EDITORIAL
Sánchez radicaliza su muro en La Moncloa
Parece que los antecedentes difícilmente compatibles con el ejercicio de la libertad de expresión e información son un requisito para el ascenso en el sanchismo
Sánchez ha decidido promocionar al director de Comunicación del PSOE, Ion Antolín, al puesto de secretario de Estado de Comunicación, en sustitución de Francesc Vallés, que ha ocupado el cargo en los últimos tres años. La gestión de Antolín en Ferraz ha estado rodeada de polémica, que incluía señalamientos a periodistas que informaban u opinaban sobre el Gobierno, cuando no encajaban con la tesis del partido, y la utilización de inteligencia artificial para lanzar bulos y desinformaciones varias, además de amenazar, en represalia, a medios con vetar en los mismos la aparición de dirigentes socialistas. Antes el currículum profesional inhabilitaba a una persona para un puesto en la Administración o para desarrollar determinada función; ahora, parece que esos antecedentes, graves e incompatibles con el ejercicio de la libertad de expresión e información, son un requisito para el ascenso, al menos en el sanchismo, donde a estas alturas priman los perfiles radicales.
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