Crítica de 'Oppenheimer', de Christopher Nolan: (****): El hombre que descubrió que la física también la carga el diablo
«La película está a la altura de un director que siempre exprime al espectador casi tanto como a él mismo»

Larga, muy larga, magníficamente explicada en un modélico encaje de bolillos de guion, rigurosa y minuciosa en los detalles esenciales y el repaso histórico, sugerente en la interpretación de los hechos, lúcida en la captación de la época y sus conflictos políticos, bélicos, ideológicos, vibrante, ... convincente, reveladora en la construcción de un personaje cuya relevancia y complejidad se intenta disipar desde lugares muy cercanos y a veces, incluso, en su interior. 'Oppenheimer' es una película a la altura y anchura de Christopher Nolan, un director que siempre exprime al espectador casi tanto como a él mismo.
Julius Robert Oppenheimer, físico teórico conocido como el padre de la bomba atómica, es el centro de esta historia llena de tanta metralla moral y armamento político que se entiende la fascinación de Nolan por el personaje, y también su trabajosa labranza para elaborar, no exactamente una biografía, sino un meticuloso rescate de lo esencial, de esos puntos y comas que nos permiten ahora leer el entrelineado de su vida, de su trabajo, de sus relaciones personales y también profesionales con sus colaboradores y, muy especialmente, todas esas circunstancias que lo llevaron a ser el Prometeo de su época, a robarle el fuego a los dioses y a ser encadenado por ello, tal y como recoge la cita que abre la película.
No es un relato fácil, pues la complejidad del personaje, de los hechos que cuenta y de las influencias, presiones e intereses que desvela exigen una exposición muy precisa, le animan al audaz director a complicarlo aún más con una estructura narrativa que salta y mezcla los tiempos en un endiablado montaje. Sorprendentemente, en vez de complicar el relato, lo aclara y lo presenta en segmentos o piezas argumentales que animan el interés y mejoran la percusión de la intriga.
Segmentos como las dos auditorías para revocar las credenciales de seguridad a Oppenheimer y a Lewis Strauss, tan bien tratadas en paralelo, en color o en blanco y negro, con una descripción escrupulosa de los hilos que se manejaban y las posturas ideológicas de esos años (los que coincidieron con el fin de la Segunda Guerra Mundial y las paranoias anticomunistas de políticos como McCarthy o Hoover), con una interpretación de Cillian Murphy (Oppenheimer) y Robert Downey Jr. (Lewis Strauss) tan fina que nos regala algunos momentos cumbres y que explican dónde y de qué manera nace el rencor: una buenísima escena en la que también está el personaje de Albert Einstein.
O segmentos como la construcción del Proyecto Manhattan en Los Álamos, o las partes en las que se explican y sugieren las conexiones de Oppenheimer con el Partido Comunista, tan ligadas a las zonas más íntimas de su vida personal, hermano, amigos, amor. Uno de los segmentos más pasionales es el que le dedica a su relación, primero con Jean Tatlock (con la fuerza de Florence Pugh) y después con Kitty Oppenheimer, interpretada con mucho gramaje por Emily Blunt. Y luego está el interés de Christopher Nolan por radiografiar el interior de su personaje y mostrarnos imágenes, figuraciones, impresiones visuales y premoniciones de un futuro que ya nos quedó atrás. Todo abstracto, todo concreto.
Como es natural, una película tan obcecada en encontrar la conciencia de su personaje, necesita una interpretación especial, matizada, contradictoria y humana, y Cillian Murphy le pone a la suya todos esos ingredientes, acercándonos al genio, al visionario, al hombre y sus flaquezas, a alguien que, en realidad, tenía tanto talento como dudas. Y hay otras excelentes interpretaciones, las mencionadas de Emily Blunt y Florence Pugh, y las de Matt Damon, Jason Clarke (el fiscal puntiagudo) o las breves de Kenneth Branagh, Rami Malek o Casey Affleck.
Y se empezó diciendo que era larga, pero se pasa en un jugosísimo santiamén, y no hay que desestimar que a cualquiera se le haga más larga la lectura de este comentario que la visión de la película.
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