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ARCO 2023

Grandes expectativas con vistas al Mediterráneo

La feria arrancó ayer su 42ª edición en Ifema con positividad y propuestas en el que ya se denomina 'ARCO de la normalidad'

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Piezas de Tony Oursler en la galería Moisés Pérez Albéniz aNDRÉS GERLOTTI

Javier Palomo

Madrid

La 42ª edición de ARCOmadrid dio comienzo ayer con un nuevo planteamiento: dejar de lado la reflexión sobre un país en concreto, para centrarse en el 'mar situado entre tierras'. De esta manera, 'El Mediterráneo: Un Mar Redondo' acapara la propuesta principal de este año. Galerías de Grecia, Egipto o Turquía se dan cita en Ifema para mostrar las propuestas nuevas de sus creadores.

Es el caso de la artista Stefania Strouza, que junto a la galería griega A.Antonopoulou Art, presenta una serie pictográfica digital y varias esculturas de diferentes plásticos y metales moldeadas a mano a imagen del mar. «Entre las obras que traigo hay piezas que van desde los 2.000 hasta los 17.000 euros», detalla Strouza. «Tenía ganas de acudir a la feria este año, es toda una invitación para diferentes generaciones de artistas de zonas geográficas muy distintas», apunta.

Al lado de las olas metálicas de Strouza se encuentra Ellen de Bruijne Projects, que desde Ámsterdam trae al Mediterráneo una pieza peculiar: una reinterpretación de un confesionario típico de las iglesias italianas. Esta instalación de la creadora visual Pauline Jardin Curnier ronda los 60.000 euros. «Estoy muy feliz de volver un año más aquí, el entorno es muy familiar y siempre hay un aura de respeto entre los artistas gracias al trabajo de los comisarios», explica la directora Ellen de Bruijne.

Otro de los representantes de este espacio es Hollybush Gardens, con una serie escultórica de Jumana Manna formada por tuberías antropomórficas entre lo humano y lo industrial, buscando representar la fluidez. «No podemos decir un precio exacto, pero se encuentra entre los 16.000 y los 30.000 euros», detalla Marinella Franco, responsable de la galería.

Fuera de la sección comisariada por Marina Fokidis, en el salón general se ubica la galería David Zwirner, donde se sitúa algunas de las piezas más codiciadas de todo el salón: «La escultura de Juan Muñoz con la que contamos aquí ronda los 850.000 euros», explica Carmen Blanco Santos, su portavoz. Ya está vendida. Su precio está aún lejos del 1,6 millones del miró de Leandro Navarro, posiblemente la obra más cara de la feria. Entre sus propuestas más económicas, las pinturas y visuales de Marcel Dzama, que comienzan en los 10.000 euros. «Para nosotros es la primera vez que hacemos ARCO y estamos muy ilusionados de poder venir a España, recibir nuevas audiencias, desarrollar nuevas relaciones con clientes e instituciones y mantener las ya existentes en la Península», comenta Blanco Santos.

Una escultura de Galerie Lelong Andrés Gerlotti

Entre las galerías del programa general se respira un aire de 'serenidad'. «Podríamos titular esta edición como el ARCO de la normalidad», apunta Esmeralda Gómez, directora de la mallorquina L21. «Llevamos ocho años acudiendo a la feria, dos de ellos en la sección de Opening, y en esta ocasión esperamos más afluencia», detalla. Su estand ha apostado por un proyecto del artista Richard Woods, plasmando su trabajo en maderas, vigas al aire y una estética industrial. Sus puertas correderas oscilan los 4.000 euros. «El resto del estand varía entre los 2.000 euros y los 75.000, con la obra de Jordi Ribes siendo nuestra gran propuesta», indica.

Alegría y serenidad

Justo cuando se conmemora un año del comienzo del conflicto de Ucrania, que volvió a frenar las expectativas de la feria tras el parón de la pandemia, parece que todo vuelve a las sensaciones y a la afluencia de años anteriores. «Todos coincidimos en que hay mucho optimismo en esta edición. Tras un par de años complicados parece que estamos ya en un escenario normalizado. Primero sin mascarilla, con un plantel de galerías nacional e internacionales estupendo y con una enorme demanda de público y de coleccionistas», explica el galerista Manuel Fernández-Braso, que se siente «muy confiado e ilusionado».

Su galería familiar vuelve a apostar por sus habituales, como Guillermo Pérez Villalta o Soledad Sevilla. «Aprovechamos para incluir en la feria artistas contemporáneos con los que siempre trabajamos junto a nuevas voces con las que tenemos preparadas futuras exposiciones», comenta el galerista, como Cristina Almodóvar o Guillermo Martín Bermejo. Las piezas que representan oscilan entre los 1.000 euros hasta los 120.000. «Los dibujos de Martín Bermejo se encuentran en torno a los 2.000, mientras que la escultura de Arturo Berned es la pieza más cara de nuestro estand».

En paralelo al programa general se encuentra la sección Opening, cuyas galerías no superan los siete años. Es el caso de Chiquita Room, que asiste por primera vez a Ifema. «Venimos con una apuesta fuerte, para enseñar a todo el mundo qué es lo que ofrecemos», explica Laura González Palacios, fundadora de la galería. Su estand está conformado por obras de dos de sus artistas representados: Teresa Estapé explora a través de la joyería de luto la falta de espacios para el duelo en la sociedad contemporánea, y Pedro Torres aborda la fascinación humana por entender el tiempo, a través del rastro que este deja en la materia. «Nuestra pieza más cara ronda los 25.000 euros. Consiste en una instalación de Estapé que se llama 'Forget Me Not'», explica la directora.

En el segundo pabellón de la feria, el 9, se encuentran otros espacios de interés. Es el caso de la sección comisariada por Manuela Moscoso y Mariano Mayer, 'Nunca Lo Mismo', con la intención de dar a conocer a artistas y galerías procedentes de Latinoamérica. Hache es la galería argentina que custodia las obras de Florencia Böhtlingk. Su propuesta reúne pinturas de Böhtlingk desde principios de los años 2000 hasta obras más recientes que se ocupan de la unidad ecosistémica alrededor de los ríos de la Plata y Amazonas. «Cada óleo tiene un precio, entre los 7.000 euros hasta los 15.000 las piezas más grandes», indica la directora Herminda Lahitte. La representante es optimista con esta edición —su segunda vez en ARCO— y agradece el respeto y el interés por parte del público de la feria.

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