PUEBLOs
Siete pueblos de Segovia que son una maravilla cualquier fin de semana
Pedraza, Ayllón o Sepúlveda son pueblos pequeños, pero llenos de historia, de patrimonio y de asadores que huelen que alimentan
Este pueblo de Segovia es una excursión infalible de casas típicas y naturaleza

Segovia es mucho más que su monumental capital. Esta provincia ofrece un sinfín de rutas que permiten descubrir su excepcional historia, sus paisajes de cuento y su apreciada gastronomía. Además, cuenta con un puñado de pueblos con encanto que bien merecen una visita, estos son algunos de ellos.
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Pedraza
Con la Sierra de Guadarrama como telón de fondo está Pedraza, un pueblo con tintes medievales que hemos visto muchas veces en el cine o la televisión (protagonista absoluta en '30 monedas', de Álex de la Iglesia). Esta villa disponía en la antigüedad de un amplio recinto amurallado, existente al menos desde el siglo XI, del cual se mantiene una gran parte en buen estado ya que está integrado en las viviendas y sus patios, así como la Puerta de la Villa, la única puerta de acceso con la que contaba y cuenta y en cuya fachada exterior se puede apreciar el escudo de los Fernández de Velasco, señores de la villa durante cuatro siglos. Visto esto es momento de comenzar a andar. Lo mejor es empezar por la calle Real, la espina dorsal del lugar, con los edificios más notables, como la casa de Pilatos, un caserón del siglo XVI que perteneció a la familia Ladrón de Guevara. Si uno sigue esta 'milla de oro' va a dar a su plaza Mayor, una de las más bonitas de Segovia. De forma irregular y creada para que las familias nobles disfrutaran desde sus balcones de los festejos taurinos desde 1550, esta plaza conserva todavía sus palacios y casonas datadas en los siglos XVI y XVII presididas en su conjunto por imponentes fachadas y elegantes escudos de armas.
Entre los monumentos que no hay que perderse están la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XIII y origen románico, el pozo de las Hontanillas, un pozo de 15 metros de altura que sirvió de aljibe y que se encuentra dentro de una torre albarrana de nobles sillares y almenada, la cárcel de la Villa, la Casa del Águila Imperial, un centro de interpretación de referencia del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama que se encuentra en la antigua iglesia de San Miguel, y, por supuesto el castillo – museo Zuloaga, una fortaleza levantada en el siglo XIII y reedificada en el XV, siglo del que es la torre del homenaje. En 1925 el pintor Ignacio Zuloaga adquirió el castillo y lo convirtió en su segunda residencia y estudio de pintura durante años. En la actualidad sigue perteneciendo a la familia y se muestra al público mediante visitas guiadas.
2

Sepúlveda
Declarada conjunto histórico-artístico en 1951, Sepúlveda es una de las villas más antiguas del país y uno de los pueblos más bonitos de Segovia. Recorrer sus calles permite adentrarse en su historia. Toda ruta debe comenzar en su plaza Mayor, rectangular y parcialmente porticada, que se encuentra fuera de lo que era el recinto amurallado, del que apenas quedan algunos restos. Aquí se puede ver el edificio del reloj, donde están esculpidas las siete llaves de la villa y los restos de lo que fue su castillo, una edificación producto de tres épocas muy distintas, en la que destacan sus tres torreones de piedra pertenecientes a la muralla árabe del siglo X, un edificio del siglo XVI con balconada y una fachada barroca, del siglo XVIII, situada en el torreón central y formada por dos campanas, una de las cuales toca cada día el tradicional 'Toque de queda'. De las siete puertas con las que contaba su muralla se conservan algunas como la del Azogue, la del Río y la de la Fuerza, de la que parte una calzada romana que desemboca en el puente de Picazos.
La iglesia de El Salvador, considerada el edificio románico más antiguo de la provincia de Segovia (siglo XI), la de los Santos Justo y Pastor, sede actual del museo de los Fueros en el que se exponen esculturas, pinturas, documentos históricos y restos arqueológicos que van desde el siglo XIII al XVIII, la de San Bartolomé, la de Nuestra Señora de la Virgen de la Peña y la de Santiago, que acoge en su interior el Centro de interpretación de las Hoces del Río Duratón, completan la lista de imprescindibles de este destino.
3

Cuéllar
Asentada sobre varias colinas y rodeada de la mayor extensión de pino resinero de Europa, Cuéllar se muestra como una imponente villa amurallada que invita a realizar un viaje en el tiempo. Su conjunto amurallado, con una longitud aproximada de 2.000 metros, está formado por dos recintos: el de la ciudadela, más fortificado, y el de la ciudad, más urbano, ambos con contramuralla. Se conservan, además, importantes puertas como la de San Basilio, la de San Martín, la de la Judería o la de San Andrés. Situado en la parte más alta de la villa, muy cerca de la carretera de Valladolid, está el castillo, un edificio que aparece documentado ya en el año 1306 y que tiene planta rectangular con cuatro torreones en las esquinas, tres de ellos circulares. En el interior se abre un patio de columnas que sostiene una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI al que se abren los diferentes salones decorados con artísticas techumbres, artesonados de estuco y vigas talladas.
Otro de los puntos fuertes de este destino son sus iglesias, que se caracterizan por tener uno de los mejores conjuntos de arquitectura mudéjar de Castilla y León destacando entre todas ellas la de San Esteban, San Andrés, El Salvador o San Martín, donde se encuentra el Centro de Interpretación de Arte Mudéjar. Pasear por sus calles permite descubrir un importante conjunto de casas nobles blasonadas y palacios que se encuentra principalmente dentro del conjunto amurallado, así como admirar su arquitectura popular a base de entramado de madera y adobe o bien de mampostería de piedra caliza. Tampoco hay que perderse su judería y los conventos de San Francisco, Santa Ana y la Concepción.
4

Coca
Enclavado en la comarca natural de Tierra de Pinares, a 50 kilómetros al noroeste de la capital, está Coca, un pueblo que, por su historia, monumentos y por la importancia de su entorno natural se ha convertido en una parada fundamental en una ruta por esta provincia. Su monumento más destacado es su castillo, considerado una de las más hermosas muestras del arte gótico-mudéjar español, del siglo XV. Situado en el extremo occidental del casco urbano, aprovecha como defensa natural uno de los meandros que traza el río Voltoya. En la actualidad sirve de sede de la Escuela de Capacitación forestal. De la potente muralla que llegó a circundar gran parte de la villa hoy día solo quedan en pie unos 200 metros de longitud con tres torres, parapeto almenado y el Arco de la villa, una de las tres puertas de entradas que existieron en otro tiempo.
La torre mudéjar de San Nicolás, construida en el siglo XII a imitación de un minarete islámico -única parte que queda de la iglesia del mismo nombre derrumbada a finales del siglo XVIII-, la iglesia gótica de Santa María la Mayor, en cuyo interior destacan los sepulcros renacentistas de la familia Fonseca realizados en mármol de Carrara, el edificio romano, restos de una residencia que debía pertenecer a un notable de la ciudad y en el que se puede contemplar parte del patio, varias estancias y tres ábsides, el puente Chico, levantado sobre el río Voltoya en la Edad Media con sucesivas reconstrucciones, y el puente Grande, construido sobre el río Eresma posiblemente sobre restos de otro romano que comunicaba ambas orillas urbanizadas, son otros de sus atractivos.
5

Maderuelo
Situada sobre un alargado espolón que bordea el curso del Riaza, en el área correspondiente al extremo oriental de la Sierra de Pradales o Serrezuela está Maderuelo. Lo mejor para descubrir esta villa es pasear por sus calles en las que se pueden contemplar casas nobles con simbología en piedra con la temática templaria. Hay que hacer parada en las plazas del Baile, la de Santa María y la de San Miguel, el rincón que mejor ha conservado la atmósfera medieval y que está rodeado por edificios antiguos destacando dos portadas románicas y una gótica.
La iglesia de Santa María de Castillo, que destaca por su tamaño y por la diversidad de estilos que conserva siendo el único templo segoviano con restos de estilo Califal, la iglesia románica de San Miguel, el Puente Viejo, visible cuando el agua del pantano de Linares baja suficiente su nivel, la Puerta de la Villa, entrada principal del pueblo que aún conserva los cerrojos, la poterna y unas gruesas puertas de madera acorazada con adornos y policromía blindaje del siglo XV, y el Torreón del Castillo, el vestigio más relevante del castillo que protegía el acceso norte, son sus principales puntos de interés.
A las afueras destacan la grandiosa ermita de Castroboda, donde se venera a la patrona de la localidad, y la ermita de la Vera Cruz, de finales del siglo XI.
6

Ayllón
La villa de Ayllón se encuentra en el extremo nordeste de la provincia de Segovia, asentada en las faldas de una rojiza colina y lindando con la provincia de Soria. Una vez se ha cruzado el arco medieval que da acceso al pueblo, el único que queda de los tres que tuvo el recinto amurallado, es momento de acercarse a su plaza Mayor, centro neurálgico que sorprende por su pintoresca personalidad con sus soportales con recios pilares de madera. Aquí se encuentran la iglesia de San Miguel, un templo románico tardío del siglo XII y modificaciones del siglo XVI que acoge exposiciones, conciertos y otros actos de carácter cultural, y el Ayuntamiento, situado en el que fue el primer palacio de los marqueses de Villena.
Otros de sus monumentos destacados son el convento de las Monjas Concepcionistas, un edificio del siglo XVI de planta grecorromana y estilo románico que cuenta con una bóveda de cuatro tramos y un claustro románico de dos plantas convertido hoy día en alojamiento rural, el palacio del Obispo Vellosillo, que construido a finales del siglo XVI acoge el museo de Arte Contemporáneo de la villa y la biblioteca municipal, el palacio de Los Contreras, un edificio con fachada de estilo gótico isabelino y en cuyo interior se conservan unos bellos artesonados y un mobiliario de gran valor, y la iglesia de Santa María la Mayor, templo de estilo neoclásico construido a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII que destaca por su planta de cruz latina y por su campanario de 40 metros de altura rematado en espadaña.
Dominando la villa se alza el cerro conocido como 'El Castillo' y sobre él La Martina, la torre albarrana de origen árabe que se ha convertido en la imagen más emblemática del lugar. Desde aquí se puede contemplar una bella panorámica del pueblo y de la cercana Sierra de Ayllón. Destacan también 'Los Paredones' antiquísimos lienzos de tapial árabe pertenecientes a las murallas a partir de los cuales se puede apreciar el antiguo trazado del recinto amurallado.
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La Granja de San Ildefonso
Situado a tan solo 10 kilómetros de Segovia está el municipio de La Granja de San Ildefonso, una de las mejores muestras del esplendor monárquico del siglo XVIII. Este destino, declarado conjunto histórico Monumental, puede presumir de un rico entorno natural y de un importante patrimonio cultural.
Así, su monumento más importante es el Palacio Real, cuya construcción comenzó en 1721 bajo el reinado de Felipe V de España. Con el paso de los años se fue ampliando la estructura con diversas edificaciones colindantes. Entre las diferentes estancias destacan el Museo de Tapices, donde se exhibe una colección de tapices flamencos confeccionados en honor del rey Carlos I de España y Felipe II, la Galería de Estatuas, el Salón del Trono y la Sala Japonesa. Sus jardines, que ocupan una extensión de 146 hectáreas, es otro de sus encantos. Su trazado y forma se debe fundamentalmente a René Carlier, quien siguió el gusto italiano de la época. Este espacio incluye, también, 26 fuentes monumentales, todas ellas basadas en la mitología clásica. Pero esto no es lo único que hace grande a este rincón segoviano. También hay que visitar la Real Fábrica de Cristales, uno de los edificios industriales europeos más relevantes del siglo XVIII declarado Bien de Interés Cultural que alberga en su interior distintas exposiciones temáticas sobre la tecnología del vidrio, la Real Colegiata, cuyo elemento más significativo es la Capilla de las Reliquias donde están enterrados los cuerpos de Felipe V e Isabel de Farnesio, la Casa de Canónigos, que alberga el Auditorio del Teatro Canónigos y la sede del Instituto Katarina Gurska IKG, la Casa de Oficios, el Cuartel de Guardias de Corps y las iglesias de Nuestra Señora de los Dolores, templo barroco proyectado en 1764, y la de Nuestra Señora del Rosario, de estilo neo-clásico con reminiscencias barrocas.
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