Volaré
Ayer, por el cielo frío de octubre, una canción italiana planeaba sobre el recuerdo
Los sesenta son los sesenta. Y uno los tiene metidos en vena, con lo malo, con lo bueno y con lo regular. Pero hay que decir que si la memoria de todo está ahí, la música y las canciones ganan de largo. Unas canciones, con ... la letra en inglés, están recordadas sólo con música; las españolas, con todo. Y las italianas, en un chapurreo, un italiñol que nunca supimos pronunciar bien, hasta el punto de que cuando Adamo cantaba en francés «Capri c’est fini», creíamos que era italiano. Qué derroche de poliglotismo, por Dios.
Ayer, por el cielo frío de octubre, como escapada de un guateque de patio nocturno de un julio de los sesenta, una canción italiana planeaba sobre el recuerdo, en la voz de Domenico Modugno: «Nel blu dipinto di blu», o, para entenderlo mejor, «Volaré.» Dentro de un helicóptero, los restos del dictador Francisco Franco Bahamonde volaban desde el Valle de los Caídos a su quizá definitivo osario. Para hacernos cargo, imaginemos la figura de Franco vestido de falangista, y qué bien cuadra la letra de la canción de Modugno: «Me pinté las manos y la cara de azul…» O a lo mejor les suena mejor así: «Mi dipingevo le mani e la faccia di blu…» Sigue la letra; en italiano, «Poi d’improvviso venivo dal vento rapito…»; y traducido al español: «Entonces, de repente, vine del viento secuestrado…» Y más italiano: «E incominciavo a volare nel cielo infinito…» Y en español: «Y comencé a volar en el cielo infinito…» Y ahora todos, venga, todos: «Volare oh, oh. / Cantare oh, oh…» ¿Por dónde vuelan los restos de aquel Generalísimo? «Nel blu dipinto di blu…» Sí, cierto, «en el azul pintado de azul…» Y a todo esto, Franco, si pudiera enterarse de todo este jaleo, esta mudanza de restos, ¿cómo estaría? Domenico Modugno lo cantaba: «Felice di stare lassù…» Eso, eso: «Feliz de estar allá arriba…» ¿Por qué? Pues, por algo muy sencillo, porque «E volavo, volavo felice più in alto del sole…». Así es: «Y volé, volé felizmente más alto que el sol…» ¿Tanto? Sí: «Ed ancora più su.» O sea: «E incluso más alto.» Y la gente, ¿qué decía? No sé, él volaba… «Mentre il mondo pian piano spariva lontano laggiù…», así es: «Mientras el mundo lentamente desapareció muy lejos allí…» ¿Y qué más? «Una musica dolce suonava soltanto per me…» Una dulce música sonaba sólo para mí… Lo demás, ya lo saben: «Volare oh, oh… / Cantare oh, oh…» ¿Dónde? «Nel blu dipinto di blu.» En el azul pintado de azul. No obstante, que tengan cuidado algunos, porque «…tutti i sogni nell’alba svaniscon perché, / quando tramonta la luna li porta con sé.» O sea, que, cuando anochece, todos los sueños se los lleva la luna.
antoniogbarbeito@gmail.com
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