entrevista
Losada Villasante cumple 95 años: «He llegado así porque he ido en bici a la universidad y comido bien, sobre todo aceite de oliva y jamón»
El bioquímico sevillano y Premio Príncipe de Asturias de Investigación cuenta que ha jugado mucho al fútbol y al tenis y que no ha cometido excesos: «Dejé de fumar muy joven, que es lo que debería hacer todo el mundo»
«Todo el mundo tiene ego pero los científicos quizá más que los demás. Son muy celosos»
«Hay mucha gente hablando sobre el hidrógeno verde sin saber exactamente lo que es»
«Un científico sin conciencia es terrible porque puede hacer mucho daño»
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El bioquímico carmonense Manuel Losada Villasante, el científico andaluz con mayor reconocimiento internacional, ha cumplido 95 años. Casado con Antonia Friend O'Callaghan desde hace casi 63, ha sido amigo íntimo de Severo Ochoa, nuestro último Premio Nobel científico, y ha escrito su biografía. Trabajó ... en las universidades de Münster, Copenhague y Berkeley (California) durante siete años. En el viaje fin de carrera visitó Italia y tenían reservado un día para asistir a una audiencia, conseguida por el profesor Albareda, con el Papa Pío XII. Al llegar a Bolonia les reventaron las ruedas del autobús y llegaron con un día de retraso a Roma, pero consiguió que retrasaran la audiencia con el Papa, diciendo que eran personal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en lugar de los estudiantes de Ciencias de Madrid. A pesar del «cambiazo» el Papa les dijo en la audiencia : «¿Ustedes eran los que tenían que haber venido ayer de la Facultad de Farmacia de Madrid, verdad?»
-¿Cómo descubrió el Papa que ustedes no eran los que decían que eran?
-Su Santidad era muy inteligente.
-¿Y cómo se ve la vida a los 95 años?
-Se ve como algo que se termina, que se ha vivido y merece la pena. Tanto lo que se ha sufrido como lo que se ha disfrutado. Desde luego, de lo que hay después de la muerte no tenemos ni dea.
-Pero usted, además de científico, es creyente.
-Sí. Pero desde un punto de vista científico, se ignora lo que ocurre después de la muerte. Yo sólo creo en la verdad. Lo que me resulta sin sentido es que se acabe todo. Si me dice que todo se acaba después de la muerte, no le encuentro sentido.
-¿Se arrepiente de algo que haya hecho a lo largo de estos 95 años?
-De pecadillos, sí. Pero no de nada gordo. En la vida siempre he seguido mi conciencia. Me hubiera gustado vivir también en Estados Unidos y en otros países como Francia, Inglaterra o Rusia. Pero he sido feliz en Carmona, Sevilla y Madrid.
-¿Y se arrepiente de algo que no haya hecho?
-Yo inicié muchas actividades. Entre ellas, tocaba el violín y el piano. Seguramente hubiera sido un buen músico. Ahora lo admiro en los grandes violinistas y pianistas. Me encanta verlos en acción en los conciertos. Pero ser un buen músico exige mucho tiempo y la ciencia no me ha dejado mucho tiempo libre para otras cosas.
-¿Se lleva bien con los médicos?
-Valoro mucho a los médicos, que son fundamentales. En la familia he tenido a un hermano que ha sido un gran médico y tengo también dos nietos, que también serán buenos médicos. En todo caso, procuro evitar a los médicos, aunque hay un momento en que no hay más remedio porque los únicos que saben son ellos.
-Lleva casi 63 años casado con su mujer, Antonia Friend. ¿El amor es lo más importante de la vida?
-En mi caso, sí. Creo que el amor es importantísimo. Pero también el sacrificio. La vida sin entrega ni sacrificio no tiene sentido. Tienen que sacrificarse los padres por los hijos, los maestros por los alumnos. El sacrificio es continuo. Mi mujer es una mezcla de muchas cosas. Por sus venas corre sangre irlandesa, mallorquina, catalana, madrileñas y sevillana.
-¿Su mujer se ha sacrificado mucho por usted?
-Sí. Ha sido mi mejor secretaria durante muchísimos años. Ella es la que maneja los ordenadores y los teléfonos. Ahora ya no uso el móvil ni los ordenadores.
-¿Duerme bien por las noches?
-Yo le debo mucho a las noches, les doy muchas vueltas a las cosas importantes. Hay momentos en que se me enciende la luz. Me he desvelado muchísimas noches y muchos de mis descubrimientos importantes surgieron en la cama, dándole vueltas a las cosas y simplificando. Y las apuntaba.
-¿Dónde?
-En cualquier sitio. Muchas veces lo hacía en la portada del ABC, mis fórmulas o anotaciones rodeaban los espacios blancos del periódico. A veces lo hacía a oscuras y por la mañana le pedía a mi mujer que por favor me las pasara al papel. («Aquello era casi suajili», cuenta sonriente Antonia Friend).
-Ninguno de sus cuatro hijos ha querido ser científico.
-No. La mayor estudió Química y dijo alguna vez que «con semejante padre yo no me meto en ciencia de ninguna manera». La segunda es filóloga, la tercera estudió Historia y el cuarto es ingeniero industrial.
-¿Cómo ha llegado así de bien a su edad?
-He hecho mucho deporte, fútbol y tenis. Siempre iba en bicicleta a la Universidad, por la mañana y por la tarde. No he cometido excesos, dejé de fumar muy joven, que es lo que debería hacer todo el mundo, y he comido de forma sana. Sobre todo, aceite de oliva y jamón serrano. Y estoy media hora todos los días en la piscina que tenemos en el campo.
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