Hazte premium Hazte premium

Netflix

Manolo Caro: «"La casa de las flores" tiene el formato ideal para hacer crítica social»

La segunda temporada vi-a-ja a Ma-drid con Paulina de la Mora como pro-ta-go-nis-ta

Paulina, nueva protagonista de "La casa de las flores" NETFLIX
Helena Cortés

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La cosecha de series y películas mexicanas de 2018 fue especialmente viajera. Al éxito mundial de «Roma» hay que sumar el de «La casa de las flores» , la serie sobre los líos y secretos familiares del clan De la Mora, encabezado por Virginia (Verónica Castro, la gran diva de la telenovela mexicana desde «Los ricos también lloran»). La segunda temporada de la comedia negra creada por Manolo Caro llega hoy a Netflix sin la matriarca, que cede su protagonismo a Paulina ( Cecilia Suárez ), decidida a recuperar su flo-re-rí-a y res-ca-tar a su fa-mi-lia una vez más (leáse con la dicción silabeada que arrasó en medio mundo y que Netflix prohibió a la actriz usar fuera de «La casa de las flores»).

«Virginia es un personaje clave y lo seguirá siendo, pero el punto de vista era desde el principio el de la hija mayor, Paulina. La forma en la que se resolvían y conocían los secretos tenía que ver con ella. Lo que nos sorprendió fue el cariño con el que el público acogió al personaje y su forma de hablar. Ya es parte de la cultura pop mexicana», explica Manolo Caro, creador de la serie, que reconoce que no se esperaban el éxito ni la renovación, por lo que el compromiso con Verónica Castro se limitaba a una temporada.

El creciente protagonismo de Paulina hace que «La casa de las flores» viaje hasta Madrid, donde se muda la mayor de los hermanos De la Mora junto a su pareja, María José (Paco León), y su hijo, Bruno (Luis de la Rosa). «La decisión de grabar en España obedecía a la línea argumental del personaje de María José, viendo también sus conflictos familiares, pero también al cariño que le tengo a este país: estudié aquí, grabé con "Amor de mis amores" y tenía ganas de viajar con la serie y darle un poquito de cariño a un país que estimo tanto y ha recibido tan bien "La casa de las flores"», admite.

En la capital, cerca de Gran Vía, Paulina se cruza, entre otros, con Purificación (María León), su cuñada, y Eduardo Casanova, un vecino. « Ha sido muy divertido rodar con los hermanos León. Cuando buscaba al personaje de la hermana empecé a ver otras actrices porque pensé "¿Cómo voy a llevar la realidad a la ficción?". Independientemente de mi amistad con Paco me apetecía mucho trabajar con María y la conocía personalmente, así que me dejé de tonterías, le ofrecí el papel y me dijo que sí», añade Caro, que esta temporada ha fichado también a Mariana Treviño (Jenny Quetzal), Loreto Peralta (Rosita), Flavio Medina (Simón), Anabel Ferreira (Celeste) y Eduardo Rosa (Alejo), que se suman al elenco formado por Aislinn Derbez (Elena de la Mora), Darío Yazbek (Julián de la Mora), Juan Pablo Medina (Diego), Arturo Ríos (Ernesto de la Mora) y Alexa de Landa (Micaela).

El sueño iberoamericano

«Es curioso, porque cuando hice “La casa de las flores” estaba en ese momento en el que sabes que el éxito no depende de ti. Quise ser honesto y tocar con libertad los temas que me interesaban como creador. Sabía que era probable que el público empatizara, pero no que fuera a viajar tanto. Agradezco que el éxito haya llegado de sorpresa, si me lo hubieran dicho igual iría con más cautela», admite entre risas. La mezcla de comedia negra, telenovela y folclore que defiende “La casa de las flores” es un formato idóneo para hacer «crítica social» , defiende Caro. «La comedia es más directa, tiene que ver con reírte de ti mismo, de la sociedad, de las normas, de lo que nos han establecido como bueno y malo», reivindica.

La segunda temporada, advierte el creador, queda abierta de cara a la tercera y última tanda de capítulos, a la que ya está dando forma. Manolo Caro, además, está trabajando en una nueva serie para Netflix, con quien tiene un contrato de exclusividad, ambientada también en España: «Alguien tiene que morir». «Es padrísimo ser parte del grupo de directores y dramaturgos que estamos presentando proyectos que traspasan nuestras fronteras. Creo que tiene que ver con esta nueva forma de hacer entretenimiento, ya no hay que pensar hacer carrera en Hollywood para llegar a otros países. Nos han metido en el ADN el sueño americano y no nos hemos dado cuenta que la unión de Iberoamérica puede ser igual de potents que se pueden dar de calle. Los tiempos han cambiado y hay que darnos el valor que merecemos desde nuestros propios mercados y nuestro propio idioma», concluye.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación