Boy-bands, chicas Disney, 'idols' del K-Pop: las fábricas de juguetes rotos de la música
Acceder al estrellato demasiado pronto y demasiado rápido es siempre un riesgo para la salud mental de los artistas jóvenes
Muere Liam Payne, exmiembro de One Direction, a los 31 años tras caer desde un tercer piso en Buenos Aires
A los padres con sentido común siempre les recorre un escalofrío por todo el cuerpo cuando se le abren las puertas del estrellato a su hijo o hija. Saben que será muy difícil sacarles del camino de baldosas amarillas que les llevará a cumplir sus ... sueños, y que es mejor que les tengan de su lado, pero el miedo a que se conviertan en un juguete roto, o algo peor, siempre estará ahí, acechando.
Es peligro es especialmente habitual en el mundo de la música, probablemente más que en el cine y seguramente más que en el deporte y otros oficios que dan fama mundial. Y dentro de la música, los terrenos de las boy-bands, las factorías tipo Disney o el K-Pop son particularmente resbaladizos. Y casi siempre, los efectos de la presión soportada sin apenas uso de razón se dejan notar bastantes años después.
El shock que ha producido la muerte de Liam Payne ha sido similar al que se vivió con la de Aaron Carter, estrella del pop juvenil y hermano de Nick Carter de Backstreet Boys. Su carrera empezó cuando tenía sólo siete años, y murió con 34 en la bañera de su casa en California, por ahogamiento, después de haber consumido Xanax e inhalado gas difluoretano.
Entre 1999 y 2002 tuvo mucho éxito una boy-band neoyorquina llamada Dream Street, que estaba formada por cinco chavales de la ciudad. Uno de ellos, Chris Trousdale, murió en junio de 2020 por causas que su familia no quiso revelar. La boy-band irlandesa Boyzone, que arrasó en los noventa, también fue marcada por la desgracia por la muerte de uno de sus cantantes, Stephen Gately, que fue encontrado muerto en su casa de Mallorca en 2009 con sólo 33 años.
En el ámbito hispanohablante, una de las bandas de chicos más famosas del mundo fue Menudo, donde militó Ricky Martin. El enorme éxito alcanzado por aquellos niños marcó a uno de ellos, Anthony Galindo, que se suicidó a los 41 años en octubre de 2020 tras varios intentos. Su compañero Ray Reyes murió el año siguiente, pero por un infarto masivo.
Aunque tampoco tuvo relación con la fama, fue igualmente impactante la muerte de Tom Parker, de la boy-band británica The Wanted, con sólo 33 años debido a un cáncer incurable. Algo parecido ocurrió con Rich Cronin, que triunfó a finales de los noventa y principios de los dos mil con la boy-band de tres miembros LFO (Lyte Funky Ones), y falleció trágicamente con sólo 36 años en 2010, cuando sufrió un derrame cerebral relacionado con complicaciones derivadas tanto de la leucemia como de un trasplante de células madre. Su compañero de grupo, Devin Lima, también falleció de forma temprana en 2018, a los 41 por otro cáncer, y el año siguiente murió el tercer miembro, Brian 'Brizz' Gillis, a los 48 años y sin que se revelaran las causas.
La factoría Disney, aunque no tiene cadáveres en la mochila, ha dejado un rastro de problemas mentales en muchas de sus grandes estrellas. Demi Lovato o Miley Cyrus han reconocido haber superado ciertos traumas psicológicos por la presión y la fama desmedida; no hace faltar recordar todo lo ocurrido con la pobre Britney Spears, y luego está el caso de Lindsay Lohan, que convirtió su vida en una espiral de excesos que por suerte no le ha costado la vida.
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Un mundo aparte es el del K-Pop, donde los suicidios están tristemente a la orden del día debido -sin ninguna duda- a las desmesuradas exigencias y presiones de una escena empeñada en fabricar 'idols' (ídolos') más que artistas. Así se fueron Yohan, del grupo TST, a los 28 años en junio de 2020; Jonghyun, vocalista principal del grupo surcoreano Shinee, por inhalación de monóxido de carbon en diciembre de 2017 a los 27 años; o Haesoo, que en 2019 fue hallada muerta a los 29 años en su casa junto a una nota escrita por ella misma.
La también surcoreana Park Boram murió a los 30 años el pasado abril, por la misma causa que Amy Winehouse: envenenamiento por alcohol. Otro talento surcoreano era Goo Ha-Ra, conocida como Hara, que ganó popularidad como cantante del grupo Kara y como actriz en programas como 'City Hunter', y se suicidó en 2019 con sólo 28 años. Choi Jin-ri, también conocida como Sulli, entró en el mundo del espectáculo como actriz infantil a los 11 años, pero su vida dio un giro trágico cuando puso fin a su carrera musical debido a las amenazas de sus fans en Internet, lo que finalmente la llevó a quitarse la vida a los 25 años tras abandonar su girl-band f(x).
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También se suicidaron los cantantes Moonbin, a los 25 años en 2023; Yohan, de la boy-band TST, en 2020 a los 28 años; Ahn So, en 2015 a los 21 años; Song Yoo-Jung, a los 26 años en 2021; o Cha In-ha, en 2019 a los 27 años.
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