Una española que vive en Alemania lamenta lo que pasa cuando pagas en los supermercados de este país: «Te van a mirar mal»

Los choques culturales forman parte de la experiencia de irse a vivir a otro país. Desde los horarios de comida hasta la manera como se saludan las personas, cada sociedad tiene sus propias costumbres y normas no escritas. Pero más allá de estas diferencias evidentes, hay ámbitos de la vida diaria que pueden ser igualmente reveladores. Uno de ellos son los supermercados, un espacio donde no solo se compran productos, sino que también se reflejan el ritmo de vida y las prioridades culturales de cada nación. En ese contexto, Mimi Olivan, una joven española que reside en Berlín, ha compartido en su cuenta de TikTok, 'mimiworkbestie', su sorpresa por una de las particularidades de los supermercados alemanes.

En el vídeo, la joven española comienza su relato asegurando que lo que ha vivido en los supermercados alemanes es algo completamente nuevo para ella. «Lo de los supermercados en Alemania creo que no lo había visto jamás», revela. El problema, según explica, es la velocidad con la que los clientes deben recoger sus productos una vez que han pasado por la caja. «O sea, literal que cuando estás pasando por la caja tienes dos segundos para recoger todo, si no, la cajera te mira mal y el que está detrás tuyo también». En otras palabras, la presión no solo viene del personal del supermercado, sino también de los propios clientes, quienes esperan que el proceso se desarrolle sin interrupciones ni retrasos.

Este ritmo acelerado no es casualidad, sino que, según la creadora de contenido, está directamente relacionado con el tipo de supermercado en el que se haga la compra. «Pero literal que no te da tiempo y creo que va acorde con la categoría del supermercado», confiesa. De acuerdo con su experiencia, cuanto más barato es el supermercado, menos margen de maniobra tiene el cliente a la hora de recoger su compra. «Es decir, como más barato el supermercado, menos segundos tienes», detalla. En cambio, si se opta por establecimientos de una gama más alta, la presión es ligeramente menor. «Como más 'premium', si vas a un 'Rewe' o un 'Edeka', quizás te dan un par de segundos más», comenta con cierta ironía.

Ante esta realidad, la joven confiesa que ha tenido que adaptarse y desarrollar auténticas estrategias para salir airosa y evitar las miradas incómodas. Para ella, la clave está en la anticipación y en la rapidez con la que se actúa. «En plan, yo voy con la bolsa ya abierta, preparada, la tarjeta en la mano… y 'pim pam pum', todo dentro y chao», explica, dejando claro que en estos supermercados no hay espacio para la improvisación.

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Por último, la creadora de contenido española señala que algunos establecimientos cuentan con un sistema pensado precisamente para quienes no logran recoger sus productos a la velocidad que exige la caja. «Y muchas veces lo que hay es como estanterías al lado para que te acabes de colocar las cosas allí y no hagas la cola. Porque es que de verdad que te van a mirar mal como tardes más de tres segundos en recoger todo», concluye.