la velocidad de crucero. Tras 'Saca Pecho', el recopilatorio que reunía sus demos grabadas entre 2007 y 2015, hace cuatro años firmó al fin su debut, 'Mítico', una de las más mayores sorpresas del curso 2018, al que se sumaron después un reguero de singles y un estupendo EP ('Multitarea'), donde se acercaba al pop de guitarras. Ahora llega la esperada reválida del segundo disco... Y el resultado colma todas las expectativas.
'La noche interior' vuelve a ser un viaje enciclopédico hacia casi todas las orillas del pop electrónico de ayer y hoy en las que puede atracar la memoria, con especial querencia por las aguas technicolor de los ochenta. Pero como sucedía en 'Mítico', el pelotón de referencias acumuladas se funden en un discurso personal y totalmente contemporáneo. Esto no es un pastiche retro concebido para epatar. Es una magnífica colección de canciones planteadas y resueltas con mimo e imaginación, soberbiamente producidas atendiendo a los medios disponibles, blindadas con melodías adictivas y propulsadas en algunos casos con estribillos más directos que un croché de Tyson. Están listas para gustar, para ser disfrutadas. Y que un himno luminoso, excesivo, loco y desatado como 'Yo nací para quererte', donde Carlos Berlanga y los nuevos románticos se cruzan con M83, no sea un hit instantáneo confirma que son malos tiempos para la lírica y para los creadores musicales. Nunca como ahora se escucharon tantas canciones, jamás las buenas pasaron tan desapercibidas.
Pero si algo parece tener claro Carrasco es que no merece la pena lamentarse. O sí, pero sin venirse abajo. Eso parece reflejar 'Tan sólo algo de ayuda', con ese punto de partida un poco 'sad trap', en la que de repente aparece Miren Iza para decirle que se deje de tontadas, que el problema no es tambalearse, sino dejarse caer. Y es que uno de los elementos que vertebra el disco es la sensación de melancolía y nostalgia controlada que transmiten sus estupendas textos costumbristas. Las expectativas se derrumban, el amor se agota sin que la culpa sea de nadie (bueno, un poco tuya sí), el tiempo nos arrasa como un temporal... pero incluso tras la noche interior más cerrada acaba llegando un amanecer.
Por eso 'Mejor no hablar de amor' parece la mejor canción de Astrud que Astrud quizás nunca hubieran podido hacer. Porque hay en la ironía de Betacam algo cercano y reconocible, que va más allá del juego intelectual. Lo confesemos o no, todos nos hemos abandonado alguna vez buscando buenos recuerdos en móviles antiguos. Y después nos hemos recompuesto, qué remedio, y hemos encontrado autoengaños distintos con los que abarrotar la memoria de un nuevo teléfono. Es imposible no identificarse con letras tan directas y memorables como los que adornan 'XX', una preciosa mirada sin ira al pasado sentimental, a los naufragios que nos dieron forma. O no sentir un pellizco ('me coges la mano y me rompes con la mirada') con el crescendo desbordante que subraya y eleva el momento exacto del advenimiento de un nuevo amor en «Nada volverá a ser igual», otra cima del disco, en la que La Mode se dan la mano con Ian Broudie y Franco Battiato, del tirón.
Por si cabía alguna duda, esta es la prueba del algodón superada de un talento especial y sin complejos, capaz de salir indemne tras encerrar a Jarvis Cocker, Sergio Algora y Miguel Bosé en un solo tema, 'El capitalismo ha hecho llorar a Merche', una canción protesta-sentimental con coros a prueba de estadios (imaginarios). Un disco perfecto para sollozar en la discoteca o bailar en tu habitación. Betacam se merece por fin y de todas todas un puñetero primer plano.
9

Depresión Sonora - 'El arte de morir muy despacio'
Sonido Muchacho
Por Fernando Pérez.
Las generaciones se pierden de forma periódica, es una evidencia empírica, pero ninguna lo había hecho hasta ahora exiliada en cuartos cerrados y aprisionada entre dos crisis. Con 'Ya no hay verano', una canción pandémica que unía a The Drums con Décima Víctima, el vallecano Marcos Crespo se convertía en el cronista del desencanto 'centennial' por una fiesta que ya se había terminado cuando apenas acababa de comenzar. No hablamos de un himno potencial: el tema acumula ya más de 19 millones de escucha en Spotify.
Su álbum de debut ahonda en las raíces ochenteras que definían sus dos EP previos y en esa capacidad para encontrar cierto consuelo resignado, e incluso algo parecido a la serenidad, en el ejercicio a conciencia de la autoflagelación. Desde su mismo título, 'El arte de morir muy despacio' parece concebido como un disco conceptual sobre el abrupto paso (en falso) a la edad adulta, ese tiempo convulso («voy a explotar como un volcán») en el que aprendemos a mentirnos a la cara.
Bajo la mirada (con presbicia) de cualquier adulto con todas las hipotecas a cuestas, tanta invocación nihilista al caos puede observarse con desdén o simple condescendencia. Allá cada cual con las trampas a su propia memoria, pero es un desperdicio enterrar bajo la losa de los prejuicios unas estupendas canciones que exploran, con sinceridad y momentos de insospechada ironía, en los oscuros recovecos del descubrimiento invocando finalmente a la catarsis.
En el universo 'markusiano' siguen muy presentes The Cure y la inmensa sombra oscilante de Ian Curtis (no es que lo disimule, en directo incluso se marca una versión de 'Disorder'), pero su post-punk de dormitorio cada vez tiene las ventanas más abiertas. Marty Willson-Piper, por ejemplo, parece compartir espacio con un Robert Smith disfrazado de Jacques Brel en la dramática 'Parte II: La abrazo con fuerza', mientras el espíritu de Golpes Bajos se apodera por completo de 'Te mientes a ti mismo'. Siguen muy presentes las texturas y ambientes lofi house y cabe incluso un angustioso spoken word, pero el desembarco de teclados synthpop da una nueva luz a temas como la melancólica y preciosa 'Dos adolescentes y un amor'. Un aliento pop que también se aprecia en melodías tan redondas como las de 'Fumando en mi funeral' y 'Dónde están mis amigos' y en la certera bala rítmica de 'Como todo el mundo'.
Sin rastro de amateurismo (el disco suena imponente de cabo a rabo), este es el aviso definitivo de que nos encontramos ante un talento singular (al final sí va a ser especial), inquieto y en plena expansión. Que se hace mayor, vaya, aunque a veces (casi siempre) duela.
8

Los Estanques y Anni B Sweet - 'Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado'
Ibophonic Records
Por Arcadio Falcón.
En una primera impresión se diría un disco de singles. Muy curioso, pues son singles anti-comerciales, al menos en su estructura y excentricidad, aunque todos los temas suenan a hit. Muy dramático y colorido, con múltiples voces y una instrumentación orquestal. Escucho pasajes que firmaría orgulloso Zappa en '(…Estoy) Muerto de Sed' y guiños a las guitarras de Phil Spector en 'Brillabas'. Música de músicos, con tensiones, flexiones y disonancias que resuelven de forma fresca. Mención especial para los juegos de tempo y las poliritmias en 'No te preocupes por mí'.
En una segunda escucha, se ve que no es un disco de singles, es un musical. O la segunda parte de 'Abbey Road', ese 'medley' que sin quererlo creó un género musical mucho más grande que la propia música. Las canciones resuelven una sobre otra y se explora, en apenas 37 minutos, la línea imaginaria que una el Romanticismo del XIX ('Tu pelo de flores') con la psicodelia de 'El sol no ha salido hoy'.
Tercera impresión: Si hubiera que buscar un género en el que ubicarlo para la desierta sección de discos del Corte Inglés, sería necesario inventar la palabra. Yo diría que es música, ni más ni menos. Las canciones mejoran con cada escucha, algo que sólo pasa con las buenas, y el albúm muestra una cohesión y una intención creativa de otra época. El épico cierre 'Vuelve a amanecer/Vuelve a oscurecer' es el lazo perfecto para uno de los mejores trabajos conceptuales de los últimos tiempos: técnico pero cercano, profundo y divertido, transgresor pero clásico.
7

Germán Salto - 'Germán Salto'
Gran Salto Adelante
Por Álvaro Alonso.
«Tenía en mente canciones que siempre me han gustado del pop español, como Mamá, Antonio Vega… Pero para este disco pensaba más en Solera, en Juan y Junior, en Mocedades, el catálogo de Hispavox, la música más orquestal». Al otro lado del teléfono el propio Germán Salto, un compositor, cantante y guitarrista madrileño que ha sorprendido este 2022 con un giro de tuerca en su discografía. Para su tercer disco largo ha contado con Íñigo Bregel, de Los Estanques. «Tenía la ilusión de hacer un disco de pop barroco emulando algunos de mis ídolos, como The Left Banke o Honeybus. Tuve la suerte de contar con Íñigo, que viene de la composición clásica. Nos pusimos a componer, le enviaba las melodías y él fue metiendo las orquestaciones. Además, Íñigo introdujo unos bajos increíbles que pueden escucharse en el disco. Luego, en el estudio, mi grupo grabó los demás instrumentos», añade. A lo que hay que añadir que incorpora violín, viola, violonchelo, flauta, teclados, además de guitarras y batería. El resultado, un vinilo de portada doble, a la vieja usanza, con tintes de clásico siendo a la vez moderno, que abre felizmente una rama sagrada en el pop español por un tiempo olvidada y que vuelve a dar brotes en algo que es como un pequeño movimiento en ciernes. Germán Salto, piloto de aviones (sic), pasa la vida volando en rutas transoceánicas. En la cabina imaginamos cómo en su cabeza bullen las canciones. Estas nuevas, desde 'Solo el tiempo' que abre el disco hasta 'Ciudad Invierno' (con coros de Nina, de Morgan), pasando por 'No', 'Nada que hacer' o 'Cuando no tenías sed', va desvelando el espectro del prisma melódico del que es capaz Germán. Y le queda a uno, al finalizar este su tercer disco y primero en español (antes cantaba en inglés), la sensación de que la fantástica expedición, en este caso musical, de Salto, no ha hecho nada más que empezar.
6

Rocío Márquez y Bronquio - 'Tercer cielo'
Universal Music
Por Israel Viana.
Rocío Márquez ha vuelto a mudar de piel y ya hemos perdido la cuenta de la veces que lo ha hecho desde que, en 2008, ganó la Lámpara Minera . Su último viaje lo ha emprendido con el productor jerezano Santiago Gonzalo, más conocido como Bronquio, que coge prestadas sus viejas influencias del punk y el hardcore para acoplarlas sin complejos a la electrónica y escribir, junto a la cantaora onubense, la última página de la historia del flamenco. Sí, han oído bien, del flamenco…
Lo que se escucha en 'Tercer cielo' (Universal) son seguiriyas, soleás, tonás y otros cantes antiguos cuya pureza ya quisieron proteger Lorca y Falla hace un siglo, temerosos de que pudieran desaparecer, pero que Márquez y Bronquio pasan por el filtro del electro y del break beat para mantenerlos más vivos que nunca. Hay también bulerías, verdiales, tangos, esa portentosa rumba titulada 'De mí', que bien podrían haber escrito los Chunguitos en su época dorada, o el garrotín tradicional 'Un ala rota', al que la cantaora cambia la letra para reflexionar sobre la pérdida de libertad en la era del capitalismo: «Poniéndome a mí primero / y haciendo mi voluntad / Por ser reina en mi agujero / perdí yo la libertad», canta, mientras suena un sample marciano.
Por mucha electrónica que haya, Márquez muestra, como siempre, un respeto absoluto por la tradición . La cantaora es el pasado, el presente y el futuro del flamenco, de la misma forma que antes lo fueron –¡no me salten al cuello!– Camarón, Morente, Pepe Marchena, La Niña de los Peines y hasta Silverio Franconetti, todos maltratados en su momento por sus propias aventuras.
En la de Bronquio y Márquez todo son, de momento, elogios. Los seguidores más entusiastas han hablado de 'La leyenda del tiempo' o de un nuevo 'Omega', pero eso son palabras mayores. El tiempo de las revoluciones y del cansino debate entre ortodoxia y heterodoxia parece haber pasado. Dejémoslo en que este 'Tercer cielo' va camino de convertirse en uno de los discos del año. Y merecido estará… «¡Con el garrotín, con el garrotán!».
5

Sr. Chinarro - 'Reality Show'
Mushroom Pillow
Por Fernando Rojo.
Los tres adelantos de 'Reality Show' ya nos avanzaban la buena nueva: que Antonio Luque sigue en forma treinta y dos años después de comenzar a cincelar ese personaje llamado Sr. Chinarro, a ratos cáustico, a ratos combativo y siempre descreído de sí mismo y de lo que le rodea. Como el alcalde de 'Amanece que no es poco', todos los demás artistas de su generación son contingentes, pero Luque es necesario. Muy necesario.
Más necesario que nunca en estos tiempos de tribulación, pues su crisis vital se remonta a diecisiete discos atrás, cuando dibujaba la vida en tonos grises tirando a negro. Y desde 'El mundo según' (2006), con melodías mucho más luminosas que producen un brutal choque de trenes entre el fondo y la forma, ya muy evidente en 'Sexo, mar y sol', el tema que inaugura el disco y que bien podría haber albergado una letra ñoña e intrascendente, incluso un hit veraniego, pero en su lugar nos propina una descarnada denuncia de la deshumanización en el trabajo. «Y se lo advertí/ esos cabronazos/ se desharán de ti/ hecha pedazos».
Luque se arrima cada vez más a los dramas mundanos, aunque sin implicarse del todo en ellos, como el que asiste de espectador en primera fila a una obra de teatro pero no termina de dar el paso de subirse al escenario. El ejemplo más paradigmático es 'Luis', la canción en la que plasma su temporal inmersión en Tinder, una aplicación que asegura que se descargó con el único propósito de escribir este tema. Y después de divertirse un rato con el juguete «de los ligues», concluye que es una «tontería» y que prefiere seguir con sus «cosas de casa y que venga lo que tenga que venir».
Y es que la pospandemia nos presenta al bardo en eterno conflicto con las redes y las pantallas: «Con esos de la tele no tenemos nada que ver, nos dará un telele. Apágala y te abrazaré», clama en 'La audiencia decide', quizás la canción más redonda del disco junto a 'El detector', una preciosa melodía que había estado metida en un cajón durante mucho tiempo esperando una letra a su altura, ahora tierna, con un punto de melancolía. El pop a fuego lento que rescata al mejor Sr. Chinarro, el que saca grandes canciones de las pequeñas cosas.
4

Maria Rodés - 'Fuimos los dos'
Elefant
Por David Morán.
Tanto tiempo dándole vueltas a los grandes conceptos, desenterrando la copla y haciendo memoria entre bombardeos y brujería, entre 'Eclíptica' y 'Lilith', y al final todo lo que necesitaba Maria Rodés era un poco de amor. O de desamor. Las más elevadas y recurrentes materias primas de la canción pop y con las que más fácil resulta perder pie y arrearse un buen costalazo.
'All You Need Is Love', sí, pero también un manual de instrucciones para no perderse en una temática abonada al tópico y salpicada de lugares comunes. Esta última, reconoce la de Cabrera de Mar, es la razón por la que nunca antes se había atrevido a cantarle abiertamente al amor, la pasión ciega, la ruptura y la soledad. Lo miraba de reojo y se acercaba dando un rodeo, pero tuvo que venir 'Contigo', disco de country grabado a medias con David Rodríguez (La Estrella de David), para que Rodés se atreviera a dar el salto. La pandemia, asegura, se encargó del resto, y del reto de escribir una canción al día durante el confinamiento surgió 'Fuimos los dos', retablo de relaciones nacientes y menguantes, de amores inflamados y decepciones oceánicas. El ciclo de la vida, la narrativa del querer (y del dejar de hacerlo), comprimido en una docena de canciones que, de la ingenuidad al desencanto y de la luminosa y pizpireta 'Recordarte' a la turbia y temblorosa 'Madame Bovary', trazan una ruta panorámica por los altibajos que moldean los asuntillos del corazón.
Por encima, la voz hipnótica y envolvente de una Rodés cada vez más cerca de convertirse en la mezcla perfecta entre La Bien Querida y Lorena Alvárez. Y por debajo, guitarras (casi) desnudas, atmósferas flotantes, percusiones artesanales y minimalistas, pianos cinematográficos (maravillosa 'Soltar las armas'), coros que dan alas a canciones como 'Salgamos juntos al jardín'... Folk con vistas al pop y con vistas al más allá que, con amor o sin él, arropa a la catalana en su disco más introspectivo y completo. También el más luminoso y valiente.
3
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Estrella Fugaz - 'Luminosa'
Sonido Muchacho
Por María Alcaraz.
El segundo álbum de Estrella Fugaz, nombre artístico bajo el que se ampara el músico Lucas Bolaño, confirmó lo que muchos ya sabían: Bolaño es una de las joyas del indie patrio. En 'Luminosa' (Sonido Muchacho) el músico se embarra hasta las rodillas hablando de la paternidad, la pandemia y de que aquello que te has tomado suba a tu cabeza como un ascensor. Pero el hilo conductor es el mayor 'concepto' de todos, la muerte y la nostalgia de la adolescencia; lo que fue y ya nunca será. Tocó el cielo con la demoledora 'Max y Ellen' en su debut, 'Un sendero fluorescente', y ahora lo roza de nuevo con 'Una cinta electromagnética' o 'El altillo de la casa de tus padres'.
Un elepé de producción 'exquisita' en el que se consigue que los sonidos electrónicos más eclécticos encajen en cualquier sitio, guarden un sentido y los sintes y sampleos suenen distintos a cualquier otra cosa que se haya escuchado antes. Un disco repleto de sonidos fluorescentes (no solo se habla constantemente de una luminiscencia en las letras; traspasa a lo sonoro) en el que tiene cabida el reggae, la cumbia, el indie noventero y los sonidos 'horteras' más tirando a los ochenta que le encajan a la perfección dentro de su producción. Un imperdible de este año.
Allá por 2019 Bolaño publicó 'Un sendero fluorescente', álbum que pudo grabar gracias a una residencia artística en Matadero. El disco, casi indescriptible, dejó un rastro de bocas abiertas. Llegó con sonido nuevo y una producción impecable. Demostró que Bolaño pertenece a ese grupo de letristas del indie patrio (como David Rodríguez, de La Estrella de David, o Carlos Ynduráin, de Los Lagos de Hinault ) que son tan buenos que van unos pasos por delante de los demás. Y ahora con este segundo elepé se permite, básicamente, hacer lo que le da la gana. ¿Que le apetece cantar media canción en italiano sin explicación alguna? ¡Pues allá que vamos! ¿Que le apetece hacer un reggae aunque no encaje, a priori, absolutamente nada? ¡Pues al lío! (Y lo bien que funciona).
Puede que 'Luminosa' sea un disco más accesible que aquel, no por ello peor. Aunque cante el mismo que «no soportan su manera de cantar» ni «su música» , y no sé qué más, lo de Estrella Fugaz es para ponérselo y durante los 35 minutos de álbum solo sentarse a escuchar. Uno de los imperdibles de este año.
2

Los Punsetes - 'ADTRQHOT'
Sonido Muchacho
Por Javier Villuendas.
Los tiempos podrán cambiar (a peor, claro), pero Los Punsetes no. Hay mucho aún por odiar. ¿El progreso del que hablaban? ¿El progreso de las úlceras, dices? El séptimo disco del grupo madrileño, 'AFDTRQHOT', empieza con 'ESPAÑA CORAZONES', que campanea en algún momento como las Vainica Doble haciendo noise. Inicia con un arpegio distorsionado digno de los Crazy Horse de Neil Young para que su cantante, Ariadna, calificado con un 0 su cantar por una profesora para 'Rolling Stone', lance el primer exabrupto en una fórmula de contundencia ganadora: «España es lo que a mí me salga de los cojones». Captada la atención, cierra este primer hit con corolario cómico: «Me sobra media España. Media España me apesta. La España que madruga y la que no se acuesta».
En la siguiente, continúa la fórmula, 'il jogo del hate', la ira es energía y todo eso, su marco general. Aquí hacen cumbre: «Todos los cerdos deben morir. De siete en siete empezando por ti. La luna es blanca, el cielo es gris. Y tus amigos merecen estar muertos». Con mágica flexión del 0 en voz, en esta canción hay, quizá, denuncia política sin abstracciones «está muy caro el alquiler en Madrid, y tus amigos se merecen estar muertos» que se suma a otra pequeña innovación con el aporte de los corillos que no habitúan. Segundo hit este 'CERDOS'. Por cierto, portada de Johnny Ryan al disco y singles. El de 'Pudridero'. Qué bella asociación comercial.
La cara A sigue con 'QUE TE VAYA MAL', una nueva visión constructiva («Y si sé que apretando un botón te atropella al instante un camión, voy a tocarlo sin dilatación y a rezar por el conductor»). 'HOLA, DESTRUCCIÓN' es una gema noise pop con adagios de sabiduría milenaria incluidos («Cada miseria que se asume es un pequeño juego que me consume»).
Después 'ESTRATOS GEOLÓGICOS', menos directa en el mejor sentido sonoro, al salirse de la línea musical e incluso literaria de las anteriores pues se apoya en las no-partículas para contar el dolor («Y no hay sedimentos en mi corazón. Un poco más abajo debería encontrar algo. Una palabra, una imagen, un resto. Puntas de presente, tapas de pasado… Y no hay sedimentos. Nada permanece, nada se queda, nada está»). Esta recuerda, por su juego metafórico concreto, a la espléndida 'Imagina ser una piedra' que lanzaron hace un año.
La primera cara cierra con 'Cosas que no me gustan', buen ejercicio de estilo de su malotismo inveterado pero con un final garagero lo-fi novedoso. Se dice se comenta siempre que todo es igual en ellos pero hay cositas nuevas gradualmente, en su sonido, en sus progresiones y estructuras, en sus cierres, que consiguen sin perder lo bueno que tenían, la frescura. Y en esta obra es cuando todo esto mejor funciona. Y qué bien les suena el disco, grabado por Paco Loco y mezclado por John Agnello (Dinosaur Jr.).
La cara B de 'AFDTRQHOT' abre con 'OCULTISMO', y un juego de palabras marca de la casa pesimista: «Al final del túnel resulta que hay otro túnel. Que conduce a un túnel que lleva a un cuarto túnel». También 0 emociona con otras frases bonitas como «No hay líquido más espeso que el odio que te profeso».
La siguiente empieza formularia: «Por qué tener miedo a una paliza. Qué hay de malo en una lluvia de hostias. De todas las hostias que se rifan. Dos o tres, seguramente, te las mereces tú». Titulando por Bresson en 'UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO', con entradilla a lo Décima Víctima, juego de voces en su estribillo y mucho ruidazo de guitarras, llegamos a 'FOMO', tema final vaporoso y lento, que deja una desdibujada imagen final, evanescente.
En un álbum que es un deslumbrante muestrario de disparos mordaces diferenciales y diferenciados dentro de su noise-punk, porque quizá otras veces se hacía más mazacote homongéneo, logrando su mejor disco en años al juntar como nunca el refrescante filo sus dos primeros discos y la mejor producción de los que fueron llegando, aparte de su evolución con mejores progresiones sonoras, y, sobre todo, con varias canciones que deberían entrar directas a sus directos en calidad de pepinos impepinables.
1

Rosalía - 'Motomami'
Columbia
Por Jesús Lillo.
Complemento perfecto de 'El madrileño' del año pasado, con el que juega a mirarse por encima del hombro y a tocarse por debajo de la ropa, 'Motomami' aprovecha, como el álbum de C. Tangana –habas partidas, desapego y asimetría– el agotamiento y la reiteración del pop anglosajón para taladrar con punta de diamante un patrimonio cultural, dizque latino, ancha es la Castilla de ultramar, al que le queda mucha tierra por conquistar y mucho 'fracking' con el que hacer su propia transición energética. Del apropiacionismo al expolio, que diría López Obrador sin enterarse de nada, que en este caso es quién roba a quién, o quién sale ganando . Incluso Julio Iglesias, después del 'Black is Black' de Los Bravos, tuvo que cantar en inglés y readaptarse para hacer unas Américas norteñas que hoy parecen aburrirse de su soniquete WASP.
Si Tangana españoleaba y profundiza, Rosalía se globaliza y expande en un trabajo cuya semántica urbana surge paradójicamente de un mundo, pandémico, en el que las ciudades estaban cerradas, chapadas a la antigua. La cantante catalana sublima con su lírica unos géneros callejeros en los que la vulgaridad, esencial y canina, perruna y desvergonzada, da paso a unas figuras poéticas que dignifican lo que ha venido siendo la banda sonora del apareamiento bananero. Hay mucho sexo en 'Motomami', pero no explícito; hay calentura en Rosalía, pero aún más compostura . Y hay electrónica –seca, sin humedades– frente a la exuberancia formal de un estilo cuyos artificios instrumentales contribuyen a tapar las carencias vocales de sus intérpretes. Rosalía no tiene que esconder nada. Canta como Dios, que dice su abuela que es lo primero.
De un álbum que en buena parte gira alrededor del consumo, carne masculina o artículos de lujo, cabe destacar el asequible precio al que se despacha, más o menos lo mismo que cuesta uno de los singles, vuelta y vuelta, que edita en su propio sello el grupo granadino y anticapitalista conocido como Los Planetas, a quienes se les cae la baba observando cómo las turbas de Nueva York queman y arrasan las mismas tiendas en las que compra Rosalía, sin tarjeta.
¡Nos vemos en 2023!
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