Psicología
«Las emociones negativas no existen, todas nos benefician»
El psicólogo Jesús Matos publica «Un curso de emociones», una guía con la que entender lo que sentimos y aprender a controlarlo

Jesús Matos ha dedicado su vida a entender nuestras emociones . Con más de 15 años de experiencia en la profesión y un gabinete psicológico propio, su pasión por esta disciplina le llevó a crear una web sobre la aplicación práctica de la psicología ... científica llamada «En equilibrio mental», que hoy es considerada una referencia en el sector. Además es autor del libro «Buenos días , alegría», un manual de psicología práctica que goza de prestigio en la profesión. Ahora acaba de publicar la obra «Un curso de emociones» (Ediciones Urano), que es, según sus propias palabras, «más que un libro, una guía» con la que resulte posible entender lo que sentimos y aprender a aceptarlo.
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Vivimos en una sociedad que rinde culto a la inteligencia, pero realmente se mueve por los sentimientos. Una sociedad en la que muchas veces parece que no debemos sentir . Hablamos en ABC Bienestar con el psicólogo sobre esta dicotomía, sobre cómo aceptar nuestros sentimientos, aunque contradictoriamente tendamos a evitarlos.
¿Qué emociones son las más proclives a paralizarnos?
Depende, si hablamos estadísticamente, suelen ser la tristeza y la ansiedad o el miedo. También se puede dar el caso con la ira o el enfado, pero este tipo de sentimientos muchas veces nos mueven.
¿De alguna manera, las que nos paralizan son las emociones negativas?
No debemos pensar en ellas como emociones negativas, porque en realidad estas no existen; todas las emociones tienen una función. El miedo nos ayuda a escapar de un peligro, la tristeza a gestionar una pérdida, o revaluar alguna situación... el problema es que hay veces en las que surgen estas emociones cuando no tienen que aparecer, y ahí se convierten en un problema. Si surge el miedo ante un depredador, genial, pero si sentimos miedo, por ejemplo, al hablar en público, una actividad que potencialmente no es peligrosa, ahí es cuando las emociones nos limitan.
Entonces, ¿por esto que cuenta es por lo que tendemos a la evitación con los sentimientos?
Tenemos que tener en cuenta que el entorno en el que evolucionó el ser humano es muy distinto al actual. En ese momento las emociones si cumplían una función: estábamos tristes cuando tocaba, sentíamos miedo cuando correspondía... pero ahora la sociedad es completamente distinta, y muchas veces las emociones aparecen sin necesidad. Por ello, de manera innata tendemos a evitar los sentimientos, pero si entramos en el bucle de evitar las emociones, desarrollamos estrategias para no sentir. Vivimos en una sociedad muy represora de las emociones; sentir estas emociones parece una cosa indeseable.
¿Cree que, en general, somos conscientes del poder que tienen las emociones sobre nosotros?
Para nada, no somos conscientes, y además, cualquier decisión que tomamos está muy modulada por las emociones, desde comprar una camiseta a qué comemos o qué pareja elegimos. Lo que ocurre es que nosotros racionalizamos estas decisiones, diciéndonos «esto es lo que no necesitaba», por ejemplo. Pero normalmente no es así. Las emociones están muy presentes en nuestro día a día, pero nos olvidamos de ellas; llevamos siglos alabando solo a la inteligencia.
¿Son las sensaciones físicas el primer indicador que nos hace darnos cuenta que nuestras emociones nos sobrepasan?
Es posible que esto pase, normalmente la primera respuesta que tenemos es la fisiológica, y esta puede ser un indicador. Muchas veces somatizamos lo que sentimos: hay un estudio que afirma que alrededor de un tercio de las consultas médicas que se realizan tienen que ver con temas emociones. De hecho, la consulta del psicólogo es siempre el último paso, es casi como un cajón desastre (broma), y está bien así, pues se deben descartar primero otros problemas físicos.
Últimamente se habla mucho del mindfulness, se ha popularizado, pero ¿cómo puede ayudarnos en el control de nuestras emociones, a nivel psicológico?
El mindfulness se ha puesto de moda, hay quien habla de la «McDonalización» de esta técnica, pero el mindfulness es muy eficaz para tratar ciertos problemas, como las recaídas en la depresión o con el trastorno de ansiedad. Lo que hay que entender es que es una técnica más, que no es la panacea. El mindfulness nos ayuda a controlar estas emociones de las que hablamos que nos sobrepasan. Es una técnica para atender al momento presente, sin juzgarnos; no dejarnos llevar por las emociones, sino observarlas.
De alguna manera, las emociones están ahí, no podemos evitarlas, y lo que hay que hacer es aprender a vivir con ellas...
La clave es que una emoción no es más que un intento de adaptación del cuerpo, ante un estímulo externo, y el cuerpo lo que intenta es que nosotros estemos bien adaptados a nuestro ambiente. Lo que pasa es que hay falsas alarmas; la clave es detectar estas falsas alarmas y no dejarnos guiar por esas emociones. Y las emociones que sí nos ayudan, aceptarlas y dejar que nos lleven.
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