Toni Acosta: «La soledad se ha asentado en nuestra sociedad como una plaga silenciosa»

-Fue usted la que le propuso 'El sonido oculto' a Juan Carlos Rubio. ¿Qué le llamó la atención de la obra?

-La obra llegó a mí. En realidad tuvo un proceso. Salir de la pandemia, aquello del confinamiento que se nos ha olvidado, a finales de 2020. Se paró, luego la quisieron reponer, luego nunca se repuso, pero a mí se me quedó el texto, me encantó. Juan Carlos y yo habíamos trabajado en 'El anfitrión' y cuando se estaba terminando pues buscábamos otro proyecto juntos. Él me ofreció otra cosa pero yo me vine arriba y le dije que este texto me había encantado y que me apetecía hacerlo. Cuando él lo leyó sintió un profundo enamoramiento con el texto, es una delicia, muy original, un texto que a cualquier director le abre un imaginario para desarrollar y también fue mía la idea de pasárselo a Omar Ayuso. Siento que he sido un poco la hormiguita del asunto. Esta función es una gozada, sí, tuve la intuición, el olfato de que había un gran texto ahí y después Juan Carlos Rubio ha hecho una versión y una dirección que a mí me parecen una delicia.

-¿Y qué vio en Omar Ayuso para encarnar a Hugo?

-Hugo es un personaje muy particular, tiene que tener una oscuridad, una intriga, un misterio desde que sale al escenario. A veces hay personas que ya lo llevan. Omar tiene una presencia maravillosa en el escenario y un misterio que a mí me interesaba mucho. Cuando son estrellas tan potentes en plataforma -estaba en 'Élite'- no estaba segura de que quisiera hacer teatro, pero se lo dije a su representante, que es el mío, y me dijo que se lo preguntara yo directamente. A las dos horas de mandarle el texto me estaba diciendo que le encantaría hacerlo.

-Ha sido el debut de Ayuso sobre las tablas. ¿Se considera su maestra?

-Bueno, le he abierto las puertas de lo que yo creo puede ser el espacio más maravilloso para su desarrollo como actor. Hay gente a la que le gusta el teatro y no se atreve y para mí él ha sido un súper descubrimiento. A parte, hacer teatro con alguien para el que es la primera vez, vuelve a ser una enseñanza, retomar las improvisaciones, la escuela, el inicio. Ha sido muy bonito.

-¿Qué hay de su personaje, Julia Martín, en Toni Acosta, o al revés?

-Hay mucho en realidad. Tú ves la función y piensas que no tienen nada que ver estas dos, pero sí hay. Por ejemplo, el amor a la literatura y el gusto por escribir. Me gustaría mucho escribir pero todavía no lo he desarrollado y hay una conciencia de la soledad. Hablo mucho de una soledad en la que nos estamos metiendo sin darnos cuenta. Estamos conectados en redes sociales pero luego nunca quedas con tu amigo a tomar un café. Creo que vivimos una era, una época muy solitaria. Julia está muy sola, no se le da bien relacionarse y se va aislando. Yo que soy popular, que salgo en la tele, pero cuando cierro la puerta de casa me encierro en una burbujita. Me ha enseñado mucho esta función sobre la gente que está sola. Pienso mucho en eso.

-¿Esa consciencia de la soledad es recurrente a lo largo de su existencia o es una etapa?

-Es una etapa, en realidad no estoy sola, tengo hijos... Pero sí tengo consciencia de la soledad y me doy mucho cuenta con las redes sociales, gente que publica cosas como haciendo que está feliz y tú sabes que está sola. He tomado mucha consciencia de que la soledad se ha asentado en nuestra sociedad como una plaga silenciosa. Preferimos quedarnos en casa viendo una serie muchas veces.

-¿Qué hace para remediarla?

-Yo me esfuerzo por quedar con amigos, por tomar un café, por no cancelar la cena que es súper fácil con el móvil. Me esfuerzo en hacer una vida social verdadera. Ni parapetada en una pantalla ni de trabajo, de ir a eventos ni estrenos ni esas cosas, sino de quedar con las amigas, con gente que te aporta, que te escucha. Me acuerdo que un sábado me fui a Tenerife para volverme el domingo y la gente me decía que vaya paliza. Pero era el aniversario de mis padres y pensé que si me pegaba palizas por trabajo cómo no iba a hacerlo para darle un beso a mis padres. No hay que renunciar al trato personal, la tecnología nos ha vuelto cómodos. Por eso creo que esta función, sin darme cuenta, me ha hecho pensar mucho muchísimo en la soledad.

-'El sonido oculto' es un thriller psicológico pero guarda momentos de humor, una faceta que le viene muy bien.

-Ha sido un reto, pero creo que el público lo agradece. Yo nunca renuncio al humor, incluso de hablar cosas muy duras con humor. En esta función el espectador se mantiene en vilo durante una hora y veinte. Por eso si tú le das un respiro de vez en cuando con humor, lo agradece muchísimo. Y Juan Carlos es maravilloso, sabe perfectamente cuándo necesitas abrir un poquito la válvula para que el público se relaje un poco y pueda continuar. Yo noto que es una función que gusta muchísimo, llevamos un año y medio y lo puedo decir.

-La crítica apunta a que éste es el mejor papel de Toni Acosta.

-Desde luego, el más difícil. Creo que intento siempre subir un escaloncito más cada vez que hago un trabajo y este ha sido un reto desde el principio, desde aprenderme el texto. Nunca he tenido tan buenas críticas. Ni nunca he llenado todos los teatros allá donde hemos colgado el cartel. Algo habremos hecho bien. Es el personaje más difícil que he hecho nunca, eso sí.

-Cultiva el cine, el teatro, la televisión, hace pódcast... ¿Con qué se queda?

-Ahora ya llevo un tiempo, pero cuando leo entrevistas mías de antes decía que quería ser una actriz todoterreno, que haría las tres cosas: cine, teatro y televisión. Eso es verdad, no quiero renunciar a ninguna de las tres. Ahora, mi favorita es el teatro sin duda. Hay algo inexplicable y mágico, cada función y cada noche es diferente. Para mí eso es inigualable, no me lo da ningún otro espacio. Cuando llegas al teatro, no somos robots, lo que te pase ese día un poco se contagia. Cada noche atacas el personaje de otra manera, yo soy diferente a la de hace un año.

-Todo lo hace con una alegría contagiosa. ¿Se considera una súper mujer?

-Lo que no me gusta es ser una inspiración. Yo soy una súper mujer, sí, pero tú también, y todas las que lean esta entrevista. Porque lo que hacemos las mujeres hoy en día de madres, trabajadoras, todas esas listas que tenemos en la cabeza... El otro día fue el Día de la Madre y me lo celebré yo, no me lo tiene que decir nadie. Ahora, lo que me da pudor o quizá sea miedo es que la gente me ponga en un lugar en el que yo no quiero estar. Por ejemplo, me gusta mucho hoy en día hablar de salud mental pero para que la gente que cree que tiene un problema vaya a un profesional. Yo tengo una filosofía de vida que considero que me ayuda a levantarme cada mañana que es agradecer todo lo bonito que hay en mi vida, pelear los sueños, que es una frase que se hizo viral, pero yo no quiero ser influencia para que alguien diga «ella puede y yo no», porque hubo un momento en el que yo tampoco pude. Concedámosnos las malas rachas, las rachas tristes, llorar un día. Yo tengo días de mierda. Espero que todas las mujeres que nos lean piensen que también son unas superwoman por todo lo que hacemos, las mujeres somos lo más. Así lo digo y me encanta decirlo.

-Lo que hacemos y lo que no hacemos también.

-Sí, también por lo que nos queda por hacer. Me encanto eso, eso me lo guardo. La presión es siempre con las mujeres, tenemos que estar perfectas, tapar las canas -que bendita sea la moda del grey-, las mujeres tenemos más presión. Una directora de cine tiene que hacerlo bien, siempre. Y a un director de cine le salen cuatro truños y ahí va a por el quinto, nadie lo cuestiona. Todavía queda camino, por eso hay que decirlo y apoyarnos las unas a las otras. Creo en los hombres feministas, pero la lucha que vivimos las mujeres sólo la sabemos nosotras.

-Sin destapar la trama de 'El sonido oculto', ¿es Julia Martín una súper mujer?

-Cuando empieza la función tiene un camino por delante para creer que puede ser una súper mujer. Cuando empieza la función está hecha un trapito, yo también lo he estado, por eso digo que es bueno reconocerlo. Julia, por todo lo que va contando, está muy frágil. Hay que atreverse a dar el paso y convertirse en la mejor versión que uno pueda ser. Con defectos, cuando hablo de súper mujer hablo de mujeres normales que caminamos por la vida diciendo 'tengo súper poderes'. No hablo de súper perfecta, no. Tenemos que ser valientes y no dar ni un paso atrás. Que de lo que hemos ganado no nos quiten nada.