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Pesadilla en la cocina

La pesadilla más dura de Alberto Chicote: a golpes, un pollo que huele a muerto y pis de rata en el techo

El protagonista de la última entrega del programa de la Sexta fue detenido en Nochebuena por violencia de género

Chema fue el protagonista del último programa emitido de 'Pesadilla en la cocina' (La Sexta) Atresmedia

Ó.R.

Un empresario hostelero en apuros. Así definió 'Pesadilla en la cocina' (La sexta) al protagonista de la última entrega de la octava temporada , emitida el pasado jueves 22 de diciembre. El espacio presentado por Alberto Chicote se desplazó en esta ocasión a Puertollano (Ciudad Real) al rescate del restaurante 'Leña y carbón', cuyo dueño, Chema, fue detenido en Nochebuena por violencia de género . Apenas dos días después de la emisión del programa.

«Yo tengo cinco restaurantes. Mi vida está entregada 100% al trabajo», se presentó José María Laguna, Chema, en 'Pesadilla en la cocina' . El dueño de 'Leña y carbón' y 'El calamar' (ambos restaurantes fueron escenario de la entrega; tiene otros tres más) se quejó de que, de un tiempo a esta parte, la facturación había bajado a la mitad, o sea, de 1.300 o 1.200 euros a 600 ó 500 euros.

El empresario hostelero culpó al personal contratado, pues no encuentra empleados cualificados. Una de las camareras, Elena, se quejó de ser «la chica para todo» y no tener un jefe que la lleve «de la mano». Se mostró crítica con que la contrataran para camarera, pero tuviera que cocinar. El defensor de Chema era el encargado de 'Leña y carbón', Paco, que justificó que todos tenían que hacer de todo para sacar adelante el negocio. Otra camarera, Ana, se quejó también de tener que cocinar y atacó a Paco, «el ojo derecho de Chema».

Las camareras no tenían buenas palabras para el encargado. «Paco es un 'hijoputa'», se despachó Elena. La tensión podía cortarte con un chillo y el primer 'rifirrafe' entre Alberto Chicote y Chema, el dueño del restaurante, se produjo cuando el segundo ofreció vino al primero, que lo rechazó por estar trabajando. En esa escena, Chicote afeó a Chema que no estuviera disponible el principal reclamo de su restaurante: el pollo a la brasa. «No tengo el horno encendido. Es por encargo los viernes y los sábados», se justificó Chema. «Si el reclamo de un sitio es una cosa, quien le vaya a llamar la atención eso, entrará y preguntará por eso. Y si ya le dices que no...», le recriminó el chef, que volverá a dar las Campanadas este año en Antena 3 junto a Cristina Pedroche . «Pero todos los días no puedes tener pollos y pollos en un menú. Se hace los dias de diario por encargo», siguió explicando el dueño del restaurante.

Ahí no acabó el problema, pues una de las camareras empezó a echar pestes sobre el pollo que le iban a servir a Chicote. «Elena, huele mal el pollo y se lo quieren poner a Chicote», le dijo su compañera Ana. «Yo he dicho que el pollo huele a muerto», siguió diciendo. Al presentador de 'Pesadilla en la cocina' le supo bien el pollo cocinado que le habían servido, pero 'flipó' cuando olió el que había sobrado sin cocinar. Chicote le ofreció a Chema que oliera su propio pollo y el dueño negó el mal olor. «¿No? ¡En serio? Pues tienes un problema», le soltó el chef. Y se armó. Chema estalló y se puso a gritar: «Si veo que algo está malo, lo tiro a la basura, ¡Me suda la polla! Si me he tenigo que gastar uno, me he tenido que gastar dos, ¿no me voy a gastar un euro?».

Chicote intentó calmarle sin éxito: «Solamente te he pedido una explicación. No te pongas como un basilisco ». Chema tenía respuesta para todo: «No me he puesto como un basilisco. Me parece ridículo que vayas a pillarme cuando es el mismo pollo. Eso es lo que me molesta. No intentes buscarme la vuelta. Intentas buscarme la vuelta». Chicote se hartó. Era la primera vez que le llamaban para rescatar un restaurante y ni siquiera le dejan hablar. «Cada uno tiene su sitio y su forma», se justificó el dueño. Si no te parece la correcta, ya sabes», zanjó.

La hostilidad entre Alberto y Chema solo acababa de empezar. La siguiente bronca se produjo cuando el presentador del programa se desplazó a la cocina. «Alberto-cocina», dijo Chema con mucha ironía (y mala leche). «Hostia, tío, muchas gracias por la amabilidad. Da gusto», le dijo Chicote. Continuó el sarcasmo: «Soy muy amable. Muy simpático. Muy cariñoso. Reboso amor». Chicote preguntó a Chema si siempre tenía ese retintín tan desagradable. Chema siguió con su fina ironía hasta que volvió a explotar nuevamente: «Todos no podemos ser tan cariñosos como tú. Si hay errores coherentes me los dices, pero no gilipolleces. Si tienes una duda, me lo dices, que voy a beberme un vinito para tranquilizarme».

No se tranquilizó, pues mandó a «tomar por culo» a Chicote a colación de un táper: ¡Que te den por culo! ¿Quieres que te lo diga más claro? Vete a tomar por culo. Ya está. Escúchame, a mí no me vacilas».

Chicote : Me has mandado 3 veces a tomar por culo.

Chema : Soy humano. ¿Tú nunca has insultado a nadie?

Chicote : ¿A un empleado? Nunca. Ni le trato así.

Chema : Pues ole tus cojones. Todo el mundo, en algún momento de su vida, tiene malas reacciones.

Fue entonces cuando el dueño del restaurante empezó a dar golpes en la nevera y Chicote le avisó de que se iba a hacer daño. Chema no entraba en razón: «¡No me hago daño! Traquilo que no me hago daño!». Chicote le dijo que, aunque miedo no le daba, sí «mucha vergüenza ajena».

Y aún no había pasado lo peor. Una vez el restaurante abrió al público, empezaron las quejas por parte de los clientes: que si comida fría, que si raciones muy pequeñas... «¿A ti no se te mueve la sangre?», le preguntó Chicote a Chema mientras el segundo cocinaba. Y se volvió a armar. ·Claro que se me mueve. Se me mueven las pelotas . Se me mueve el corazón. Se me mueve todo. ¿Cómo no se me va a mover? ¡Hombre! ¡Coño! Es la primera vez que la gente se me queja, cojones!». Chema pegó un puñetazo entonces a los platos que estaban encima de la barra. «¡Es la primera vez que la gente se me pone así! Y tiene que ser contigo».

Chicote : No me apetece estar cerca por si me cae algo.

A medida que el programa avanzó, la situación fue mejorando. Sin embargo, el programa mostró unas imágenes en las que algunos de los empleados indicaban que no era grasa lo que había en el techo de las cocinas, sino pis de rata .

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