TRIBUNA ABIERTA
La fuente de la Alameda
En la reforma que prevé hacer el Ayuntamiento no hay referencias a la que fue la fuente más importante de Sevilla

Recientemente se ha dado a conocer el proyecto de remodelación de uno de los espacios públicos más simbólicos de Sevilla que no es otro que la Alameda de Hércules. Dicho proyecto es por completo loable, ya que se trata de uno de los ámbitos más ... representativos del urbanismo de la ciudad, tanto en la actualidad como lo fue en el pasado.
En los planes de reurbanización de este lugar no aparece ninguna referencia a la que fue la más importante fuente de Sevilla, que tuvo siempre una enorme popularidad, ya que a ella acudían a diario para abastecerse de agua gran cantidad de personas debido a que ofrecía la mejor calidad del preciado líquido. Esta consideración aparece ya recogida en el famoso libro anónimo titulado 'Vida y hechos de Estebanillo González', editado en 1642. Este pícaro personaje era aguador y presumía de engañar a sus clientes ofreciéndoles «el agua fría de la fuente de la Alameda», que sin embargo la sacaba de cualquier pozo o aljibe del centro de la población para ahorrarse el largo trayecto hacia dicho lugar.
Ciertamente, el agua de la Alameda era de muy superior calidad a la que procedía de las fuentes que había el casco viejo sevillano, que en muchas ocasiones era salobre por proceder de las corrientes subterráneas que discurrían por el subsuelo de la ciudad. Ello se debía a que a la Alameda llegaba el agua conducida a través de tuberías subterráneas desde la llamada Fuente del Arzobispo, cuyo líquido era de muy alta pureza y transparencia. Dicha fuente estaba a las afueras de la ciudad, camino de Carmona, y de ella se aprovisionaban todos los caminantes que transitaban hacia las poblaciones más próximas.
La confluencia de sevillanos para obtener agua de la fuente de la Alameda era tan abundante que, según informa Ortiz de Zúñiga en sus 'Anales de Sevilla', el Ayuntamiento hubo de proteger el orden en dicho espacio con un alguacil, sobre todo para pacificar las peleas de los muchos aguadores que allí acudían a llenar sus cántaros y luego vender el agua por la ciudad, especialmente en verano. También eran frecuentes las riñas entre los particulares que iban a buscar agua para sus casas y que peleaban por tener de inmediato un turno privilegiado en su aprovisionamiento.
La existencia física de dicha fuente quedó plasmada en las numerosas pinturas que se hicieron sobre todo en la primera mitad del siglo XVII, de las cuales sólo tres han llegado a nuestros días. Se encuentran respectivamente en la Hispanic Society de Nueva York, en una colección privada de Suiza y en el colegio de San Albano de Valladolid, siendo esta última la de más calidad de las tres y la que ofrece una mayor precisión en la descripción de la fuente situada justo delante de las columnas de Hércules y Julio César. Su taza es octogonal y de ella emerge un surtidor rectangular rematado en bola, del cual salen cuatro caños dirigidos a cada uno de los puntos cardinales.
En la pintura conservada en la colección Kisters Kreuzlinger de Suiza se narra perfectamente cómo en torno a la fuente aparecen descritas gentes que ordenadamente guardan su turno, pero también la furiosa pelea de dos aguadores que ruedan por el suelo ante la presencia autoritaria de un alguacil que desenvaina su espada para pacificar a los contendientes e imponer el orden.
Aparte de la descripción de la fuente, resulta interesante en estas pinturas la captación en perspectiva del paseo de la Alameda con gentes a pie, a caballo y en carroza. El fondo se cierra con el perfil del convento de Belén, con su espadaña que sobresale de la línea del modesto caserío.
Sobre la importancia de la fuente de la Alameda puede señalarse que, en mi opinión, en la pintura de 'El Aguador' de Velázquez, actualmente en la Apsley House de Londres, los cántaros que aparecen junto a él deben de estar llenos del agua de la Alameda, que rezuma sobre su barro. También en la popular pintura de Murillo que representa al 'Niño espulgándose', y que se encuentra en el Museo del Louvre, aparece un cántaro que alude sin duda a que el muchacho era aguador, siendo muy probable que el agua procediese de la célebre fuente sevillana.
Sirvan estas consideraciones para sugerir que sería una excelente idea reconstruir la fuente que hemos descrito y que en el pasado fue un elemento fundamental a la hora de proporcionar la mejor agua que se bebía en la ciudad.
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