El inspector Morse
Llama la atención el poco interés que en España ha despertado la que para muchos es la mejor serie inglesa del género

Con la gran afición que existe al género policíaco y detectivesco, expresión de una larga tradición de literatura sobre los agentes del orden, llama la atención el poco interés que en España ha despertado ‘Inspector Morse’, para muchos la mejor serie inglesa del ... género.
Morse nació en las novelas de Colin Dexter como un intento de imitación de Holmes y Watson . Por un lado, el inspector Morse, misántropo y romanticón; por otro, Lewis, su ayudante de clase obrera y mayor sensatez.
La serie, que en España se puede ver en AMC+ , se emitió con gran éxito en Inglaterra entre 1987 y el año 2000, y de ella surgió una secuela, ‘Lewis’, y una precuela, ‘Endeavour’ (Filmin), dedicada a la juventud de Morse.
Los crímenes se producían en Oxford, y esa ambientación es uno de los atractivos de la serie junto a una inequívoca belleza, muy difícil de explicar, propia de la Inglaterra de finales de los ochenta y principios de los noventa. Hay un encanto visual que excita unas nostalgias muy concretas, casi parafílicas, que se intersectan en esa Inglaterra del último thatcherismo.
Los episodios eran largos, de dos horas, y los casos tenían un gran ingenio analítico y deductivo, como se esperaría de un inspector oxoniense; en la escritura de la serie participaron figuras como Danny Boyle o Anthony Minghella y la banda sonora tenía la dignidad sentimental de la vieja televisión.
Pero el mayor atractivo de la serie era su protagonista, Morse, un inspector huraño, solitario, melancólico, aficionado a la ópera y la cerveza (hasta niveles preocupantes, como corresponde) y con una único amor reconocido: su viejo jaguar rojo, que no era el coche original de las novelas pero fue elegido para la televisión, por su ‘inglesidad’ irresistible, por el actor John Thaw .
En una de sus novelas, Colin Dexter escribió que un hombre está envejeciendo cuando la nostalgia reemplaza a la esperanza, es demasiado tarde para volver a enamorarse o tiene que sentarse en la cama para ponerse los pantalones. Vea cada cual si es un tercio, dos tercios o tres tercios de viejo y recurra, si lo estima necesario, a la confortadora amistad de míster Morse.
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