A favor de los 'fracasados'

Pep Gorgori

Peralada

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11/04/2023 a las 13:49h.

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Mirando la programación de festivales, auditorios y teatros de ópera de hace dos o tres décadas, se queda uno con la sensación de que en aquel entonces se asumían más riesgos, se experimentaba más. Quizás una de las herencias de la crisis de 2008 sea haber olvidado que, a menudo, la Cultura (con mayúsculas) es y tiene que ser forzosamente deficitaria. ¿Cuánto dinero ganaban los mecenas a quien debemos obras como la Novena de Beethoven, las óperas de Mozart, y una infinidad de sonatas, cuartetos, misas, oratorios y un larguísimo etcétera? Pues justamente por eso se agradecen iniciativas como la del Festival de Pascua de Peralada, que nos ha permitido escuchar la obra de uno de esos compositores olvidados por la historia, Alessandro Scarlatti.

Música antigua

'La Giuditta' de Scarlatti

• Música: A. Scarlatti.
• Intérpretes: S. Sáenz, X. Sabata, T. Walker. Vespres d'Arnadí. Dani Espasa, director.
• Fecha: 7 de abril.
• Lugar: Iglesia del Carmen, Peralada.

Este Scarlatti —no confundir con su hijo, Domenico, que destacó como compositor para tecla— pertenece a una generación que ejerce como bisagra entre las primeras óperas de Monteverdi y la eclosión de la ópera italiana en manos de compositores archiconocidos como Vivaldi y Händel. Quizás por eso han 'fracasado', entre muchísimas comillas a la hora de hacerse un hueco en los libros de texto y las grabaciones discográficas. Como no son ni del todo barrocos ni del todo renacentistas, se les cae cualquier etiqueta que se les intente colocar, y así no hay quien venda un producto en las estanterías de este supermercado en el que muchos llevan demasiado intentando convertir la música (clásica y no clásica). Ello ha derivado a su vez en una actitud más y más acomodaticia del público, que valora más reencontrarse con las obras que conoce que descubrir nuevas maravillas.

Total, que el oratorio 'La Giuditta' de Alessandro Scarlatti es un perfecto desconocido en el que el compositor, despreocupado por la posteridad, se limita a hacer lo que mejor sabía hacer: buena música. Vemos en sus partituras ese germen formal de la obertura que después será usado como molde hasta la saciedad, y se le considera el padre del 'Aria da capo' que acabó siendo requisito indispensable en toda la producción de Händel y buena parte de la de Bach.

Hay que felicitar, pues, la iniciativa del Festival de Peralada que, además, apostó para la ocasión por el talento local. El conjunto Vespres d'Arnadí, bajo el liderazgo de Dani Espasa, es ya un referente en la interpretación con criterios historicistas en nuestro país, y es merecedor tanto del apoyo institucional como de la confianza de cuanto programador que se precie de ofrecer a su público buena música, más allá del simple marketing. Su mano se notó, para bien, en la dirección de voces como la de Serena Sáenz, un valor que cotiza justamente al alza y al que estamos acostumbrados a escuchar en repertorio operístico romántico. Al lado de Vespres d'Arnadí, supo adaptarse perfectamente al estilo de canto del Barroco, controlando el vibrato y dejando margen para la articulación, respiraciones y ornamentos requeridos. A la salida, algún comentario de que estuvo demasiado contenida, que no sacó a relucir sus dotes actorales. ¡Pero si estaba interpretando un oratorio! ¡No podía actuar como si fuera Lucia di Lammermoor!

El contratenor Xavier Sabata defendió con la solvencia habitual el papel de Nutrice, al que sacó todo el jugo, hasta meterse al público en el bolsillo con el aria 'Dormi o fulmine'. El Oloferne de Thomas Walker, un rol bastante menos lucido, fue de una exquisita corrección. En conjunto, una velada con buena música que vale la pena conocer.