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La tercera

Mujeres de Corinto…

«Los ciudadanos de sexo femenino, cuya tutela se arroga el Estado, quedan emparedados en una esterilizadora minoría de edad, moral como política. Es la ruina de lo que fuera gran tarea de dos siglos: alzar la igualdad jurídica sin distinción de individuo. Todo se cifra en un postulado que debiera resultarnos elemental: ante el Estado, no hay mujeres ni hombres; hay ciudadanos, cuyo sexo es un asunto privado, del cual el Estado debe ser excluido»

Gabriel Albiac

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Se legisla, no para mujeres u hombres. Ni siquiera para ambos. Mujeres y hombres existen en lo privado: que ha de ser defendido como espacio sagrado, previo y exento al Estado. Las leyes regulan las combinatorias entre dos históricas abstracciones: Estado y ciudadano. Y, sobre ... ellas, aplican una red codificada de normas destinadas a frenar su destrucción mutua. Sin su coherencia, vivir en sociedad sería imposible. No hay leyes para varón o hembra. Las normas que codifica una constitución buscan delinear sujetos hábiles para el juego que el Estado arbitra. Porque, a la variopinta diversidad de los individuos, debe el Estado sobreponer la cuadrícula de un idéntico ajustarse a reglas.

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