Carlos III, el Rey ecologista
Concienciado en la lucha contra el cambio climático, el hijo de Isabel II defendió desde su juventud la necesidad de vivir en sintonía con la naturaleza
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«El mayor desafío al que se enfrenta la humanidad». Así definió en 2005 las cuestiones medioambientales relacionadas con el cambio climático y el calentamiento global el ahora nuevo Rey de Inglaterra, Carlos III. Pero su preocupación por estos problemas no es nueva. ... Ya en sus primeros discursos como príncipe de Gales advertía sobre los peligros de los plásticos para la contaminación de los mares y océanos.
Concretamente, fue el 19 de febrero de 1970 cuando el entonces Príncipe advirtió sobre los peligrosos efectos de la contaminación de plásticos en su primer gran discurso sobre el medio ambiente. «Recuerdo que ya cuando era adolescente me preocupaba mucho por toda la destrucción que veía: la tala de árboles, la sequía, la extinción de hábitats (...). Hay una cantidad increíble de cosas que podemos hacer entre todos», dijo en una entrevista conmemorativa que concedió cuando se cumplían 50 años de su discurso ecologista.
La relación del hombre con la naturaleza siempre ha preocupado a Carlos de Inglaterra. De hecho, en 1992 la revista 'Blanco y Negro' publicó una doble página con sus reflexiones acerca de la manera en que el ser humano tenía que cambiar su modo de interactuar con el entorno. «Tenemos que volver a la naturaleza pero no de una manera romántica y escapista sino empleando tanto la ciencia como la filosofía», escribió. En este sentido, defendía que aunque no se puedan ver los «beneficios inmediatos» materiales, hay que buscar la «armonía con el resto de la creación».
El Príncipe de Gales escribió en 1992 en las páginas de 'Blanco y Negro'
En 2006 reemplazó sus desplazamientos en jet privado y helicóptero por viajes en vuelos comerciales y en tren, con el fin de reducir su contribución a la emisión de gases contaminantes. También estrenó por aquel entonces un Jaguar de biodiesel, que por aquel entonces se decía que contaminaba menos. Y dio órdenes a su servicio privado de 21 personas y a la plantilla de otras 105 que trabajan en sus residencias de que revisen el consumo de electricidad y concreten metas de reducción de emisiones de dióxido de carbono. Encargó una auditoría para detallar cuánto contaminaba el heredero.
Pero Carlos también quiso concienciar a toda la población. A los empresarios les invitó a preguntarse por el impacto medioambiental de sus negocios: «¿Cuantas millas de hielo polar he ayudado a fundir este año? ¿Cuántas pulgadas he elevado el nivel del mar? ¿Cuántas especies he puesto en riesgo de extinción? ¿Cuántos hogares serán inundados? ¿Cuánta gente morirá de sed o de hambre por nuestras actividades?». No en vano, los invitó a rendir cuenta de su huella ecológica en el balance de cuentas: «Hasta la fecha, los costes medioambientales no aparecen en los libros de cuentas, cuando son costes muy reales: estamos agotando la mayor tarjeta de débito de la historia», advirtió.
Desde la década de los 80 el heredero de Isabel II solo come alimentos orgánicos. De hecho, en 1986, reconvirtió su granja de Highgrove House (la casa que restauró con la idea de formar allí un hogar junto a Diana de Gales) en un lugar de cultivo orgánico. En este sentido, en 1990 lanzó su empresa Duchy Originals, puntera en la elaboración y comercialización de alimentos ecológicos. De Highgrove House son la mayoría de piezas de fruta que toma por las mañanas (porque para desayunar Carlos de Inglaterra solo toma fruta), y también las verduras de la cena, que es la comida más contundente que hace al día,
En ocasiones ha pasado por excéntrico debido a su insistencia en preservar los métodos tradicionales en campos como la agricultura y la producción de mobiliario. Se le ha visto a veces más como un tradicionalista –por ejemplo, en su polémica contra la arquitectura contemporánea o su defensa de la medicina natural– que como un ecologista moderno.
Intervención del Príncipe de Gales mediante holograma en la Cumbre Mundial sobre la Energía del Futuro, celebrada en Abu Dhabi en 2008
En 2008 sorprendió cuando eligió un holograma para inaugurar la Cumbre Mundial sobre la Energía del Futuro, en Abu Dhabi. «Y ahora voy a desaparecer en el aire, sin dejar ninguna huella de carbono», dijo tras finalizar su discurso. Un año antes fue duramente criticado por haber acudido a EE.UU. a recoger un galardón por su trabajo ecologista (cuenta con varios distintivos medioambientales) mientras dejaba por el globo un reguero de contaminación (vuelos, desplazamientos en coche...). Esta vez, quiso dar ejemplo, evitando una emisión estimada de entre 15 y 20 toneladas de dióxido de carbono.
En 2010 publicó 'Armonía. Una nueva forma de ver el mundo', un libro donde desgranaba las claves de su compromiso con el medio ambiente y preocupación por la crisis climática actual, reuniendo por primera vez todas sus ideas sobre educación, salud, arquitectura, religión, agricultura y ecología. Está firmado junto al ambientalista Tony Juniper y el locutor de la BBC Ian Skelly,
Más recientemente, en 2019 lanzó la Iniciativa de Mercados Sostenibles, un «plan de recuperación que coloca a la naturaleza, las personas y el planeta en el centro de la creación de valor global», según reza en su página web. Dentro de esta iniciativa se encuentra su 'Terra Carta', o 'Carta de la Tierra' , un escrito al estilo de la Carta Magna donde explica su proyecto a diez años para salvar el planeta. En ella insta a los líderes de la industria empresarial a que se comprometan a ser más ecologistas y que para ello destinen 7.800 millones de euros a lo que ha llamado «capital natural», que se destinará al medio ambiente. Este proyecto del rey Carlos III supone el final a de un trabajo en el que se embarcó en los últimos 50 años. El siguiente reto será integrarlo en la Monarquía que estrena ahora.