Una feria no exenta de críticas y disputas

La 42ª edición de ARCOmadrid se despide hoy. Tras su paso deja cinco jornadas en las que el diálogo sobre arte ha fluido con naturalidad por los distintos y heterogéneos estands de los pabellones de Ifema. En un año donde la feria se ha podido quitar un peso de encima: el temor suscitado que arrastraba por la pandemia y el conflicto ucraniano. Los visitantes han podido disfrutar de un ambiente y unas sensaciones que recordaban a los años anteriores. Al menos, eso se deduce de lo expresado por los expertos consultados. El mercado del arte, apunta el comisario y crítico Fernando Castro, ha vuelto a mostrar su 'peculiar fortaleza': «El nuestro es un ámbito donde las crisis se sienten pero no se sufren con tanta dureza como en otros sectores, lo que permitió en ediciones anteriores aguantar el tipo pese a los inconvenientes», explica. Sin embargo, cuando toca hacer balance de la edición de ARCO'23 se asoman algunas costuras.

«Personalmente, veo la feria mucho más aburrida, menos excitante y dinámica», detalla Castro, apuntando a la ausencia de instalaciones y propuestas más atrevidas, y a la predominancia de obras pictóricas por encima de otras expresiones artísticas. «Ha desaparecido todo aquello que no tenía una salida comercial clara, lo cual en cierta manera es comprensible. La voz cantante la tienen que tener los compradores y los coleccionistas, en la que el interés que puedan tener comisarios o críticos de arte no es dominante». Aún así, otros expertos afirman que, aunque ha habido mucha pintura, la calidad de los estands ha sido sobresaliente. «Me parece que ha habido muchas obras interesantes, soportes y esculturas alejadas de lo convencional, algo poco habitual de ver en esta feria», subraya Manuel Segade, director de CA2M.

 El historiador del arte también destaca la capacidad de esta edición por llevar más allá del recinto ferial a los compradores y coleccionistas extranjeros. Los desayunos que realiza para invitados de la feria en el CA2M han alcanzado este año los 800 asistentes, muy por encima de los 300 de años anteriores. «Esto demuestra que no solo la feria funciona bien, sino que está consiguiendo que se apoye la escena local y se creen nuevos espacios de discusión», explica.

La sección comisariada por Marina Fokidis también ha levantado opiniones enfrentadas. Una queja en común ha sido la representación idílica que se ha propuesto, excluyendo temas polémicos como son las migraciones o los muertos en estos procesos migratorios. «Han sido muy estrategas con la cuestión del Mediterráneo», reflexiona Carlos Delgado Mayordomo, crítico y comisario. «La base teórica en la que se sustenta esta sección es el comercio y su valor como transmisor cultural, y lo han vinculado a una feria que cumple la misma labor». El experto explica que, bajo esta excusa, han desaparecido temas centrales que «son de lógica que entren en cualquier reflexión del Mediterráneo». Hay quienes creen que hablar de muertos en ARCO no es lo más idóneo. «Aquí estamos hablando de arte, no es el momento. Lo importante es seleccionar a buenos artistas, e igual no hay artistas buenos que hablen de los muertos en el Mediterráneo», expresa María Corral, crítica y comisaria. Con sus palabras coincide Segade, quien alega que «ARCO no es una exposición y no nos tenemos que olvidar de esto. No tiene que rendir cuentas, lo que tiene que hacer es presentar secciones interesantes».

La desavenencia entre expertos acerca de la ausencia de mujeres artistas deambula un año más entre los amplios y diversos pasillos que conforman los pabellones 7 y 9 del popular recinto madrileño. Según la Asociación Mujeres de las Artes Audiovisuales (MAV) solo el 35% de artistas presentes en ARCO son mujeres, por lo que niegan la existencia de paridad en el respetado evento. Un año más, ellas sufren de escasa presencia en lo que al mundo artístico se refiere. Delgado destaca la lamentable desaparición de estos espacios para este grupo, ya que la cuota femenina se localiza en determinados lugares como 'solo projects'. El crítico culpabiliza a Maribel López, directora de la feria: «El gran escándalo de ARCO de este año no es el Picasso muerto de Eugenio Merino. El gran escándalo lo ha generado la propia directora al erradicar, con excusas absolutamente peregrinas, los espacios de visibilidad femenina en una feria escandalosamente masculina». El comisario manifiesta que seguir apoyando la representación de la mujer en el arte es únicamente cumplir con la Ley de igualdad de 2007. «López debería ser cesada inmediatamente. En sus declaraciones presume de que ha decidido quitar estas estrategias que vienen legisladas en una feria que cuenta con dinero público. Además, señala que lo considera algo muy binario y lo elimina, no vaya a ser que los hombres o una persona que no se considera hombre o mujer se pueda sentir excluido. Me parece un absoluto disparate», exterioriza.

Hay quienes se postulan que lo importante no es tanto el género del artista como la creación de este. «Yo no voy en búsqueda del porcentaje de hombres y mujeres. Yo voy examinando el porcentaje de buenas obras y de buenos artistas, y de eso en esta edición hay mucho», expresa Corral. También la Premio Nacional Soledad Sevilla prefiere fluir entre las emociones que le provocan las multitudinarias obras. La pintora alega que las mujeres tienen más dificultades que los hombres para adentrarse en cualquier ámbito laboral, pero no niega que en el mundo del arte se haya generado una situación más compleja para adentrarse en él, puesto que cada galería plantea su propuesta, y la plantea como le conviene. «Somos muchas y muy valiosas, al igual que nuestros congéneres. En ARCO voy observando, y a medida que observo me emociono. No me cuestiono si aquella obra que me conmociona es de un hombre o de una mujer», declara.

Por otro lado, se encuentran quienes manifiestan su preocupación debido a este bajo porcentaje, exponiendo las razones por las que las mujeres deberían tener más visibilidad. Concha Jerez manifiesta que si en España existe una ley de paridad, hay que ir hacia ella, sin pestañear. Expresa que no solo se debe poner la vista en la presencia de estas a nivel expositivo, sino en la compra de sus obras, con el fin de dirigirlas hacia instituciones, tanto públicas como privadas, en las cuales existe un exiguo porcentaje de representación femenina. «Es algo que hay que incentivar, no como un favor que se nos hace, sino por justicia. Hasta que no se visibilice lo que hemos venido haciendo las mujeres, seguirá tratándose de una historia del arte que cojea», revela la pintora.

Gilberto González, director del museo Tenerife Espacios de las Artes (TEA), evidencia lo trascendente que es otorgar visibilidad a este grupo, puesto que la obra es la expresión de la experiencia de cada uno, por lo que es muy significativo que el espectador ponga rostro y género a lo que está percibiendo, ya que eso ayuda a entender la obra de una manera u otra. «Igual que creo que en ocasiones hay que huir de la hipersubjetividad, también pienso que el ser consciente del género al que pertenece el artista, ya sea al femenino, al masculino o al no binario, te construye», afirma el director.

Por último, el sector latino 'Nunca Lo Mismo', otro de los sectores estrella de la edición, tampoco ha suscitado un gran interés por parte de los críticos consultados. De hecho, varios de ellos no se han pasado por él. Segade, quien sí ha visitado los diferentes estands, afirma que, sin embargo, «entre los artistas latinos sí que ha habido mucho interés por las obras patrias y vecinas de este continente».