Trump y Putin ponen sobre la mesa de negociaciones el gasoducto Nord Stream 2

Las negociaciones para la paz en Ucrania que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha impulsado en sus contactos con Vladímir Putin, han vuelto sin embargo a poner sobre la mesa la reactivación del proyecto. Al menos de parte de él. El experto en política exterior de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Roderich Kiesewetter, ha confirmado varias reuniones mantenidas por el ex director general de Nord Stream 2 AG, Matthias Warnig, con varios inversores estadounidenses dispuestos a trabajar en la puesta en marcha del gasoducto, de las que había informado anteriormente Financial Times.

Estos contactos se estarían llevando a cabo en el marco de las negociaciones de paz para Ucrania y contarían con el visto bueno, tanto por parte de Trump como de Putin. «Una posible puesta en servicio de Nord Stream 2 es una señal de que Estados Unidos está del lado del agresor», ha denunciado Kiesewetter.

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Rosalía Sánchez | Corresponsal en Berlín

Si bien rechazan frontalmente la nueva puesta en marcha del gasoducto los partidos políticos del gobierno todavía en funciones en Alemania, la 'coalición semáforo' de Olaf Scholz, de la que forman parte socialdemócratas, liberales y verdes, que ha llevado a cabo un enorme esfuerzo para hacer a Alemania independiente del gas ruso, el nuevo gobierno en fase de negociación y del que formarán parte la CDU y un nuevo cuadro del Partido Socialdemócrata podría estar más abierto a la idea.

«Si algún día se encuentra una paz justa y segura, entonces también se nos debe permitir a nosotros volver a hablar de comprar gas ruso», defiende Jan Heinisch, vicepresidente del grupo parlamentario de la CDU en Renania del Norte-Westfalia y miembro del equipo de negociadores de la gran coalición sobre Clima y Energía. «Rusia es un posible proveedor entre varios en el mundo». No se sabe si esto se hará por mar o por oleoducto.

Otro miembro de la CDU en el Bundestag, Thomas Bareiß, ha reaccionado con asentimiento a la posibilidad de la puesta en marcha de Nord Stream 2 como parte de un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia para resolver la guerra de Ucrania y posiblemente con la participación de un inversor estadounidense. No sin cierta ironía, Bareiß se ha declarado «impresionado por lo emprendedores que son nuestros amigos americanos« y ha sentenciado que, «cuando vuelva a prevalecer la paz y las relaciones se normalicen, cuando los embargos tarde o temprano retrocedan, por supuesto que el gas puede volver a fluir, tal vez esta vez en un gasoducto bajo control de Estados Unidos».

Por parte de Los Verdes, sin embargo, la resistencia es manifiesta: «La gran coalición amenaza con causar un gran daño al país aquí si pone en peligro por descuido la mayor independencia de los combustibles fósiles de Rusia, ganada con tanto esfuerzo», ha advertido la vicepresidenta del grupo parlamentario de los Verdes, Julia Verlinden.

Lo último que ha dicho el Ministerio Federal de Economía, dirigido todavía en funciones por el verde Robert Habeck y al margen de las negociaciones en curso, es que «la cuestión del uso del gasoducto no se plantea». Otros expertos en energía, sin embargo, recomiendan posiciones más pragmáticas. Jacopo Maria Pepe, del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, reconoce que un oleoducto operado por un inversor estadounidense no beneficiaría a Alemania y conduciría a una «doble dependencia», pero sugiere que «si se abre un procedimiento de quiebra para la empresa operadora en mayo, el Estado alemán debería presentar una oferta».

«El oleoducto es solo una ruina en el fondo del mar en este momento, pero al menos sería nuestra ruina«, dice, y apunta que algún día se podría volver a importar gas de Rusia, o bien se podría construir un desvío a Finlandia e importar hidrógeno desde allí. Se está refiriendo a que la empresa operadora de Nord Stream 2, altamente endeudada, podría quebrar pronto. Según una decisión de un tribunal suizo, todavía tiene tiempo hasta el 9 de mayo para satisfacer a los acreedores. De lo contrario, se abrirá la quiebra, que corresponde a los procedimientos de insolvencia en Alemania. También subraya que , »en las condiciones actuales, la base para la reanudación de las entregas no puede ser un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia. Para que esto suceda, el gobierno alemán tendría que mantener conversaciones con la propia Rusia, de acuerdo con otros estados europeos, pero esto es muy difícil y políticamente difícil de comunicar«.