CRÍTICA MUSICAL
La 'grandeur' de una tarde barroca
Crítica musical de Carlos Tarín del concierto 'Venus del espejo' con obras de Ledair, Campra, Lambert, Bodin de Boismortier, Rameau y Marais
La OBS a toda marcha

TEMPORADA 2023/2024- Concierto IV
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- Lugar:
- Fecha: 'Venus del espejo'. Obras de Ledair, Campra, Lambert, Bodin de Boismortier, Rameau y Marais Stefano Rossi. Teatro Turina. 17/02/2024 Nuria Rial, soprano. Orquesta Barroca de Sevilla
Nueva cita con la OBS a la que acompañó su público: 'no estaréis solos' parecen querer decir sus abonados. A cambio, la orquesta no los defrauda. Porque esta vez nos llevaba al barroco francés, que hacía tiempo que no lo incluía en su repertorio, y ... esta vez con la presencia del violinista Stefano Rossi y nuestra musa vocal, Nurial Rial.
'Scylla et Glaucus' fue la única ópera del violinista Jean-Marie Leclair, un género entonces de escasa trascendencia en Francia, y tal vez por ello lo más interesante de su música se concentre en la parte instrumental, en la que Leclair sigue armónicamente a Rameau, aunque con una tendencia italianizante: los primeros compases de la obertura muestran un quiebro armónico sobrecogedor. De hecho, este interés instrumental coincide con las muestras elegidas para el programa de esta ópera, en la que no se recoge ninguna momento vocal; sí en cambio destacaba el colorido de las flautas (aquí maravillosamente representadas por Guillermo Peñalver y Rafael Ruibérriz) y los adornos sinuosos del violín, que recogen el estilo del compositor, aquí revivido por el concertino. Digamos, por cierto, que la escritura de Leclair contaba con segundos violines, con los que en ningún momento contó la OBS, no sabemos si para 'compensar' la riqueza tímbrica -y un mayor desembolso- que suponían dos flautas, dos oboes y el fagot. Digamos que esto pudo rebajar la habitual brillantez de la OBS.
Rial inauguraba su presencia con André Campra que, como hijo de italiano, incorporó a su estilo el aria 'da capo', que se diferenciaba del 'air' francés en que este desarrollaba el texto a través de la música, mientras que el aria elegía palabras a las que asignaba vocalizaciones para favorecer el virtuosismo del cantante. Aquí, como pocas veces, tenemos que agradecer especialmente la presencia proyectada de los textos, que además nos daba un ejemplo de su necesidad. Los versos de la primera de las arias de Campra decían 'La farfalla intorno ai fiori / va volando…' («La mariposa alrededor de las flores / va volando…») y sobre la 'o' de 'volando' comienzaba una amplia vocalización que literalmente evoca el aleteo de la mariposa (y que ya habían anticipado los espléndidos oboes de Pedro Castro y Jacobo Díaz) y, como eso, cientos de muestras que resultan imposibles de detectar si se ignora la traducción de los poemas.
Claro que tampoco hubiera sido posible si no contásemos con una soprano que reúne todas las cualidades posibles de este registro, y entre ellas está la absoluta claridad en la dicción de los textos y en la severa expresión de cuanto canta. Si el aria citada de la 'farfalla' (de 'Las fiestas venecianas') nos dejaban la impresión de un festejo con un toque de languidez, pareciera que la siguiente, del mismo autor, coincidía más con 'Espoir des malhereux' («Esperanza de infelices») en un tono tan radiante como el de Mi mayor, que nos llevaría a una esperanza más bien de felicidad. La belleza del aria, de su inspiración, coincidía con la hermosura de canto de Rial para expresar el texto.
A sólo dos años de la muerte de Lully, Lambert quiso recuperar el aria que se había quedado atrás y publica este cuadernos de 'Airs à une, II, III et IV parties' a la que pertenece la encantadora 'Vos mépris chaque jour', donde pudimos oír con claridad la tiorba de Juan Carlos Múlder introduciendo uno de los ritornelos instrumentales que posee la pieza, y el enunciado de la melodía a Rossi sobre una 'passacaglia' con una línea de bajo descendente de cuatro compases que se repite constantemente como el desprecio que una y otra vez sufre la dama 'cada día'. Brilló nuevamente Rial en un ejercicio de introspectiva y expresiva intensidad, a la vez que evidenciaba la elegancia de la escritura del compositor.
Le seguía el 'Concierto para flauta, violín, oboe, fagot y continuo en Mi menor, Op, 37 de Bodin Boismortier. Además de oír a los miembros de la OBS citados anterioremente (en este caso con la flauta de Ruibérriz y el oboe de Mena), destacaba el fagot de Eyal Streett. Sin demérito del fagot moderno, nos parece que el instrumento barroco tiene un soplo más humano; en cambio, el moderno puede tener una articulación más marcada. Streett es un virtuoso que aporta una gran calidez y virtuosismo al conjunto.
'Vous, qui d'Hebé suivez le loix' y Viens, Hymen' de ´Las Indias galantes' de Rameau, sobre todo esta última, va elevando el ámbito vocal para preparar el final y 'Du pouvoir de l'Amour' de Pigmalion. Para finalizar se nos ofreció 'L'Amour est le dieu de la paix', también de Rameau, que ya incluía coloraturas y un movimiento hacia la zona más alta. En el 'Da Capo' otra vez un impaciente -que no abundan en este público- aplaudió antes de terminar, impidiendo así algún que otro agudo sorprendente. Ahí quedaba un concierto variado, atractivo con una cantante única y unos músicos de gran calado.
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