Entrevista
«¿Cuántos futbolistas ve usted paseando por el centro de Sevilla y haciendo compras? ¡Y aquí hay dos equipos de Primera!»
El empresario monegasco Fabrice Pastor dice que «Sevilla lo tiene todo para ser una de las mayores ciudades de lujo del mundo» pero critica las trabas para la inversión y lamenta la ausencia de las grandes marcas de lujo que sí están en Madrid o Barcelona
«Los sevillanos casi no necesitan dinero para ser felices»

El acaudalado empresario Fabrice Pastor, «alma mater» y fundador del APT Tour Padel c elebrado recientemente en las Setas, vive en una mansión en Montecarlo pero se siente monegasco y sevillano «al cincuenta por ciento» . Cuando vino a Sevilla ... por primera vez, hace de eso 31 años, se enamoró perdidamente de la ciudad y ese flechazo no se ha desinflado lo más mínimo desde entonces, más bien al contrario. Tiene abono en la Real Maestranza, una caseta en la Feria y desde hace veinte meses está comprando grandes edificios en el casco histórico de Sevilla (t odos a menos de cuatro minutos a pie de la catedral) que rehabilita y convierte en residencias de lujo para alquileres de larga duración. «Estamos estresando la catedral», bromea Jesús Díaz Negrillo, su «mano derecha» en Sevilla. Cuenta que por un inmueble cercano a la Iglesia del Salvador le ofrecieron el triple de lo que pagó a los diez meses de adquirirlo, pero se negó a venderlo y hacer caja. « No vengo a Sevilla a especular sino a crear riqueza«, dice. Después de verano probará en el sector hotelero con dos edificios de tamaño medio que está rehabilitando en el barrio de Santa Cruz. La avalancha de turismo «low cost», el independentismo y las trabas municipales le hicieron renegar de Barcelona, donde tenía importantes propiedades. «Es una ciudad en la que viví tres años y fui feliz, pero de la que no quiero hablar ahora. Ni creo que vuelva a pisar», dice.
¿Qué impresión le causó Sevilla cuando vino por primera vez?
Fue hace treinta y un años. Fernando Blázquez, el hijo del dueño de Casa Lucio de Madrid, me trajo a la Feria. Imagínese. Me enamoré totalmente de la Feria y viví cosas impensables que me hacen sentir un privilegiado. Ahora ya tengo caseta y en ella nunca cierro las cortinas porque me encanta que la gente disfrute de los artistas que traigo. Sevilla es una ciudad impactante, llena de monumentos, historia y arte. Lo tiene todo y un casco histórico impresionante que se puede recorrer a pie o en un tranvía. También hay cultura del peatón y una elegancia que no es fácil de ver en ninguna otra ciudad del mundo. La gente va impecable, elegante cuando en el resto del mundo toda la gente va cada vez peor vestida.
Seguramente también habrá visto cosas no demasiado elegantes y edificios en mal estado.
Recuerdo cuando vine por primera vez que en la zona donde está ahora María Trifulca no había nada y que debajo, en el inicio de la calle Betis, estaba el llamado «kiosco de las flores», que eran cuatro mesas de plástico de la marca Coca-Cola. A veces me reúno con mi equipo n la terraza de un hotel del centro y les pregunto qué ven. Ellos son sevillanos y me dicen la Giralda, la Catedral. Y yo, que no soy sevillano, les digo que veo que todos los techos del casco histórico, desde aquí a la Giralda, están hechos un asco. Me parece que al sevillano le da igual como está la azotea y se conforma con que haya sol y esté a gusto con una tumbona.
Usted está comprando muchos edificios en el casco histórico. ¿Qué me dice de los inmuebles abandonados?
Eso es una de las cosas que más me sorprendió. Ayer vi uno, que quiero comprar, en uno de los lugares icónicos de la ciudad. Y está abandonado. También he visto edificios abandonados en la mismísima calle Betis, la que tiene las mejores vistas de la ciudad. ¿Cómo es esto posible? Sevilla se merece mucho más. Hay muy pocas ciudades en el mundo que tengan tanta versatilidad, ya sea cultural, por el arte, por el folklore o por la historia. Hay muchísimos monasterios y conventos con un patrimonio espectacular que no reciben ninguna ayuda pública y muchas de las personas que viven en ellos casi no tienen para comer.
A Sevilla le sobra de todo. Ya quisieran en cualquier lugar de Estados Unidos tener uno solo de nuestros conventos que se están cayendo.
En cualquier lugar de Estados Unidos y en muchísimos países del mundo. Creo que Sevilla lo tiene todo. De verdad. Pero conozco muchos sevillanos, y algunos quizá se puedan enfadar, que dicen que el problema es que los sevillanos son muy rancios. Y que aquí con 20 euros y unas aceitunas pasamos el mes, por decirlo así.
¿Nos falta ambición de los sevillanos?
Seguramente es poca ambición en parte; y en otra, puede ser que cuando uno tiene el agua delante nunca se baña. Si me pregunta cuántas veces me baño en el mar en Montecarlo, donde vivo, le diría que una o ninguna. Cuando uno tiene las cosas tan cerca no las valora. El problema del sevillano es que no valora lo que tiene. Tenemos de todo en Sevilla, la playa muy cerca y los caballos de Jerez. Hoy estaba dando un paseo por la ciudad con un amigo mío argentino e incluso yo, que me conozco Sevilla bastante bien, por los menos la zona de intramuros, me sigo sorprendiendo. Se me pone la piel de gallina cuando entro en la judería y sales por el patio de Banderas. me pasa igual que cuando me pierdo por Roma. Por Sevilla hay que perderse.
¿Roma y Sevilla son comparables?
A mí me molesta cuando la gente te habla de lo que se emociona en Roma y no dice nada de su ciudad, de Sevilla. ¡Si es que es lo mismo! Aquí de pronto te encuentras un campanario impresionante, o una iglesia o dos columnas de Julio César o Trajano. ¡Hay tanto!
¿Qué edificio le gusta más de Sevilla?
Para mí el de la Maestranza es uno de los edificios más bonitos del mundo. Los toros son otro atractivo único de esta ciudad junto con la Semana Santa. Ese respeto máximo que veo en las cofradías, para mí es como Tierra Santa. Los valores son los que son: el respeto, la vestimenta, y todo eso forma algo que tienen muy pocas ciudades en el mundo.
¿Qué cree que necesita Sevilla para sacarle más partido a todos esos atractivos?
Un enfoque inteligente. El turismo de masas está bien, es algo que tienen todas las ciudades turísticas del mundo, pero creo que Sevilla merece algo más. Aquí no hay temporada baja prácticamente gracias al buen clima. Y en gastronomía Sevilla está en el top ten mundial. Y todo a unos precios increíbles.
¿Sevilla le parece una ciudad barata?
Si tú analizas lo que cuesta comer aquí y lo comparas con cualquier otra ciudad no hay parangón. Tú no comes por 20-25 euros en ninguna ciudad del mundo como en Sevilla, con una calidad increíble. En Maquiavelo cenas por 35 euros y comer en ese mismo sitio en Madrid te costaría unos 150 euros. Me ha pasado que en Casablanca pregunté por las gambas y decirme el dueño que no las tenían porque habían venido muy caras. En Madrid por ese precio hubieran comprado dos toneladas. Y no le digo en Francia.
¿A los sevillanos nos falta confianza en nosotros mismos?
Yo creo que sí. Tienen la vara de medir equivocada. ¿Por qué no se lo cree el restaurador, que tiene listas de espera en su restaurante? Tiene que creer mucho más en su producto y en su ciudad porque está llena y contenta. Pero hay cosas que no tiene.
¿Cuáles?
Tiendas y hoteles de lujo. Sevilla está preparada para ser una de las mayores ciudades de lujo del mundo. Tiene eventos que atraen al mundo entero y no entiendo cómo no se le ha dado todavía un complemento adicional para que esos turistas no sólo vengan aquí sino que se queden y alquilen o adquieran una segunda residencia aquí.
¿Usted la tiene?
Sí, por eso lo digo. Yo soy un enamorado de la ciudad y eso que tengo muy poco tiempo para venir aquí.
A Sevilla se la ha comparado con Venecia. Para lo bueno y para lo malo...
Para mí Sevilla es tan bella como Venecia pero cuidado con esto porque esa locura de turismo es actualmente un drama para los venecianos. Sevilla necesita una globalización inteligente para que no le ocurra lo que a Venecia.
¿Y cómo se puede evitar eso, en su opinión?
A la Feria de Sevilla de este año han venido 1.800.000 personas, 800.000 más de lo habitual. Yo preferiría que siguiera viniendo un millón pero que de ese millón doscientos mil sean personas que tengan posibilidad de adquirir residencia aquí y dejen riqueza a su alrededor. ¿En el centro de Sevilla qué es lo que hay? Tiendas de souvenirs y de trapitos. Y si eso es lo que ofrecemos, el turista que nos llega es el que compra eso. Quitemos 50 turistas y traigamos sólo dos que gasten lo mismo que esos 50. ¿Cuántos futbolistas ve usted paseando por el centro de Sevilla? Ninguno. Y aquí hay dos equipos de Primera División.
En Sevilla se están abriendo muchos hoteles de 4 y 5 estrellas en los últimos años. ¿No es una apuesta por otro tipo de turismo?
-Sí, pero estos hoteles son de marcas secundarias. Además, no están en los lugares en los que, a mi juicio, deberían estar. En las grandes ciudades europeas sales de muchos grandes hoteles y te encuentras con la catedral. Esos grandes hoteles deberían estar en el centro de Sevilla y si no pueden contar con 300 habitaciones por una cuestión de espacio o urbanística, deberían poder venir con 50.
Tenemos el Alfonso XIII, uno de los mejores hoteles de España y quizá, del mundo.
Es un hotel que conozco muy bien y en el que me siento como en mi casa porque llevo viniendo a él durante toda la vida. El día de la reapertura de Sevilla tras el fin del confinamiento por la pandemia cogí un avión y me vine a Sevilla. Y fui el único inquilino ese día de ese hotel. Pero el Alfonso XIII es un caso aislado. Hay muchos hostales y hotelitos en el centro y entiendo que la ciudad ha tenido que crecer así poco a poco. Pero creo que es el momento de que Sevilla suba uno o dos escalones.
¿Por qué cree que las grandes marcas del lujo no se instalan en Sevilla?
Supongo que por el tema cultural. Al sevillano no le gusta gastar en su ciudad aunque luego se va a Madrid, o a otras ciudades, y se gasta el dinero en esas marcas. Son cosas que me chocan. Esa oferta complementaria creo que atraería a un turismo de lujo que generaría mucha riqueza en la ciudad. En el barrio de Santa Cruz y alrededores habrá unas cien tiendas de souvenirs pero con que hubiera veinte serían suficientes. ¿Por qué no se unen algunas y alquilan esos locales a grandes marcas de lujo? Le harían un bien a la ciudad y ganarían dinero. En Amsterdam, una ciudad cuyo centro tiene el barrio rojo y otros problemas, las grandes marcas de lujo se instalaron en una avenida lejana del centro. Eso me da pena y espero que no pase en Sevilla. Hay que abrir algo más que bares y apartamentos turísticos. Lo que está claro es que si está la marca, viene ese turista que genera riqueza, ya sea americano, asiático u oceánico.
¿Hay facilidades para que los grandes inversores pongan su dinero en Sevilla?
No. Y habría que ayudar al inversor a que venga. Yo adoro Sevilla, soy muy paciente y tengo muchos amigos aquí, pero llega un americano para comprar algo y le vamos a cobrar diez veces el precio. Da la impresión de que a los sevillanos no les hace falta. Yo he recomprado propiedades a fondos de inversión porque no podían soportar más complicaciones. La mayoría de ellos vienen a especula
La mayoría de esos fondos vienen a especular.
Sí, pero no es mi caso. Yo vengo aquí a construir, a crear trabajo y generar riqueza. A Juan Espadas le expliqué que quería comprar edificios para ofrecer alquileres de larga duración. Aunque me da menos dinero que vender con una plusvalía, a largo plazo, eso es bueno para mí y también para la ciudad porque gasta más. Mejora al del bar, la zapatería y al restaurante.
¿Teme que a Sevilla le pueda pasar lo que a Barcelona?
Me da mucha pena lo que ha pasado en Barcelona. Tenía varias propiedades importantes y las he vendido todas. Viví tres años en Barcelona y fui muy feliz. La Barcelona de ahora no se parece nada a la que conocí y no creo que vuelva a pisar esa ciudad. Ha perdido su glamour y todo. Pero estoy seguro de que a Sevilla no le va a pasar eso. Un mejor turismo hace una mejor ciudad.
¿Hay algún modelo de ciudad en el que debería fijarse Sevilla?
En organización de eventos y en oferta de lujo podría mirarse en Montecarlo, donde yo vivo habitualmente. Se organizan 62 grandes eventos al año, desde la Fórmula 1 al Masters 1000 de tenis. Somos como un set de cine. Y en general, un modelo positivo para Sevilla podría ser Palma de Mallorca. El paseo del Borne, que ahora debe de estar en 15.000 euros el metro cuadrado, antes no lo quería nadie. Me acuerdo de que había un edificio abandonado que se ha convertido en un hotel de cinco estrellas de gran lujo en cuyos bajos han abierto Louis Vouitton, Cartier y otras marcas de gran lujo. En Saint-Tropez hay una tienda de Vouitton muy pequeñita y en el barrio de Santa Cruz sería bonito tener quince o veinte pequeñas tiendas de marcas de lujo. Esas tiendas no las lleva una sola persona sino cuatro y crean más riqueza que todas esas tiendas de souvenirs de las que hablé antes. Por el centro de Palma de Mallorca había antes tantas drogas y delincuencia que apenas se podía pasear; ahora todo son palacetes, hoteles-boutique, impresionantes conventos rehabilitados, edificios de grandes empresas. Veo muchos edificios públicos que están en zonas privilegiadas de Sevilla y que podrían ser también ideales para las grandes marcas.
Personas de la sociedad civil de Sevilla empiezan a reivindicar que se aprovechen edificios públicos muy bien situados como el de la antigua Fábrica de Tabacos para proyectos de gran impacto turístico como un gran museo de la ciudad. ¿Qué le parece?
Es un edificio espectacular y un lugar impensable para una universidad. Pero también hay muchos consulados en edificios increíbles de la Exposición Iberoamericana de 1929 que podrían ser otras cosas que generaran más beneficio a la ciudad.
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