Una mexicana que vive en España critica esto de los hombres tras varias citas en nuestro país: «Podría deberse a los bajos salarios»
Jennifer Fernández Solano se mudó a Valencia y comenzó a salir con algunos chicos en busca del definitivo, aunque encontró algunas situaciones que no le cuadraban
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Jennifer Fernández Solano, una mexicana que se mudó a Valencia en busca de nuevas experiencias y amor, ha compartido sus impresiones sobre el mundo de las citas en nuestro pais en un extenso artículo en primera persona en el 'Business Insider'.
Desde su llegada hace dos años y medio, Jennifer se encontró con una realidad que no esperaba con respecto a lo que conocia de México y los pasos vitales de los jóvenes en su país.
Así, en el citado artículo, Jennifer recuerda una de sus primeras citas en España con un hombre de unos 30 años y la sorpresa que le supuso conocer detalles de su vida.
«Estaba sentado frente a un español alto, vestido con jeans negros y una camisa a cuadros», cuenta. Después de una conversación difícil de mantener por la música alta, se sorprendió cuando el hombre le mencionó que vivía con sus padres y sus hermanos menores en las afueras de la ciudad.
Para Jennifer, esto fue inusual considerando su edad, pero pronto se dio cuenta de que no era un caso aislado.
En casa de los padres y la cuenta, a medias
Al final de la cena, cuando llegó la cuenta, el hombre pidió a la camarera que la dividiera en dos y pagó su parte. Luego, esperó que Jennifer hiciera lo mismo.
«Me di cuenta rápidamente de que dividir la cuenta en las citas es algo normal en España», comenta. Esto contrastaba con su experiencia en otros países, donde que el hombre no pague en la primera cita puede ser una señal de falta de interés romántico.
Jennifer reflexionó sobre esta costumbre y llegó a la conclusión de que «podría deberse a los bajos salarios». El salario promedio en Valencia era de 1.665 euros al mes en 2022, mientras que en Australia, donde ella también vivió, el promedio era casi el doble.
Este contexto económico explica en gran parte por qué muchos hombres en España siguen viviendo con sus padres más allá de los 30 años, no solo por los bajos salarios, sino también como una forma de ahorrar para poder tener la opción de acceder a una vivienda más adelante. Una realidad a la que estamos muy acostumbrados en nuestro país.
Además de los desafíos económicos, Jennifer encontró difícil encontrar cosas en común con los hombres que conoció.
Un final feliz
Aunque el idioma no era un problema, notó que la mayoría de los hombres en las aplicaciones de citas, particularmente en Tinder, estaban más interesados en salir de fiesta y asistir a festivales de música, algo que ella ya no disfrutaba tanto.
«Me di cuenta de que todos en España usaban Tinder — casi no había nadie con quien hacer match en otras apps», relata.
A pesar de estos retos, Jennifer logró adaptarse a la cultura de citas en España. Hizo una lista clara de lo que buscaba en una relación y, finalmente, encontró a la persona adecuada. Su historia es un testimonio de cómo las diferencias culturales y económicas pueden influir en las expectativas y experiencias en las citas.
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