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TRIBUNA ABIERTA

Arquitectura importada en Sevilla

Ha sido frecuente que portadas de ricas mansiones arruinadas de otras poblaciones se hayan incorporado a casas-palacio de esta ciudad

ABC

Teodoro Falcón

Para contribuir a aumentar el esplendor de la Sevilla monumental, ha sido frecuente que portadas de ricas mansiones arruinadas de otras poblaciones se hayan incorporado a casas-palacio de esta ciudad, lo que merece la pena divulgar. Nos detendremos en cuatro, procedentes de las provincias ... de Sevilla, Granada y Jaén. Sus estilos abarcan desde el Gótico tardío y el Renacimiento, hasta el Protobarroco de la primera mitad del siglo XVII. Desde el punto de vista cronológico la primera es la llamada Puerta de Marchena, que procede de esa localidad de la provincia de Sevilla; del palacio erigido por Rodrigo Ponce de León (†1530), I duque de Arcos. Permitía acceder al recinto palaciego, ahora en gran parte desaparecido. Se hallaba ubicado dentro del Alcázar de esa población. Tras el fallecimiento en 1780 de Antonio Ponce de León, XI duque de Arcos, esta casa se extinguió, incorporándose a la de Osuna, que quebró. Entonces la portada se trasladó desmontada a Sevilla en 1913. Había sido adquirida en pública subasta por el agente de un magnate norteamericano, William Randolph Hearst, pero el marqués de la Vega Inclán, alcaide del Alcázar, en nombre del rey Alfonso XIII atendiendo a una «cláusula de tanteo», basada en la Ley de Excavaciones de 1911, permitió que se anulara la adquisición, siendo comprada por el rey. Data de hacia 1507, año de casamiento del duque con Isabel Pacheco. Su estructura está integrada por altos baquetones rematados respectivamente por un león y un águila. En la parte superior figuran a uno y otro lado el blasón del I duque de Arcos (león rampante y barras de Aragón) y el de su primera esposa (dos calderas endentadas, una sobre otra). Con posterioridad fue redecorada entre 1541-1544, con ocasión de la boda de la primogénita del I duque de Arcos, Ana Ponce de León, con Pedro Fernández de Córdoba y Figueroa (IV conde de Feria) en 1541. Entonces se le añadieron nuevas tallas de los «salvajes», que portan sus blasones. Las tallas se atribuyen a Esteban Jamete.

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