Iceta pone Cultura patas arriba a mes y medio de las elecciones

Desde que Pedro Sánchez diera por concluida la tarea legislativa de su Ejecutivo, periodo que aconseja a la prudencia administrativa, en Cultura han coincidido la puesta en marcha de un apresurado proceso de elección para dirigir la Biblioteca Nacional de España (BNE) con la dimisión de la directora del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) y la destitución de la subdirectora general del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).

Entre los sindicatos del ministerio califican estos movimientos de «extraños» y los atribuyen a dos motivos: al cierto ambiente de «deserción» que se vive desde hace un tiempo y al empeño de Iceta de colocar a los suyos. Sol Cruz-Guzmán, portavoz de Cultura del PP en el Congreso, se declara asombrada: «Parece que renieguen de su propia gestión. No se entiende que a mes y medio de las elecciones pongan el ministerio patas arriba».

De todos los movimientos, sin duda el más relevante es el de la BNE. Después de una década en el cargo (con gobiernos del PP y del PSOE), y con la intención de abandonarlo desde la pandemia, Ana Santos al fin pudo comunicar el mes pasado su jubilación, con la intención de pilotar una transición tranquila hasta finales de año. Pero la publicación de la orden ministerial que abre el plazo para la presentación de candidaturas ha trastocado todos los planes. Este expira el 21 de junio, con las Cortes disueltas y en puertas de la campaña electoral, que comenzará el 7 de julio. Desde la finalización del plazo, se abre un periodo máximo de dos meses para que la comisión de asesoramiento valore a los candidatos.

Si se agotaran estos tiempos, siendo agosto inhábil, la elección del nuevo director se iría a septiembre, cuando ya podría haberse constituido un nuevo gobierno. Pero también cabe la posibilidad, remota, de que todo quede resuelto antes de que empiece la campaña electoral. La orden ministerial lo permite. ¿Por qué estas prisas, tras tanto tiempo sin mover ficha? «A lo mejor es porque quieren colocar a alguien -dice Cruz-Guzmán-. No encontramos otra explicación. Hacer esto a las puertas de unas elecciones generales es una falta de respeto a las instituciones».

Otras fuentes de la oposición censuran el riesgo de politización de la BNE y avisan de que el guiso de esta elección está siendo demasiado casero, pues está controlado por el ministerio: «La política de las instituciones debería estar al margen de los vaivenes».

Debates políticos al margen, si Iceta quiere nombrar al relevo de Ana Santos en la BNE, podría hacerlo antes de las elecciones, pues el Ejecutivo está en plenitud de funciones hasta el 23J. Es a partir de entonces cuando entra en funciones y la ley del Gobierno limita su actividad «al despacho ordinario de los asuntos públicos [...] salvo casos de urgencia debidamente acreditados o por razones de interés general». Iceta todavía tendría alguna opción de nombrar en funciones al nuevo director de la BNE, pero sería más difícil justificarlo, explica un jurista consultado por ABC: «Otra cosa es que la democracia no es solo normas, sino usos y procedimientos que revelan una actitud respetuosa con las circunstancias políticas».

El relevo que sí se va a confirmar, previsiblemente en el Consejo de Ministros del próximo martes, es el de la dirección del ICAA, tras la dimisión de Beatriz Navas, tras cinco años en el cargo. El elegido es Ignasi Camós, que aterrizó en Plaza del Rey cuando Iceta fue nombrado ministro. En estos dos años se ha ocupado de gestionar los grupos de trabajo del Estatuto del Artista, un conjunto de medidas laborales y fiscales que se va a quedar sin completar. Camós no tiene experiencia previa en el ámbito de la cinematografía. Navas abandona el ICAA sin haber conseguido aprobar la nueva ley del cine, que el sector demandaba con urgencia, porque la vigente es del año 2007 y porque era el salvavidas que el ministro había prometido a los productores independientes, muy perjudicados por la ley audiovisual.

Menos mediática, pero también significativa, ha sido la destitución de Marta Hernández Azcutia como subdirectora general del IPCE. Hace unos meses estuvo en el ojo del huracán por la instalación de una climatización que dañó el archivo Laurent. Su lugar lo ocupará Susana Alcalde, que tiene la confianza plena de Isaac Sastre, director general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes. Sastre también comunicó hace mes y medio la destitución al subdirector general de Archivos Estatales, aunque aún no la ha hecho efectiva.

Estos movimientos se suman a los producidos en los meses anteriores. Los más destacados son los de Adriana Moscoso, que abandonó la dirección general de Industrias Culturales y Propiedad Intelectual para acompañar a Reyes Maroto en la candidatura a la alcaldía de Madrid, y la de Eduardo Fernández Palomares, que abandonó la subsecretaría general de Cultura para irse a Bruselas. A Iceta, que llegó con Víctor Francos como secretario general, le ha dado tiempo también a poner a gente de confianza en organismos como el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem).

Lo que sí hará Iceta, mañana mismo, es anunciar al Patronato del Museo Reina Sofía los nombres de la terna elegida por un comité de expertos para sustituir a Manuel Borja-Villel al frente del centro, en el que estuvo 15 años como director. El titular de Cultura comunicará a los patronos el designado por él de entre esa terna. El martes elevará su propuesta al Consejo de Ministros. En los últimos días ha aparecido en los medios un baile de posibles candidatos, a los que dicho comité ha entrevistado esta semana en el Auditorio Nacional de Madrid. Aunque todo apuntaba a que sería una mujer la elegida (quizás la mexicana Sofía Hernández Chong Cuy), ayer sonaba con fuerza el nombre de Manuel Segade. Mañana lo sabremos.