Chenchoooo
Paco Cabezas no es Fincher, pero ‘La novia gitana’ es una buena producción

Hoy se estrena en Atresplayer Premium ‘La novia gitana’ . Ya saben, la serie basada en la novela de Carmen Mola , que son tres señores que escriben de mujeres y les salen todas iguales. Me refiero en concreto a las dos policías de ‘ ... La novia gitana’. Una ‘malafollá’ tienen que para qué. A una la interpreta Nerea Barros con ese habla huevona que tiene. A la otra, Lucía Martín Abello (Chesca). Ella e Ignacio Montes (Gárate) habían sido novios en ‘Servir y proteger’. La mano de Diagonal.
Ya sé que eso de las mujeres malencaradas es una fijación en la ficción internacional: de Stella Gibson en ‘The Fall’ a Sonya Cross en ‘The Bridge’ pasando por Carrie Mathison en ‘Homeland’. Quiero que vuelva ya la adorable Catherine Cawood de ‘Happy Valley’. Vaya, que ‘Happy Valley’ está escrito por una mujer, Sally Wainwright, menuda sorpresa.
Pero salvo que todas las policías (dos) son iguales, que es muy oscura, alguna escena de dar vergüencita (esa en que la policía se pone a cantar en un garito y se monta con un polvo) y tirar de Chencho en la Plaza Mayor, la serie es entretenida y una buena producción de ViacomCBS Internacional Studios con la participación de Atresmedia Televisión y la colaboración de Diagonal TV.
De hecho, de aquí sale la proposición a Paco Cabezas para la dirección. Digamos que Paco Cabezas no es David Fincher, pero he visto dos capítulos de ocho y quiero más. Elena Blanco (Nerea Barros), inspectora de la BAC (Brigada de Análisis de Casos), por supuesto con un trauma en su vida, busca al culpable del asesinato de Susana Macaya, joven gitana que desapareció tras su despedida de soltera. Han hecho un macabro ritual como con su hermana siete años antes y el culpable de este asesinato (Darío Grandinetti) está en la cárcel. Ahora no se sabe si hay un imitador, si el culpable es inocente.
Me alegro de la vuelta de Mónica Estarreado como madre de las chicas muertas y celebro la presencia como policía de Vicente Romero (Orduño). Aunque a veces me recuerde a José Antonio Avilés, ese grano en semejante parte que han puesto a las señoras de ‘Sálvame’. Qué paciencia tienen.
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