Probamos la tercera generación del VW Beetle

En 1945 salía de la fábrica el primero de los «escarabajos». Un Coche del pueblo que poco tiene que ver con esta tercera generación de un modelo que tendremos que clasificar en la categoría de los compactos, al igual que su hermano, el Golf.

La tercera generación del Beetle es más baja. El coche es menos redondeado, y aunque mantiene los mofletes sobre las ruedas delanteras y traseras que recuerdan sus orígenes, ha ganado en deportividad, si hablamos solamente de su aspecto exterior.

Este acabado Sport, destaca por su tremendo alerón trasero que tiene su función aerodinámica y bajo el cual se esconde un maletero de 310 litros, con un portón gigante.

En el resto del interior, calidad Volkswagen en sus acabados, y estilo retro tanto por el tamaño del volante como por el diseño de los relojes indicadores y la doble guantera.

Y en cuanto a la mecánica, los 160 caballos de gasolina nos permiten por un lado una conducción tranquila y relajada en ciudad, y además da una sensación de suavidad y confort destacable, con una insonorización perfecta.

Pese a tratarse de un gasolina, el consumo es bastante normal. Nosotros hemos conseguido una media de unos 7 litros a los 100 , después de hacer recorridos por ciudad, con sus atascos, carretera y autopista. Por lo que el comprador no se va a dejar el sueldo en la gasolinera.

Volviendo al tópico, quien se haga con uno de los Beetle de nueva generación va a disfrutar por su mecánica, pero también por su estética. Y tendrá casi la seguridad de que ninguno de sus vecinos va aparcar un coche igual al lado del nuestro.