Tusk contra Kaczynski: La enemistad personal que ha dado forma a la política polaca de los últimos 20 años
En las elecciones de este domingo se batirán en combate de nuevo en las urnas, en las que los polacos votan en un clima de crispación y fragmentación social
¿Por qué las próximas elecciones en Polonia y Eslovaquia son tan decisivas?

Durante un breve momento de la historia, los liberales de Gdańsk, el grupo que Donald Tusk dirigió en los años 90, estuvo en el mismo bando político que Jarosław Kaczyński. Acababa de caer el Muro de Berlín y ambos apoyaron a Lech Wałęsa para ... la presidencia de Polonia posterior al régimen comunista. Los liberales formaron brevemente parte de la Alianza del Centro (PC), el partido formado por los gemelos Kaczyński, que querían que Wałęsa eligiera como primer ministro a Jan Olszewski, el hombre que ocuparía el cargo un año después, tras las primeras elecciones libres. Wałęsa, sin embargo, eligió al candidato al que apoyaba Tusk, el liberal de Gdańsk Jan Krzysztof Bielecki, para encabezar el primer gobierno bajo su presidencia.
Los liberales de Gdańsk estaban más centrados en la economía, que Wałęsa consideraba prioritaria, o esa fue al menos la justificación que ofreció, pero los Kaczyński se lo tomaron como un desplante personal, un cuestionamiento a su liderazgo, y adoptaron una actitud hostil que se ha prolongado hasta nuestros días. El enfrentamiento entre Jarosław Kaczyński y Donald Tusk, la competencia entre ambos y la edificación de dos carreras políticas basadas en la enemistad con el oponente ha dado forma a la vida política polaca de las últimas dos décadas.
En las elecciones de este domingo se batirán en combate de nuevo en las urnas, en las que los polacos votan en un clima de crispación y fragmentación social. Su rivalidad reemplazó la antigua división entre los poscomunistas y Solidaridad y hoy en día se manifiesta en cada detalle de la política polaca. Allí donde Tusk cultiva las relaciones con Bruselas, Kaczyński se asienta en las posturas más antieuropeas.
Si Kaczyński considera el legado de Juan Pablo II como patrimonio polaco, Tusk se distancia y abre la puerta a cualquier voto anticatólico. Kaczyński profundiza en el surco del conservadurismo populista mientras Tusk revolotea en el ideario liberal. Kaczyński procalama un nacionalismo obrero y Tusk agrada a los emprendedores. Ambos se conforman en la posición al otro, hasta el punto que, si Tusk renueva su vestuario y opta por un estilo informal, Kaczyński cada día se ajusta más la corbata.
El caso es que, estudiando a fondo sus ideas de base, resulta que no son tan diferentes como pueda parecer. En 2005, de hecho, ambos abordaron la negociación para formar un gobierno conjunto, al que apuntaba el resultado electoral. Pero dos machos alfa de la política conservadora no caben en el mismo ejecutivo y el odio y la desconfianza mutua dieron al traste con las conversaciones. Desde entonces se han ido alternando en el gobierno y han ido penetrando más y más en la cueva de su antipatía mutua. Si están en la misma habitación, saltan chispas. No coinciden en un debate electoral desde 2007 y en esta campaña electoral el que se ha negado es Kaczyński, seguramente porque sabe que su proyección mediática no alcanza a la Tusk.
En su afán por diferenciarse del otro, han ido componiendo dos visiones de Polonia muy diferentes entre sí. Tusk quiere una Unión Europea cada vez más estrecha, políticas económicas neoliberales y una sociedad más secular y liberal. Kaczyński habla de una Europa de Estados nacionales, promuebve políticas económicas y sociales más igualitarias e intervencionistas, junto a un conservadurismo cultural que proteja a la Iglesia católica, así como las tradiciones y la historia polacas. El acontecimiento que polarizó aún más a ambas partes fue sin duda la tragedia aérea de Smolensk. Para Jarosław Kaczyński fue un asunto profundamente personal, ya que en ese accidente aéreo perdió a su hermano gemelo y a su cuñada, así como a muchos colegas importantes del partido. Para Donald Tusk y el PO, después del shock inicial, significó la oportunidad de beneficiarse del vacío de poder. Ahí el enfrentamiento adquirió tonos derdaderamente dramáticos. Kaczyński llegó a acusar en público a Tusk: „tú mataste a mi hermano«.
El gobierno del PO de Tusk , a juicio del partido de Kaczyński, Ley y Justicia (PiS), no llevó hasta el final las investigaciones sobre la tragedia aérea. El PiS fue atacado por construir su posición política a partir de la pérdida y el trauma. El PiS perdió las elecciones presidenciales de 2010 y las parlamentarias de 2011. Regresó al poder en 2015 después de ganar las elecciones presidenciales y parlamentarias, y se ha mantenido en el poder hasta ahora. Con Kaczyński a punto de cumplir 75 años, cabría pensar que ha llegado la hora de un relevo generalicional que termine con el protagonismo político de esta rivalidad, pero odio inyecta una considerable vitalidad en el viejo zorro de la política polaca, que para nada habla de retirarse. Su familia ya consiguió una vez que se retirase de la primera línea, pero su animadversión se impuso a los consejos de sus médicos y, hoy por hoy, insiste en la lucha contra Tusk le impulsa a mantenerse en activo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete