tribuna abierta
A Roma…
Tengo la impresión de que el traslado del Cachorro a Roma servirá para algunas cosas, pero no para evangelizar y añadir creyentes al Reino

SEGÚN mi Hermano Mayor, las deliberaciones de un Cabildo son tan secretas como las de un Consejo de Ministros. Por este motivo escribo estas consideraciones con la intención de sacarlas de mi interior, para no tener una mala digestión y asimilarlas, intentando conseguir un buen ... provecho.
El Cabildo de referencia, celebrado el pasado 6 de mayo, tenía como único tema la invitación del Papa al Cristo a viajar a Roma el próximo mes de mayo de 2025, con motivo de la clausura del Congreso de Religiosidad Popular y, al mismo tiempo, la celebración del año Jubilar, ambos a celebrar en Roma y el próximo año.
Consecuencia de lo anterior es que no voy a sacar a la luz nada de lo dicho en el referido Cabildo. Por ello traslado cita textual de la citación a los hermanos al mismo: «Traslado, para su aceptación, de la invitación del Papa Francisco a participar en el Jubileo de las Cofradías en 2025 en Roma». Me queda claro que, si los hermanos tenían que aceptar la invitación papal, debería habérseles ofrecido la posibilidad tanto de aceptarla como de rehusarla. Y esto fue lo que algunos hermanos pedimos: una votación que nos diera esa posibilidad.
Fuera de lo sucedido en este Cabildo, quiero manifestar mi reflexión personal sobre los motivos de esta invitación papal. El Papa ha firmado la invitación que el arzobispo Fisichella le ha presentado a instancias de Paloma Saborido, miembro del citado Congreso de Religiosidad Popular, porque ambos están muy interesados en que tanto el año Jubilar como el Congreso tengan una gran repercusión mediática. Y no me cabe duda de que trasladar la esencia de la Semana Santa sevillana y malagueña a Roma iba a copar las portadas de muchos medios de comunicación. Estoy totalmente convencido de la buena voluntad, tanto de Fisichella como de Saborido. Pero pienso que ello no es una razón suficiente para aceptar la amable invitación de Francisco.
También me planteo el volumen económico de esta operación que no debe de ser barata. El coste de trasladar, no solo las imágenes del Cachorro y de la Esperanza malagueña, también todos los enseres procesionales, viaje de costaleros, bandas de música, la construcción de un habitáculo para el montaje de los pasos y su posterior desmontaje, no debe de ser una cantidad despreciable. Y todo ello va a ser abonado por el susodicho Congreso de Religiosidad Popular, con los fondos que esperan recaudar de, digamos que, de «entidades caritativas».
En las páginas de ABC del pasado domingo, José Cretario da a entender que nuestro Hermano Mayor «sabía que un grupo muy identificado iba a evitar que se aceptara la invitación por aclamación». Esto me parece grave por parte de un Hermano Mayor, que pide secreto en las deliberaciones del Cabildo y, sin embargo, señala que sabía que algunos hermanos estaban confabulados. Yo hablé en el Cabildo manifestando mi opinión y di mis razones y mi voto negativo al traslado del Cristo a Roma, pero lo hice desde mi conciencia y no confabulado con ningún grupo. Sí me ha llamado la atención la cita del último viernes del Cachorro, mensaje que la Hermandad envía todos los viernes, y que cito textualmente: «Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen». ¿Tengo que entender que los que votamos no, tenemos que ser perdonados? ¿Solo saben lo que hacen los que votaron sí?
Yo cambiaría mi voto si todo esto terminara como los Hechos de los Apóstoles con el discurso de Pedro: «Los que acogieron su palabra se bautizaron y aquel día se les agregaron unos tres mil» Hch 2, 41. Pero tengo la impresión de que esto servirá para algunas cosas, pero no para evangelizar y añadir creyentes al Reino. No digo tres mil, con trescientos me conformaba.
Solo me resta manifestar mi deseo de que, ojalá, tanto el Hermano Mayor, como el Rector de la Basílica tengan razón, aunque ello signifique mi error y todos veamos al Cachorro de vuelta de Roma con sus brazos extendidos y abrazando tanto a los que votaron sí, como a los que hemos votado no. Que él nos bendiga a todos.
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