Manuela Moscoso y Mariano Mayer: «Hay una larga tradición en vincular Latinoamérica y Europa a través de ARCO»

Manuela Moscoso y Mariano Mayer engalanan ARCO 2023 con trabajos textiles, pinturas de grandes dimensiones, fotografías, imágenes vinculadas al cómic y un show de Perú, entre otros. Los comisarios tratan de traer al lateral del pabellón 9 del magno recinto ferial aire y arte fresco latinoamericano con el objetivo de que nunca sea lo mismo.

—¿Cómo enfocan la tercera edición de 'Nunca lo mismo'?

—Manuela Moscoso: Hace dos años que Maribel López nos invitó a ambos a hacer esta sección. Una sección nueva, en línea con la manera en la que trabajamos: pensando en la multiplicidad de formas con las que entender Latinoamérica desde un punto de vista amplio y rico. Este año son 11 proyectos de diferentes países desde los que esbozamos este ejercicio.

—Mariano Mayer: Cada compartimento espacial está pensado como una exposición. No sólo se puede ver a 13 artistas de Latinoamérica y proyectos galerísticos de distintos lugares, sino que también se puede contemplar 11 muestras, en la mayoría de los casos, individuales.

—¿Qué tipo de artistas y galeristas presentan?

—M. Moscoso: Nos interesaba que hubiera artistas históricos, de mediana carrera y ciertos legados, así como una amplitud y una diversidad de formas de trabajar: pintura, instalación, cerámica, tejido… Jugamos con la lógica de la representación, que haya una diversidad de lugares y de trayectorias.

—M. Mayer: Nos interesa mucho las procedencias, traer diversidad y amplitud regional, hacer que el mapa latinoamericano crezca edición tras edición, y el relato de cómo una galería con otro tipo de recorrido y ubicado en otro lugar del planeta tiene interés en trabajar con artistas latinoamericanos.

—¿A qué le dan más importancia?

—M. Moscoso: Lo que es importante es que todos los artistas tienen una investigación formal conceptual detrás. Pensamos mucho en el lenguaje poético que el artista propone. Trabajamos casi para él.

—M. Mayer: ARCO mantiene una línea de trabajo muy férrea con artistas, galerías, curadores y visitantes. Hay una larga tradición en vincular Latinoamérica y Europa a través de un espacio como este, así como de presentar proyectos latinoamericanos para que empiecen a circular en este lado del mundo. Se han realizado de distintas maneras, con distintas distancias expositivas y planteamientos. Ha cambiado la metodología, pero el interés de conectar, de presentar, de dar a conocer y de establecer una conversación lo mantenemos.

—¿ARCO como puente entre Europa y Latinoamérica?

—M. Mayer: Son muchas las entradas y las maneras de llegar a un lugar, pero lo que no se puede dejar de lado es la cuestión idiomática. Manejarnos en un mismo contexto idiomático tiene cierta relevancia. También hay que destacar la dimensión de la feria y el deseo de esta en profesionalizar encuentros. En ARCO hay un interés peculiar por que eso siempre suceda, de que pasen muchas personas de distintos lugares para que puedan conocer lo que está ocurriendo en términos de arte contemporáneo.

—M. Moscoso: La feria se ha convertido en un lugar de diferentes encuentros y conversaciones que pueden ser muy fructíferos para curadores que no están tan vinculados al mercado, pero si están interesados en conocer trabajos que de otra manera no conocerían. También el trabajo de los galeristas es un esfuerzo en muchos casos: el venir a Europa sin nadie que te asegure que vayas a generar un ingreso. Es una apuesta, pero es una apuesta que vale la pena por el contexto y la visibilidad que ARCO genera