música
Cinco anécdotas de la vida de los Beatles
Con una vida tan intensa, unos jovencitos llamados John, Paul, George y Ringo tuvieron que pasar por situaciones de todo tipo
El encuentro con Elvis

Fue el 27 de agosto de 1965. Unos imparables Beatles visitaban a un Elvis Presley en horas bajas. Aquellos a quienes consideraba cuatro zoquetes, de repente le habían convertido al rey en una reliquia del pasado. Aún así, como bien sabía su manager el Coronel, era un encuentro que a ambos les convenía. Fue Lennon el que dijo que «antes de Elvis no había nada». Para ellos era encontrarse con su ídolo, la gran estrella del . Sin embargo, una vez que estuvieron todos sentados, pasaban los minutos sin que nadie se atreviera a abrir la boca. Fue entonces cuando Elvis soltó:
-Maldita sea. Si vais a quedaros sentados ahí mirándome toda la noche me voy a la cama.
Aquello sirvió para relajar el ambiente y dar comienzo a la reunión, aunque, por lo visto, tampoco fue muy apasionante. De hecho, se dice que Ringo se fue a jugar al billar con unos amigos de Elvis. Por cierto, en aquella mansión fue la primera vez que los británicos vieron un mando a distancia de televisión.
La amarga experiencia filipina

El 3 de julio de 1966 llegaron a Manila con las escenas habituales de histeria entre el público congregado para contemplar su llegada. Pero empezaron a pasar cosas extrañas: el ejército se encargó de llevarles no a sus hoteles, sino a un yate para que su dueño pudiera presumir, en medio de una gran fiesta. de ser su anfitrión. Algo que a ellos no les sentó ni medio bien. Pero lo peor llegaría al día siguiente.
Brian Epstein declinó una invitación de Imelda Marcos a una recepción a la que había convocado a los hijos de toda la clase pudiente filipina, con la excusa de que los cuatro muchachos tenían que descansar hasta la hora del concierto. La mujer del dictador se quedó con las ganas. Aquello se tomó como una ofensa nacional. A las puertas del hotel se juntaban los fans con los que acudían a insultar a los Beatles. El 6 de julio tuvieron que dirigirse sin escolta al aeropuerto, donde volvían a verse rodeados por filipinos ofendidos que arrojaban todo tipo de objetos contra los Fab Four , junto a los seguidores de la banda intentando llevarse algún recuerdo de la vestimenta de estos. Por lo visto, Paul fue el único que tuvo la habilidad y las velocidad de piernas suficiente como para librarse de algún puñetazo (el peor parado fue Ringo Starr ). Antes de partir el avión, un agente de la Oficina de Impuestos exigió a Brian el 50 por ciento de los beneficios de los dos conciertos dados.
Tras esta experiencia, los Beatles decidieron que se acabó lo de dar conciertos en directo. A partir de entonces, se recluyeron en el estudio.
Rolling Stones, una rivalidad simulada
Sobre la supuesta rivalidad entre The Rolling Stones y The Beatles, nos remitimos a una versión de primera mano, la daba por Keith Richards en su libro «Vida». Cuenta que no solo Paul y John les regalaron una canción, «I Wanna Be Your Man» («que la convertimos en una canción con un estilo inconfundible de los Stones y no de los Beatles»), sino que había estrategias concertadas de marketing: «En esos días los dingles salían cada seis u ocho semanas y tratábamos de organizarnos para no coincidir. Recuerdo a John Lennon llamando para decir:
-Nosotros todavía no hemos acabado de mezclar.
-Pues nosotros tenemos uno listo ya.
-Entonces salid vosotros primero».
La cama de Yoko

Bien es sabido que Lennon rompió una regla de oro de los Beatles cuando introdujo a Yoko Ono en el centro de trabajo de la banda. Pero aquello llegó al paroxismo cuando la pareja sufrió un accidente de coche en Escocia . Tras un periodo de convalecencia, John apareció en el estudio para continuar con la grabación del disco «Abbey Road» . Todos salieron a recibirle con alegría por su recuperación, pero tras él entraba Yoko con unos operarios que portaban una cama. Ella no estaba todavía restablecida, por lo que habían decidido que lo mejor era que siguiera sus cuidados en el propio estudio. Así lo cuenta Goeff Emerick en su libro «El sonido de los Beatles. Memorias de su ingeniero de grabación» : «Boquiabiertos, todos contemplamos cómo entraban la cama en el estudio y la depositaban cuidadosamente junto a las escaleras, frente al rincón de té y las tostadas. Aparecieron otros hombres con batas marrones con sábanas y almohadas y procedieron a hacer gravemente la cama. Entonces, sin decir palabra, Yoko se metió en ella y se tapó meticulosamente con las sábanas».
Para rematar la faena, Lennon pidió que le instalaran un micrófono para poder oírla por los auriculares. Solo pensar en la cara que debió poner Paul pone los pelos de punta.
¿De donde sacaron su clásico peinado?

La responsable fue Astrid Kirchherr , novia de Stuart Sutcliffe , guitarrista del grupo en la época de Hamburgo, y la autora de una famosa sesión de fotos en la ciudad alemana. Fue ella, de aspecto existencialista y mucho más moderno que aquellos rockeros, la que cortó el pelo a su novio a ese estilo, luego imitado por el resto de los Beatles, excepto Pete Best , el batería de ese momento, que continuó con su tupé llevándose a las chicas de calle, según reza la leyenda, hasta que fue expulsado por sugerencia de George Martin.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete