LA SUERTE CONTRARIA
Cuentos de Adas
Me están entrando unas ganas locas de que Netanyahu responda a Colau con una foto dedicada del niño de Canet; porque eso sí que es apartheid
Ada Colau rompe relaciones con Israel, que es algo así como si yo rompiera relaciones con Monica Bellucci. Pues molt bé, pues adiós. No sé si Israel podrá recuperarse de esta. Como comprenderán, que Colau se enfade con Israel, me tiene sin cuidado. Sin embargo, ... me preocupa y mucho el decreciente talento que muestra la izquierda para la queja y la reivindicación chorra, ese territorio en el que siempre se han movido como peces en el agua. Habría que decirles que usar el comodín de Israel no es suficiente, no da el nivel mínimo y se les exige más porque sabemos que son capaces de más. No es tolerable entrar en precampaña rompiendo relaciones con Israel como si fueran unos aficionadillos, ya se sabe: toros, Iglesia, Real Madrid, capitalismo, imperalismo yanqui, OTAN, Israel. Ya me contarán qué facilón, qué cosa más manida, eso es un cinco pelado, algo de 1980, como de primero de agitación progre, de cursillo de introducción del buen antisistema. Aunque empiezo a pensar que lo que en realidad ha pasado es que donde ponía 'alentar el antisistemismo' alguno ha entendido el 'antisemitismo', se lío el tema, una cosa llevó a la otra y el sainete termina con Colau echando al buzón una carta dirigida a Benjamin Netanyahu –en serio– en lugar de preparando adoquines para lanzar a los Mossos, como es costumbre.
En la carta –me la imagino rosa, perfumada y con un corazón encima de la 'i' de 'Israel'– se les acusa de «ejercer un apartheid sobre el pueblo palestino» y se justifica por la tradicional solidaridad de Barcelona «con los pueblos oprimidos». Y no sé qué es peor, si la palabra 'solidaridad' o la palabra 'tradición'. Pero, además de la risa, me están entrando unas ganas locas de que Netanyahu responda a la alcaldesa, a esa mezcla entre la Abeja Maya y Pepe el Marismeño, con una foto dedicada del niño de Canet. Sin más palabras. Solo la foto del chaval. Porque eso sí que es apartheid. Y del bueno. Esa es la tradición que más nos importa por aquí, la de oprimir los derechos de los niños hispanohablantes. Y eso es lo que debería preocuparte a ti, porque empieza uno a estar cansado del compromiso kumbayá de la izquierda tontina con todas y cada unas de las causas excepto con las que de verdad importan, que son las que tienen más cerca. En la misma línea, hoy son los Goya y supongo que sentiremos la tradicional vergüenza ajena en forma de chapita y de demagogia de un grupete que protesta contra todo excepto contra lo que hay que protestar, que es, por supuesto, la ley que rebaja penas a violadores. Algo me dice que se les va a olvidar. Me encantaría ver la misma pasión en sus caras defendiendo a las mujeres hoy que si este desastre lo hubieran perpetrado PP y Vox. Pero se ve que este año no les toca a las mujeres ni a los niños que sufren apartheid institucional en Cataluña. Este año, los abajofirmantes tienen día libre. Y en los cuentos de Adas se atreven a acusar de apartheid a Israel, que es como romper relaciones con Caperucita por plantarle cara al lobo.
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