CRÍTICA DE MÚSICA
Una tarde de hace cuatrocientos años…
La primera toma de contacto con el consort mediante su 'Sinfonia grave á 5' fue magnífica, contando con que el director también era gran laudista y consiguió que milagrosamente su tiorba se oyese bastante bien
La 'grandeur' de una tarde barroca

FeMÀS 2024.
- Programa: ''La Sera del Combattimento'. Obras de Rossi, Monteverdi, Castello y Marini.
- Intérpretes: La Fonte Musica. Mauro Borgioni (barítono), Alena Dantcheva (soprano) y Massimo Altieri (tenor).
- Tiorba y Dirección: Michele Pasotti.
- Lugar: Teatro Turina.
- Fecha: 01/03/2024.
Al contrario que la edad, cada década que cumple la muestra de música antigua más veterana de España supone un renovado motivo de satisfacción, habida cuenta además de la lozanía con que lo consigue, si atendemos al éxito de la pasada edición al cumplirse esas ... cuatro décadas.
Esperamos que esta se acoja con igual entusiasmo, y para ello la inauguración ha contado con otro cumpleaños, el de reposición de una de las obras más icónicas y ‘revolucionarias’ de la historia de la música: ‘Il Combattimento di Tancredi e Clorinda’. Y lo mejor es que su autor, Claudio Monteverdi, lo sabía: celebramos así los 400 años de su estreno (febrero de 1624, apuntaba el director Pasotti), coincidiendo con el Carnaval de Venecia. Pero no se presentaba sola, puesto que por una parte la precedían necesarios y distintos madrigales, tanto del propio Monteverdi como de músicos paisanos (Rossi, Mantua), directamente venecianos (Castello) o adoptados (Marini); por otra, estos compositores, absortos por la nueva visión de la música, contribuyeron a cimentar el barroco musical con sus decisivas aportaciones.
Es verdad que Salomone Rossi se incluye por su colaboración con Monteverdi, pero también por sus propios y destacados hallazgos: fue un músico judío que gozó de gran predicamento en la corte de los Gonzaga en Mantua, tanto como violinista como compositor, además de introductor de la tiorba -también en los madrigales- siendo uno de los primeros en contar con un bajo continuo. La primera toma de contacto con el consort mediante su ‘Sinfonia grave à 5’ fue magnífica, contando con que el director también era gran laudista y consiguió que milagrosamente su tiorba se oyese bastante bien. Color carnoso para las cuerdas, empastadas y con personalidad para contrarrestar el tono un tanto oscuro de la hermosa pieza.
Por su parte, Dario Castello nos dejó igualmente muestras de una capacidad innovadora incansable. Su nombramiento como ‘sonador di violin’ de la iglesia de San Marcos, en la que Monteverdi ejercía como maestro de capilla, nos dibuja la riqueza de talentos que confluyeron en la república veneciana. La ‘Sonata decima quinta’ destaca por su originalidad entre las ya de por sí novedosas hermanas, en donde no hay solos, domina una textura equilibrada debida a los cuatro instrumentos de cuerda, a los que asigna una fuga para cada uno que termina en escalas descendentes sobre una nota pedal. Los movimientos en las citadas fugas fueron ágilmente conseguidos y los contrastes de los ‘forte’ y los ‘piano’, los ‘alegra’ y los ‘adagio’, demarcaron las secciones con dinámicas oposiciones (Castello fue también de los primeros en escribir estos matices en las partituras).
Viajero incansable, a Biaggio Marini lo encontramos en la Venecia donde moriría, pero antes publicó la que parece que fue la primera sonata para violín y continuo (1627). ‘Passacalio’ resume buena parte de su escritura imaginativa e inquieta. No sabemos si Stefano Rossi es mejor violinista ‘dirigido’ que dirigente, pero su papel no tuvo nada que ver con el que ejerció al frente de la OBS esta semana: de sonido bellísimo, contenido, cálido, se fundía con el de Gabriele Pro de una forma que nos parecía resuelta con gran naturalidad y sentimiento a la hora de abordar esta chacona.
Estos tres autores estuvieron alternando con bloques de diferentes piezas extraídas de los libros de madrigales monteverdianos. Nos fijamos en los dos madrigales del IV y V libro, por considerar que su madurez compositiva y el destacado logro conseguido ya son muy notables. En ‘Sfogava con le stelle’ contiene secciones declamatorias próximas al lenguaje hablado, y en él ya podíamos observar el portentoso nivel vocal de las voces. Puede que Dantcheva rompiera un tanto el equilibrio, sobre todo al inicio, pero sin alcanzar esos agudos afilados e hirientes de tantas sopranos; por el contrario, su hermoso color vocal, como el de su compañera Anna Piroli, de semejante calidez y temple conformaban una sólida base. Pero sobre todo nos maravillaron todos en ‘Cruda Amarilli’, en el que sobresalieron sus disonancias no resueltas sobre tiempos fuertes, que sobre todo ambas sopranos supieron realzar, destacando así su audacia (todavía volvimos a ver estos ‘choques’ armónicos de forma tan pronunciada en ‘Ohimè il bel viso’). Pero lo que más nos sorprendió es conseguir que las texturas polifónicas se librasen de cualquier abigarramiento y se nos presentasen en ocasiones sueltas, como con vida propia, contrastando a veces con secciones más densas, y todo contado con una nobleza y pulimento notables.
Estos y otros madrigales redundaron en los distintos aspectos, hasta llegar a esa tarde en la que Monteverdi sabía que asombraría al acostumbrado público saciado de música, ofreciéndoles algo que no habían visto nunca, y eso sin saber sus últimas consecuencias. ‘El combatimento’ suele ofrecerse semirepresentado, y aquí se obvió todo lo concerniente a una dramaturgia al uso, hasta el punto de sacar de escena a los contendientes mientras contendían. Sólo se quedaba el impactante Borgioni
(Testo), con una voz poderosa, pero muy cuidada, diáfana en emisión y pronunciación, enormemente expresiva; y si alguna vez pensamos que era de los cantantes que únicamente sobresalen en el ‘forte’, nos asombró en el final con un canto a media voz extraordinario. Dantcheva y Altieri estuvieron muy bien; si acaso a este le costó un poquito sacar todo su potencial.
Otro año más que la logística del Festival se queda atrás, y faltaron programas de mano, la publicidad que se merece, un fotógrafo (en este caso contamos con Luis Ollero de la Asociación de Amigos de la OBS, que costearon también los costosos sobretítulos, aquí tan importantes), etc. Y aún así se consiguió el lleno.
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