PÁSALO
Setefilla
Los loreños no cayeron en la tentación de engañarnos y engañarse
Defendía Wilde, tito Oscar para los que frecuentamos su lectura, la importancia de ser uno mismo ya que el resto de los papeles están cogidos. El alegato contra la uniformidad del escritor británico es tan certero como irónico y rebosa esa sabiduría elaborada, mano a ... mano, entre su exquisita formación y su dura experiencia vital. Sé tú mismo porque el resto de los papeles ya están repartidos. Viene a cuento la cita al posar la mirada, lo más serena posible, sobre la singularidad de los loreños cuando sacan en procesión a su Virgen de Setefilla. Una virgen sobre andas que procesiona a su manera, como ellos mismos entienden que debe caminar su Señora. La agitación que provoca entre los hermanos para agarrarse a las parihuelas marca la diferencia con la forma de andar los pasos que lo portan los costaleros. Es otra forma de entender y expresar un sentimiento. Aquí nos movemos de costero a costero, racheamos el paso o hacemos que algunas vírgenes de barrios castizos muevan sus caderas al ritmo de la música de percusión y viento. Los loreños se fajan por llevar a Setefilla sobre sus hombros, electrocutados por la emoción de una fe tan expresiva como sincera.
No me escandaliza su singularidad. La personal forma de llevar a su Madre Universal, como cantó Silvio y escribió Pive Amador. Yo no me creo que haya un sistema métrico decimal que regule, académicamente, el arte de portar a una imagen sacra que invalide las demás. La soberbia, muchas veces, se expresa con un reglamento de exclusividad que sanciona todo lo que no sea como uno cree que debe ser. Contra ese pecado capital se levanta, como un mandamiento al amor propio, la rebeldía de ser tú mismo, de expresar las alegrías y tiriteras de tu credo como te enseñaron la fe de tus mayores. Que aquí se escandalizaran unos estreñidos soltando ventosidades más altas que su trasero es una de las mil formas que tienen algunos en esta ciudad de expresar su mejormundismo.
Me ganan la gente que son fieles a sí misma. Un aforismo asegura que no debemos tener miedo a ser diferente, sino a ser igual que todos los demás. Bendiciones caigan sobre los loreños por ser valientes y ser distintos. Bendiciones les regale el cielo por expresar su amor sin filtros y sin complejos. Se trataba de hacer de la Magna un foro abierto de religiosidad y piedad popular. Ahí tenéis una forma de entenderla y expresarla. En la calle, los loreños no cayeron en la tentación de engañarnos ni engañarse. Fueron leales a su bandera de Setefilla. Tan directos y fogosos como otros hermanos cercanos a Doñana que, cuando la margarita sueña con ser romero, llevan a la Virgen a su manera, desde mucho antes del alba hasta que el sol brilla en todo lo alto de su cielo marismeño. Algunos escandalizados se deberían poner las gafas de ver de cerca para no tener faltas de ortografía memorísticas en las lecturas de cómo se expresa la piedad popular.
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